Desafío para creer
El Athletic confía en sacar su mejor versión en San Mamés para poner en apuros a un Barça que viaja con 19 futbolistas debido a la duda de Messi
bilbao - Competir frente al Barça de los últimos tiempos se convierte en un desafío. Es, además, un clásico, un partido con mucha tradición y que levanta una enorme expectación en Bilbao. El de esta noche no es una excepción. San Mamés vestirá sus mejores galas para empujar a un Athletic consciente del reto que tiene ante sí y que va más allá por ese plus estimulante que entraña. El conjunto rojiblanco ha pasado página al fiasco que firmó en el derbi de Anoeta, que supuso un retroceso en imagen y credibilidad. Sin embargo y parafraseando al actor escocés Sean Connery, “siempre hay un nuevo reto para mantenerse motivado”, y ese acicate lo encarna el Barça, el líder de LaLiga Santander y al equipo al que más se ha enfrentado el conjunto bilbaino en la última década, hasta en 33 ocasiones entre las diferentes competiciones, Liga, Copa y Supercopa.
El Athletic asume la exigencia que genera el conjunto de Ernesto Valverde, que regresa a Bilbao por segunda vez desde que cerrara su trayectoria como técnico rojiblanco. La marca de Gaizka Garitano se deja notar en los leones, que han cambiado de registro con el derioztarra en el banquillo y esta noche se presenta una buena oportunidad para reiterar en las amables sensaciones que mostró el Athletic en su dos duelos más recientes en La Catedral, saldados con sendas victorias convincentes frente al Sevilla y el Betis. Precisamente, San Mamés ha recuperado la fortaleza de antaño en esta nueva etapa, ya que el equipo bilbaino solo ha encajado un gol en los cuatro encuentros recorridos, lo que dice mucho del blindaje defensivo del que se ha dotado la tropa de Garitano, confiada en dar la campanada ante un Barça que se guarda la incertidumbre sobre la presencia o no de Leo Messi, renqueante de un fuerte golpe que recibió en el anterior duelo liguero frente al Valencia. Con todo, el argentino tuvo sus minutos el miércoles en el choque copero ante el Real Madrid y probablemente se alistará para la cita de esta noche, calificada como Valverde, que desplaza 19 futbolistas a Bilbao y entre ellos a Messi, de “muy importante” para su equipo, sobre todo tras el éxito del Madrid ayer en el derbi del Wanda Metropolitano.
sin concesiones No solo el Txingurri, que ayer cumplió 55 años de edad, está obligado a retocar su sistema por las ausencias de Jordi Alba, por sanción, y de Arthur, por lesión, al margen de la duda de Messi. Garitano también debe variar su plan. Pierde a Ander Capa, un intocable para el vizcaino, por sanción, con lo que Óscar de Marcos, ausente en el derbi, retornará al lateral derecho y emerge la incertidumbre de quién ejercerá por delante del de Laguardia. Ibai Gómez ocupó sin fortuna ese costado ante la Real Sociedad, pero el técnico podría inclinarse por Raúl García, que reapareció en Donostia y que ofrece ese gen competitivo que quizá le venga de perlas al colectivo bilbaino. En la medular, se intuye la presencia de Dani García, que cometió un error garrafal en Anoeta, y su pareja en la zona ancha se dirime entre Mikel San José y Beñat, quien fue suplente frente a la Real. El resto del once será el conocido, aunque Garitano pone el énfasis en la temeridad que supone dar concesiones a un conjunto de la excelencia técnica del Barça, matiz que tienen bien interiorizado los leones.
El Barça asusta, pero el Athletic se agarra a su ADN. Ya lo hizo en el Camp Nou, entonces bajo la dirección de Eduardo Berizzo, y esta noche confía en volver a dar mucha guerra al conjunto azulgrana, que también se muestra preocupado por ciertas virtudes que poseen los rojiblancos, tal como insistió ayer en Sant Joan Despí un Valverde que recela de los rojiblancos, a los que conoce perfectamente. Uno de ellos es Iñaki Williams, al que hizo debutar como león. El bilbaino ha cogido el testigo de Aritz Aduriz, baja para muchas semanas, y esta noche asume la misión de ejercer de referencia ante un Barça al que nunca ha marcado en liga. Un desafío colectivo para creer.