bilbao - El Athletic de Gaizka Garitano es un libro abierto. Se muestra a pecho descubierto y es fiel a la idea que aplica su entrenador desde que ejerce hace casi dos meses. El partido de ayer fue un retrato real de este Athletic, que es capaz de sacar juego intenso cuando le toca dominar los partidos y de replegarse como nadie cuando los encuentros se ponen feos y que le obliga a tirar de una versión defensiva que genera su punto de incertidumbre e incluso de riesgo. Sin embargo, el colectivo rojiblanco ha interiorizado el nuevo plan que se traduce en una colección de buenos resultados. Ayer llegó el segundo triunfo consecutivo en San Mamés, que aportó su granito de arena con un empuje mayúsculo, una plusvalía que no se daba desde abril de 2017, con los éxitos ante el Las Palmas (5-1) y el mismo Betis (2-1), casualmente con tanto de Iker Muniain en este último caso, como ocurriera anoche. El navarro eleva su cuenta del curso a seis tantos, uno menos que el pichichi Iñaki Williams, y acentúa una nueva piel que le genera más llegada.

Lo cierto es que los leones supieron sufrir en el segundo acto, culpa parte de ello por la oportunidad desperdiciada en los primeros 45 minutos, en los que fueron superiores al Betis y en los que carecieron del acierto necesario en el último pase como para haber materializado un segundo tanto que habría descubierto un partido bien diferente. El Athletic no hizo el 2-0 y dio aire al conjunto de Quique Setién, un grupo al que le gusta sobar muchisimo la pelota, pero que, afortunadamente para los de Garitano, adoleció de las soluciones necesarias y de un killer del área para tener más posibilidades de ver puerta. La última media hora se hizo, con todo, muy larga para el Athletic, especialmente los minutos finales tras la expulsión por roja directa de Óscar de Marcos, momento en que emergieron los Yeray, Iñigo, Capa, Berchiche, San José? que tiraron del necesario gen competitivo para proteger tres puntos de oro.