Crans-Montana (Suiza) - A Iban Urkiza (Ondarroa, 8-I-1983) los ojos se le iluminan al hablar. Es, posiblemente, una de las primeras veces en las que atiende a la prensa, si no la primera, y en cada frase demuestra la pasión con la que vive su trabajo. Las palabras le salen casi por sí solas, apenas necesita unos pocos segundos para responder. No tiene guion. No al menos para atender a los tres periodistas que siguen la actualidad del Athletic en su retiro de Crans-Montana. Su libreto es otro y está lleno de ejercicios físicos. Los mismos que repasa cada noche y minutos antes del inicio de cada sesión de entrenamiento. No quiere dejar ni un solo detalle sin pulir. Él, que admite abiertamente que le hubiera gustado “jugar en el Athletic” pero que se tuvo que conformar con hacerlo en “Primera y Segunda regional con el Aurrera de Ondarroa”, está disfrutando de su equipo, con el que ha “reído y llorado desde pequeño”, de otra manera. No luce dorsal, tampoco camiseta de rayas. Su función es otra, más oscura, pero de vital importancia. Es el nuevo preparador físico, el encargado de poner a tono a los leones para que estos lleguen en la mejor condición posible al estreno del próximo 27 de julio.

Asume Urkiza que su promoción desde el Bilbao Athletic al primer equipo de la mano de José Ángel Ziganda supone “un salto cualitativo bastante grande”. “A nivel emocional te puedes imaginar lo que supone después de haber llorado y reído con este equipo desde pequeño. Estar en el mismo vestuario que ellos antes de salir al campo emotivamente supone algo muy intenso y a nivel futbolístico, muy enriquecedor”. Su debut, igual que el de Kuko, llegó el miércoles, en la derrota del Athletic frente al Basilea. Pese al resultado, a duras penas se le borrará ese recuerdo.

Él, pasional como pocos, que ya dejó muestras de su energía en los play-off de ascenso a Segunda División en la campaña 2014-15 y posteriormente en el complicado viaje del filial rojiblanco por la categoría de plata, no oculta este hecho. “La verdad es que me veo y me noto muy pasional. Lo vivo así y en el Bilbao Athletic fue igual. Incluso, a veces he sido demasiado pasional, aunque intento controlarme”, reconoce entre risas. Asume que pese a lo que le está tocando vivir, él, y ahora más que nunca tiene “los pies en el suelo”. “Los que tengo a mi alrededor, sobre todo los familiares, sí son quienes están más eufóricos. Lo pueden vivir de otra forma”, apunta.

Después de llegar a Lezama en 2008 procedente de la Real Sociedad, Iban Urkiza, graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Gasteiz, reconoce abiertamente que “nunca había pensado en llegar aquí”. Recalca que cuando empezó a hacer sus pinitos en el mundo del fútbol su ilusión era “llegar al Athletic”. Abortada tal posibilidad, buscó otras alternativas: “Mi pasión es el fútbol y pensé por dónde podía tirar. Las cosas se han ido sucediendo y ya estando en el Bilbao Athletic mucha gente me decía que por qué no podría llegar al primer equipo. No te comes la cabeza porque es peor. Te lo imaginas, se te pasa por la cabeza, pero no te paras a pensar mucho en ello porque es peor. Ahora se ha dado la oportunidad y a voy a disfrutarla al máximo”.

Confiado Una vez alcanzado su sueño, el preparador físico del Athletic desvela que este verano únicamente ha tenido una semana de vacaciones. “Lo justo para desconectar con mi mujer y mi hijo”. El resto del tiempo lo ha pasado metido en faena, ultimando cada detalle por nimio que este fuera. Todo sea por llegar en la mejor condición posible al próximo 27 de julio. “A nivel general el equipo está bien. Como pasa siempre, hay jugadores que han venido mejor que otros, pero es normal”, desvela.

Consciente de lo que se juega el equipo en las rondas previas de la Europa League que están a la vuelta de la esquina, Urkiza confía en que el equipo llegará bien para afrontar esa primera eliminatoria. “Al 100% no los vas a tener. Lo que intentamos es ajustar lo máximo posible”. Señala, eso sí, que este año se topará con la dificultad que entraña “meter una dinámica de trabajo distinta, que no es ni mejor ni peor, pero que es distinta. Ahora hay un cambio en la metodología y hay que coger los conceptos, conocernos bien? El tiempo es el que es y vamos a intentar ajustar al máximo posible para llegar lo mejor posible. Es posible que alguno llegue mejor que otro, como sucede a lo largo del año. Lo que intento es no pensar en que sea poco o mucho tiempo. Sino de ajustar y apurar al máximo posible el que tengo”.

Asimismo, Urkiza es consciente de que en comparación con temporadas pretéritas, el cambio en esta es a todos los niveles, no solo por las previas. “Hablamos también de un nivel profesional, con todo lo que ello supone. En el Bilbao Athletic miras un poco a largo plazo, pero aquí eso no existe, por lo que hay que intentar variar ciertos aspectos”.

Sin querer buscar excusas de ningún tipo, el preparador físico reconoce que la mayor sorpresa se la ha llevado con los propios jugadores: “Es un equipo muy muy normal. Tenía la incertidumbre de ver cómo iba a ser la entrada, porque aunque a muchos de ellos les hemos tenido en el Bilbao Athletic en los últimos años, al resto les había visto en San Mamés, por la tele o en algún momento puntual en Lezama”. Así, ante esa tesitura recalca que “lo más llamativo es lo normal que está siendo todo”.

Iban Urkiza espera aportar “más pasión si cabe” a un equipo que ya de por sí “tiene muchísima pasión”. “Aquí hay una solidaridad increíble, son amigos y se ve en la relación que tienen unos con otros. Espero poder ayudarles a ser mejores jugadores si cabe. Cada jugador tiene su perfil. Unos son capaces de hacer muchos esprines por su tipo de demarcación o por su físico y otros son más trotones. Hay que mejorar el perfil de cada uno”. De este modo, se aventura a imaginar que el prototipo de jugador del futuro a nivel visual tendrá similitudes con la figura de “Iñaki Williams”, aunque matiza que “con esto no quiero decir que otro jugador no tenga cabida, que sí la tiene, pero cada vez se va a jugar más rápido”. Él, mientras tanto, está comenzando a vivir su sueño. Y por si acaso, cuenta, se “pellizca más que nunca”, por si no fuera verdad. Que lo es, y muy real.