ATHLETIC: Iraizoz, De Marcos, San José, Laporte, Balenziaga, Iturraspe, Mikel Rico (Min. 75, Gurpegi), Beñat (Min. 68, Unai López), Muniain, Aduriz e Ibai (Min. 79, Viguera) .
LEVANTE: Jesús, Pedro López, Navarro, Vyntra, Nikos (Min. 6, Iván López), Camarasa, Simão, Víctor Pérez (Min. 74, Rafael), Morales, Xumetra y Barral (Min. 61, El Zhar).
Goles: 1-0: Min. 32; Aduriz. 2-0: Min. 51; Iturraspe. 3-0: Min. 76; Muniain.
Árbitro: Pérez Montero (Comité andaluz). Amonestó al rojiblanco Balenziaga (Min. 66). Por parte del Levante mostró cartulina amarilla a Simao (Min. 23), Barral (Min. 36), Iván López (Min. 50) y Vyntra (Min. 87).
Incidencias: Alrededor de 44.000 espectadores en San Mamés. Ager Aketxe fue el descarte final de Ernesto Valverde.
bilbao - Segunda comparecencia en San Mamés y segunda victoria. El Athletic se siente muy a gusto en casa, se nota que se sabe fuerte, poderoso y mastica los partidos hasta triturarlos, independientemente de que su juego sea más o menos brillante. Ayer, en una cita de menor exigencia, sus prestaciones no se asemejaron a las que exhibió frente al Nápoles, pero lo que cuenta es que volvió a marcar tres goles y no concedió nada al rival. Con estos dos detalles en la mano no puede por menos que considerarse que esta actuación vino a prolongar lo presenciado el miércoles. Consciente del valor de los tres puntos, tiró de una versión pragmática, gris, más que suficiente para imponer su autoridad y plasmar la distancia que en términos de calidad le separa del Levante. A Mendilibar le han dado un grupo muy justito, abocado a sudar sangre para mantener la categoría. No se le puede negar laboriosidad y una organización aceptable, pero va muy romo de creatividad y pegada. De esto último no puede quejarse el Athletic, al que le bastó sacar de vez en cuando sus garras para liquidar uno de esos compromisos que hay que ganar sí o sí.
Para desatascar una tarde donde las ideas y la inspiración no fluyen en demasía siempre está la estrategia y siempre está Aduriz, claro. Después de media hora exacta de quiero y no puedo, porque no me sale casi nada, el Athletic le sacó chispas al primer córner de que dispuso. Ibai templó a la altura del primer palo, no llegó Iturraspe y surgió el ariete para elevarse como acostumbra y en plena suspensión desviar con la frente al fondo de la portería. No fue la única oportunidad en que la zaga visitante quedó retratada, pues el goleador había advertido en las únicas acciones ligadas y profundas que firmó el equipo. En ambas se explotó el recurso de la apertura a banda, culminando con centro intencionado que él ganó. En el primero, a cargo de Ibai tras larguísima apertura de Iturraspe, Aduriz remató algo forzado y se le marchó por encima del larguero. En la segundo, nacido de la bota derecha de De Marcos, Jesús estuvo rapidísimo para salir del marco y tapar por abajo con su cuerpo.
Estos tres lances fueron lo poquito rescatable de una puesta en escena que sobre todo sirvió para que Iraizoz quedase inédito. Sus compañeros quisieron buscar vías para progresar y darle salida al juego desde muy atrás, pero fallaron casi todas las conexiones. La sucesión de errores, malas entregas y peores controles marcó la tónica de la primera mitad. Al dominio rojiblanco le faltó ritmo y acierto para poner en apuros a un Levante que pudo aparentar fragilidad, pero que a la hora de la verdad fue capaz de convertir la iniciativa del Athletic en un ejercicio estéril. No metió el culo en su área el conjunto de Mendilibar, ni mucho menos, y procuró incomodar desde su línea más ofensiva, además de no parar de correr y ofrecer ayudas en la presión, pero poco más que eso fue lo que hizo.
La franja central se puso impracticable, no había modo de avanzar pese a que Beñat se esforzó en buscar soluciones y Rico, con quien alternó la posición en ocasiones, no se rindieron. Nada, imposible, Aduriz no tenía suministro, Muniain e Ibai participaban muy esporádicamente, quizás también porque ni De Marcos ni Balenziaga se proyectaban, esto último por culpa de la aplicación de sus pares. Todos currelaban en el Levante, cuya aportación con balón en cambio resultó muy pobre. Demasiado centrado en contener, no mostró recursos para eludir la acreditada pegajosidad de los jugadores de Valverde, que jueguen mejor o peor nunca olvidan sus obligaciones defensivas.
Que no era el día más lúcido del Athletic se confirmó en los minutos posteriores al 1-0. Ibai hizo un intento desde la frontal y después, hasta el descanso, la pelota empezó a merodear su área. La velocidad de Morales y los desdoblamientos de Iván López generaron varias situaciones que obligaron a la zaga y se saldaron con un par de despejes apurados y un taconazo muy flojo de Barral, un caramelo para Iraizoz.
ASUNTO LIQUIDADO No es que se intuyese que el triunfo peligrase, pero lógicamente con tan exigua ventaja seguía habiendo partido. No por mucho tiempo. De nuevo a balón parado halló el Athletic la solución a sus problemas, esta vez con un protagonista inhabitual, Iturraspe, que cabeceó más solo que la una a falta botada por Ibai. De ahí hasta el final todo discurrió cuesta abajo: el Levante acusó el hecho de ver cómo se esfumaban sus utópicas probabilidades de aspirar a algún punto y enfrente no solo no cedieron a la tentación del relajo sino que se afanaron en plasmar con mayor nitidez su superioridad.
Iraizoz contribuyó a la paz con una estirada para responder a un cabezazo de Navarro y bajo la batuta de Iturraspe el equipo se dedicó a tocar con una mayor intervención de todos. Entonces empezó a disfrutar Muniain, a subir De Marcos y a enredar como él solo sabe Aduriz, un incordio permanente por lo fácil que lee el fútbol. Estos tres hombres se encargaron de fabricar el tercer gol y la honradez levantina, sus intentos por lograr el tanto del honor, fue convenientemente neutralizada antes siquiera que asomase algún remate de fuste. A estas alturas el partido se prestaba a repartir minutos y brindar ovaciones. Así que Valverde volvió a poner al chavalín un rato; luego fue el turno del capitán, que como suplió a Rico se colocó en la zona ancha para rememorar viejos tiempos, y para completar el cupo se registró el debut de Viguera. Al último pitido del árbitro siguió una ovación cerrada que los rojiblancos recibieron agradecidos antes de retirarse a disfrutar de un merecido descanso.