El calvario de San Mamés
El athletic ofrece el registro más bajo de victorias en bilbao, cinco, desde que se instaurara la liga de veinte equipos tres décadas atrás. sus números son cercanos a los del bienio negro
bilbao - Este Athletic camina de espaldas a su historia. Se ha despojado del aura de San Mamés, que ya no es su guardián. El retrato de lo sucedido el lunes frente al Levante es sintomático. El público de La Catedral, que registró la entrada más pobre en un partido de liga, se ha resignado a un continuo ejercicio de espanto en la mayoría de los encuentros que ha consumado el conjunto rojiblanco en su feudo, que se ha convertido en una bicoca para sus visitantes, lo que sangra en la masa social, que no ha dudado en manifestar su hartazgo debido a los fiascos más recientes. Batacazos que sí eran imprevistos, sobre todo porque el colectivo de José Ángel Ziganda, conocedor de que su recorrido como técnico del primer equipo se reduce a las cuatro jornadas que restan de la competición de la regularidad, ha acentuado su decadencia ante rivales como el Deportivo, con pie y medio en la Liga 1/2/3, y el mismo Levante, que tiene prácticamente asegurada la permanencia con los tres puntos que sacó de Bilbao. Y lo ha hecho en estos dos casos pocos días después de brillar en el Estadio de la Cerámica y reivindicarse en el Santiago Bernabéu, por lo que ofrece un análisis interno que explique semejante trastorno bipolar.
El Athletic sufrió ante el Levante su cuarta derrota en San Mamés, la segunda consecutiva por primera vez. Este dato es anecdótico, porque lo que aflora en el entorno athleticzale es el hecho de que solo haya sido capaz de sumar cinco éxitos en los diecisiete encuentros disputados como local, una estadística que, a a día de hoy, supone una marca histórica en clave negativa. Esta cantidad de victorias en Bilbao asoma como la más reducida desde que la competición liguera, temporada 1988-89, cuenta con veinte escuadras, salvo aquel insólito bienio de 22 equipos, un matiz revelador de la angustia que padece el grupo de Ziganda cuando comparece ante los suyos. El propio entrenador tampoco encuentra unas razones tangibles: “Fuera, por momentos, ha habido partidos buenos, pero en casa nos cuesta una barbaridad. Le damos vueltas, pero no conseguimos regularidad ni resultados. Le damos mil vueltas preguntando el por qué y lo que queda es ir a por el siguiente partido”.
El conjunto rojiblanco ha agotado toda posibilidad de pujar por la séptima plaza, que da premio a la Europa League gracias al título de Copa conquistado por el Barça que también se hará a corto plazo con el entorchado de liga. Un fiasco que se explica por los problemas de juego que ha evidenciado en San Mamés, donde ha cosechado también ocho empates, por lo que su saldo de puntos, a falta de otros dos compromisos caseros (Betis y Espanyol) se limita a 23, la segunda tarjeta más baja y que solo supera a la de la inquietante campaña 2006-07, con 22 puntos totales y en la que el entonces equipo dirigido en primera instancia por Félix Sarriugarte y después por José Manuel Esnal, Mané, evitó el descenso en la última jornada, curiosamente frente al Levante. Aquel Athletic cerró la liga con 40 puntos, los mismos que poseen a día de hoy los leones, a los que ya solo les queda el objetivo de maquillar unos números que les pueden marcar.
dos oportunidades El vestuario asume que el curso está perdido, pero por delante restan pequeños retos que eviten una merma mayor del prestigio del grupo, obligado a saldar deudas con San Mamés. El sábado el Athletic afrontará en Anoeta un exigente y complicado derbi ante la Real Sociedad, que debe temer la solvencia rojiblanca en sus desplazamientos. Tras el mismo, los leones se citan en Bilbao con el Betis, que quiere certificar su billete europeo, en un encuentro en el que buscarán la sexta victoria, con lo que igualaría la nómina de aquel cierre del llamado bienio negro. Ya en la penúltima jornada, los de Ziganda comparecerán en Mendizorrotza ante un Alavés salvado y que pondrá a prueba al conjunto bilbaino, que baja la persiana con el duelo ante el Espanyol en La Catedral, en el que será el último servicio del de Larraintzar, el más deteriorado de esta situación.
El Athletic solo pueda optar a un tope máximo de siete triunfos en Bilbao y a un cómputo de 29 puntos caseros, con lo que superaría los 27 del ejercicio 2005-06, el segundo más pobre en las tres últimas décadas. Aquella liga, bajo el mando de Javier Clemente, los leones llegaron a la cifra de 45 puntos, listón que confían en superar los rojiblancos, que quieren huir de los números de esos dos ejercicios que tanto desgaste ocasionaron a la entidad de Ibaigane, que también pasó momentos duros en la campaña 2000-01, entonces bajo la dirección técnica de Txetxu Rojo. San Mamés ha ejercido como un calvario para este Athletic, consciente de que tiene que lavar su imagen.
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