bilbao - Iñigo Córdoba (Bilbao, 13-III-1997) ha cambiado de registro. La destitución de Eduardo Berizzo como técnico le abrió las puertas a una nueva vida que le ha proporcionado el sustituto del argentino. Gaizka Garitano, sin más, ha reinventado al extremo zurdo, que ha cobrado un rol importante en el primer equipo bajo el ejercicio del derioztarra, que se ha volcado en sacar lo mejor de un futbolista que ya irrumpió con buenas sensaciones el curso pasado de la mano de José Ángel Ziganda, pero al que le hacía falta dar un salto cualitativo al que parece haber llegado en estos últimos partidos. Córdoba ha sabido leer el momento e interpretar lo que le exige el entrenador, consciente de que, gracias a su perfil, es un futbolista que puede ofrecer un rendimiento más alto a medida que aumente su recorrido.
La marca Garitano ha propiciado la reconversión de Córdoba, que tiene firmado con la entidad bilbaina hasta el 30 de junio de 2023 con una cláusula de rescisión que se eleva de los 30 a los 40 millones de euros en función de unas determinadas variables. El canterano, cuyo hermano pequeño Asier milita en el Bilbao Athletic, ha ganado músculo competitivo tras la salida de Berizzo, con el que apenas contó. El plan del actual técnico le exige un plus defensivo y se ha metido en ese papel desde el minuto cero, además de sentirse más liberado a la hora de ofrecerse por su banda. Córdoba, que acumula 54 encuentros como león, dispone de un evidente margen de crecimiento y la confianza con la que cuenta por parte del entrenador le ha servido de acicate para ofrecer un rendimiento más acorde a lo que se esperaba de un futbolista criado en la casa y del que se tenía puestas fundadas esperanzas en sus formadores en Lezama. Ziganda impulsó su ascenso al primer equipo en el verano de 2017, con los veinte años cumplidos y después de erigirse en una de las referencias del Bilbao Athletic en sus dos campañas en el vestuario del filial, en que era un fijo para el de Larraintzar, que no dudó en apostar por este extremo con descaro y al que había que dar un tiempo prudente para que se pudiera consolidar en la élite.
En su primera temporada en el Athletic, presentó un recorrido de 43 partidos oficiales (30 de liga, diez en la Europa League y tres más en la Copa), lo que desvela el protagonismo del que gozó. Como suele ser habitual en los recién llegados, también tuvo sus picos más bajos, sobre todo en los pasados meses de enero y febrero, en los que tuvo una presencia casi residual en las alineaciones, aunque Ziganda le recuperó en un momento delicado para el equipo y para el navarro, muy cuestionado por la masa social.
IMPLICACIÓN DEFENSIVA. La versión de Córdoba, que cursa estudios superiores de Marketing, ha sufrido un pequeño lifting. Garitano tiene parte de culpa. Al bilbaino le ha tocado dar una vuelta a su fútbol e implicarse un poco más en el matiz defensivo, en el objetivo de ayudar en su justa medida a la política proteccionista que aplica el técnico, que ha conseguido que el colectivo rojiblanco conceda pocas ocasiones a su rival, como así lo ratificó el domingo en el Estadio de la Cerámica y en los dos últimos capítulos de su reciente trilogía con el Sevilla. No en vano, solo ha encajado un gol en estos tres últimos compromisos. Y Córdoba ha aportado su granito de arena. Juega más cerca de Yuri Berchiche, y de Mikel Balenziaga cuando es este el que ejerce, con lo que refuerza un blindaje del que quizá se carecía en el etapa de Berizzo, que exigía otros conceptos que no dieron el resultado previsto.
Los números de Córdoba con Garitano son reveladores. El extremo ha comparecido en los nueve partidos oficiales que ha dirigido al conjunto rojiblanco el derioztarra, seis de liga y tres de Copa, un recorrido bien opuesto al que presumió con Berizzo. En este último caso solo tomó parte en cuatro partidos ligueros de catorce posibles y en solo uno, frente al Hueca en San Mamés, ejerció de inicio, para completar un total de 132 minutos bajo la gestión del de Cruz Alta. La apuesta por el técnico vizcaino le ha cambiado la cara a Córdoba, que ha sido titular en siete de estos nueve partidos -fue suplente ante el Valladolid y en el Sánchez Pizjuán en el duelo de Copa- y ha sumado 593 minutos, con lo que se convierte hasta la fecha en uno de los más utilizados por Garitano, que no ha dudado en destacar la valía del bilbaino, un activo de presente y futuro.