Portugalete - Se trata casi de un santuario del Athletic. No lo es por su magnitud, con apenas unos 50 metros cuadrados de superficie. Ni por una saturada decoración rojiblanca. Lo es porque los contados cuadros que ocupan sus paredes recogen instantáneas de Unai Núñez, que encarna una de las brillantes irrupciones esta campaña del conjunto rojiblanco. Junto a esas imágenes, cuelgan otras de su hermano, Asier, tres años mayor y que milita en el Portugalete, segundo clasificado del grupo IV de Tercera División. Los dos tienen en común muchas cosas más allá de los apellidos. Son defensas centrales y sus físicos son casi idénticos. Su padre, Abel, fue, además, un conocido stopper del Barakaldo en las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX, y también del Portugalete y Larramendi, entre otros. O sea, de casta le viene al galgo. Por eso, en la Degustación Acrópolis, sita en la popular Plaza Maestro Hernández de Portugalete, se habla de fútbol desde la apertura al cierre. Abel, el aita, está al mando de la barra, que comparte junto a sus hermanos Carlos y Guillermo. Sobre las 10.30 horas del viernes, varios clientes de este establecimiento debatían sobre el partido que el miércoles jugó el Athletic en el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid. Había, como aliciente, un motivo más a todo lo que genera este clásico de la liga. Unai. El hijo pródigo de Repelega, singular barrio alto de la villa. El defensa fue uno de los más destacados del conjunto de José Ángel Ziganda y tuvo a raya a Benzema y al mismísimo Cristiano Ronaldo, con el que pudo en varias pugnas físicas. “Solo hizo (Ronaldo) lo del tacón, ya es mala suerte. ¡Si no hizo más en todo el partido!”, clama el padre de Unai, ajeno a la presencia de personas nada habituales en su local, entre ellos este redactor y el fotógrafo. Los familiares directos de los leones no tienen permiso para hablar públicamente con los medios de comunicación.
Sí lo tienen los ciudadanos de a pie. En este caso, los vecinos de Unai Núñez, que ha sorprendido a propios y extraños en su primer curso en el Athletic, con el que ha disputado ya 31 partidos oficiales, uno solo de ellos como suplente. Repelega, en este sentido, muestra su orgullo por un chico del barrio tan ilustre y que se ha hecho así mismo desde que llegara a Lezama en edad alevín procedente del Danok Bat. “Es un chaval muy discreto, cabal y que ha asimilado los valores que se le ha inculcado, porque su padre también ayudaba en esta faceta. Nunca se ha creído nadie especial, entrenaba día a día y se fijaba mucho en su aita y en su hermano Asier, aunque este no tuviera la oportunidad de jugar aquí”, resaltan en la factoría rojiblanca, donde dicen sentirse encantados con futbolistas del perfil del portugalujo, que en edad escolar estudió en el colegio Amor Misericordioso de Sestao.
Unai Núñez (Portugalete, 30 de enero de 1997) tiene su vida puertas afuera del Athletic. DEIA recorre durante dos horas los puntos de referencia de Repelega, un barrio de unos 15.000 habitantes y donde muchos continúan con la defensa de la mítica proclama de los años noventa del siglo XX en este enclave portugalujo: Errepublika independiente. El bar propiedad de su padre y de sus tíos desde hace 25 años es un hervidero durante la tarde del viernes, aliado por la agradable temperatura, 27 grados. Jesús Matey, Javier Rodrigo, Antonio Vasco y Javier Gómez forman parte de una cuadrilla futbolera y asidua al Acrópolis. El último mencionado es hincha declarado del Madrid, lo que acentúa el morbo. “Unai es un chico del barrio, es un campechano, aunque ahora se deja ver menos por aquí. Quizás sea por la fama”, declara con toque de humor vasco, que pone en valor el impacto del central rojiblanco en el barrio. Matey añade un matiz, que ofrece un punto de censura a los medios: “Es un orgullo para Repelega, pero sí molesta que lo obvien, que digan solo que es de Portugalete. Espero que cambie... Abel (el aita) le ha inculcado sus valores, le aconseja mucho. Él es un perro viejo, ya lo era como jugador”. Javier, el merengue, reconoce que Unai no le convencía pero con el paso de los partidos “ha demostrado que estaba confundido” y admite que le hizo “un gran marcaje a Ronaldo, pero también el Madrid jugó relajado”, dice después de proyectar una pequeña queja por tener que posar con una foto de Unai en un lance con el barcelonista Luis Suárez: “¡Esto no se hace a un madridista!”.
La plaza Maestro Hernández es punto de encuentro de los residentes de Repelega. Begoña Pérez dialoga en una terraza en el exterior de otro local con Conchi, Arantza, Estibaliz y Julen Aranburuzabala. Este, Conchi, su esposa, y Begoña son vecinos de calle del central rojiblanco. Esta última lo es incluso de portal y conocedora de Unai y de toda su familia. “Es un chico genial. Le conozco desde que era un mocoso. Unai y Asier, que vive con sus padres, han heredado el fútbol de su aita. Es un chaval humilde, que no se lo tiene creído. No tenemos ascensor en el bloque y cuando me ve con las bolsas de la compra no duda en ofrecerse a ayudarme. Es muy amable, muy cercano”, sentencia Begoña, reflexión que comparte Julen, que le sigue con sumo interés como athleticzale que es: “Sale muy bueno. Es muy poderoso y mejora partido a partido, como lo demostró ante el Madrid”.
El mercado de Abastos supone un foco identitario de Repelega, aunque el histórico edificio de tres plantas será demolido a finales de este año para ser reemplazado por pisos. Carlos es propietario de uno de los cinco puestos que continúan abiertos. Es una carnicería. El es de Alonsotegi, exdirectivo del Larramendi, cuando vio jugar al aita de Unai. “Me gusta, me recuerda a su padre. No se achica, va muy bien al corte, es muy valiente para ser su primer año en el Athletic. Le veo mucho futuro”.