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Firme ante el vendaval

Al Athletic le llega con una de sus actuaciones más discretas para sumar de nuevo fuera, frenar a un fogoso Elche y afrontar una climatología que dificultaba jugar al fútbol

Firme ante el vendavalFoto: OskarMartínez

Sexta salida productiva que enlaza el Athletic. Con menor o mayor acierto, jugando más o menos, alternando diversas tonalidades en su rendimiento, incluido el gris plomizo de anoche, el equipo viene haciendo gala de una consistencia que le cunde en los marcadores y cada jornada que pasa le acerca más a la meta que se ha propuesto. Desde luego, por lo que enseñó frente al Elche no va jugar en Europa el año próximo, pero a estas alturas y vista la trayectoria descrita se puede transigir con una actuación tan deslucida. A falta de otros alicientes o atractivos, el punto sumado reconforta y ayuda a valorar el encuentro en su contexto preciso, que no es sino la fase de la temporada en que toca dar el do de pecho y todo se aprieta extraordinariamente. Cuando otros ceden, el Athletic sigue siendo un conjunto muy difícil de superar, tremendamente competitivo, regular y fiable, por encima de la mayoría. En el Martínez Valero también dejó su impronta de conjunto serio, aunque en cuanto comprendió que no lo tendría fácil para desarrollar su fútbol, renunció a asumir riesgos y se dio por satisfecho con el reparto de puntos.

El Elche, aparte de ponerle muchas ganas, argumentos tuvo muy pocos o de escasa entidad. Se antojó un rival asequible, pero trabajó el partido para que el Athletic no hiciese uso de sus armas y en esta faceta merece nota, pues lo consiguió. Sucede sin embargo que los jugadores con Valverde han aprendido, o se han preparado, para gestionar todo tipo de citas, también aquellas en que cuesta un mundo tocar la pelota porque enfrente se manejan con una ansiedad desmedida, no en vano se están jugando el pescuezo, mueren sobre la hierba por seguir entre los mejores. El Elche es un exponente más de esa angustiosa lucha por eludir el descenso y puso todo su interés en complicarle la vida al Athletic. A base de agresividad y hacer muchos kilómetros lo logró a ratos, pero al final se tuvo que conformar con el resultado inicial. Quien pagó los platos rotos del planteamiento o las propuestas de los contendientes fue el espectador, que tuvo que tragarse un tostón.

La llegada del descanso ya se recibió con alivio, no tanto por el hecho de que se mantuviera el marcador inicial, que era seguramente el que mejor reflejaba lo ocurrido, sino por la ínfima calidad de lo presenciado. Malo se queda corto para calificar el espectáculo que brindaron Elche, Athletic y el señor colegiado. De mejor a peor, en ese orden, cada cual aportó lo suyo para que el encuentro discurriera bajo mínimos futbolísticamente hablando. Es muy cierto que el fortísimo viento, a menudo combinado con auténticos palos de agua, condicionó de forma importante las intenciones de los jugadores, multiplicando la sensación de inseguridad de todos y convirtiendo muchos pases, en especial todos aquellos que tomaban altura, en una lotería. Esta inesperada circunstancia se convirtió en un engorro y lastró la creatividad hasta límites insospechados, dando lugar a incontables controles defectuosos y decenas de pelotazos a ninguna parte.

Por momentos todos, ilicitanos y rojiblancos, parecieron abonarse a lo más fácil, no dudando en quitársela de encima como si no mereciese la pena darle un uso racional a la posesión, como si de un partido de Regional se tratase. Pero quizás decepcionasen más los hombres de Valverde, a quienes se les supone en posesión de más recursos. Su recital de despropósitos se resume en un balance ofensivo nulo. No hubo ni una jugada de ataque, ni una sola aparición en el área local, nada de nada arriba. El portero del Elche no quedó inédito porque al cuarto de hora intervino para dar un saltito y desviar a córner una falta botada por Herrera. En la reanudación, lo único destacable fue un pase de Muniain, casi en la única vez que acabó algo bien, a la espalda de la zaga, pero ni siquiera acabó en remate porque a Aduriz se le escapó la pelota. Semejante bagaje resulta de lo más elocuente y da una idea muy ajustada de en qué labores se centró el equipo.

al límite Remiso en lo ofensivo, tampoco se manejó el equipo con soltura en campo propio y hasta pareció agobiado por el ímpetu del rival, que se manejó al límite en bastantes disputas gracias a la inestimable colaboración del árbitro, cuya permisividad fue irritante con tipos como Botía o Carlos Sánchez, de esos que van al bulto sin miramientos. El Elche sí metió tres o cuatro balones comprometidos en los dominios de Iraizoz, el más peligroso a cargo de Rodrigues, tras la enésima pérdida de Herrera. Por suerte, Boakye no supo embocar a metro y medio de la portería, como tampoco lo hicieron el propio Rodrigues o Cristian, en sendos remates cruzados, uno en cada período.

La verdad es que Iraizoz ni se manchó los guantes, otro dato que justificaría la deserción en masa de telespectadores. Ni son horas para estar viendo fútbol, ni hubo fútbol que ver. Valverde tampoco se volvió loco y después de sorprender con el intercambio posicional de Andoni Iraola y Óscar de Marcos, se limitó a refrescar la estructura amarrando un poco más con Erik Morán. A pensar en el Atlético de Madrid y a esperar a lo que hacen los demás, que con sus omisiones revalorizan puntos como este, logrado gracias a que el equipo se mantuvo firme en el campo, pese al vendaval.

ELCHE: Manu Herrera, Damián, Botía, Pelegrín, Cisma, Rubén Pérez, C. Sánchez, Rodrigues (Min. 82, Fidel), Coro, Del Moral (Min. 57, Carles Gil) y Boakye (Min. 64, Cristian Herrera).

ATHLETIC: Iraizoz, Iraola (Min. 70, Susaeta), San José, Laporte, Balenziaga, Iturraspe, Mikel Rico, Ander Herrera (Min. 78, Morán), De Marcos, Muniain y Aduriz (Min. 82, Toquero).

Árbitro: Prieto Iglesias (Comité navarro). Del Elche mostró tarjeta amarilla a Rubén Pérez (Min. 61) y Cisma (Min. 85, Cisma). Por parte del Athletic amonestó a Ander Herrera (Min. 52) y Toquero (Min. 83).

Incidencias: Alrededor de 30.000 espectadores en el Martínez Valero, entre ellos, unos 200 aficionados del Athletic. Antes del comienzo del encuentro se guardó un minuto de silencio por la muerte de Adolfo Suárez.