Fallece Maguregi, uno de los grandes
El que fuera centrocampista rojiblanco, al lado de su íntimo amigo Mauri en la brillante década de los años cincuenta, expiró ayer en Bilbao El funeral se celebra en Ugao-Miraballes, su pueblo
bilbao. Ayer falleció José Mari Maguregi, integrante de uno de los mejores equipos de la historia del Athletic, cuyo nombre queda en la memoria para siempre asociado al de Mauri, con quien formó una línea media sólida y dinámica como pocas. Seguramente su éxito radicó en que, al margen de las cualidades deportivas que ambos atesoraban y que eran complementarias, hacían gala de una singular complicidad y compenetración a partir de la gran amistad que cultivaron desde que coincidieron en la caseta del viejo San Mamés. Jugó nueve campañas como rojiblanco desde 1952, período en el que disputó un total de 234 encuentros oficiales y anotó 41 goles. En su palmarés figura un título de Liga (55-56) y tres de Copa (54-55, 55-56 y 57-58). Se mantuvo vinculado al fútbol hasta entrada la década de los noventa en calidad de técnico.
Maguregi era natural de Ugao-Miraballes, donde hoy a las 19:00 horas se celebrará una misa para despedirle. Nació en 1934 y expiró ayer en Bilbao como consecuencia de un paro cardíaco. En los últimos tiempos la salud no le había acompañado, lo cual no le impidió asistir junto a un puñado de compañeros de quinta el pasado 5 de junio a los actos que sirvieron para despedir a La Catedral. Salió al césped apoyado en dos muletas. Desde que colgase las botas padeció problemas para caminar con normalidad, una cojera que se fue acentuando con el tiempo y cuyo origen se localizaba en una de sus maltrechas rodillas. Solía pasar largas temporadas en Andalucía, en concreto en Huelva, localidad en la que se despidió del fútbol como jugador en 1965, tras haber consumido un par de ejercicios en el Sevilla y en el Espanyol.
Afrontó su debut en Primera División con 18 años, tras haber pasado por el Llodio, el Villosa y el Getxo, por entonces club nodriza del Athletic. Su primer encuentro fue en la jornada inaugural de la Liga 52-53, en el campo del Racing de Santander, entidad con la que luego mantendría una dilatada relación como entrenador. Maguregi se incorporó a un equipo que se hallaba en plena fase de transición, como se puede comprobar repasando el once que, dirigido por Antonio Barrios, perdió 2-0 aquel domingo de septiembre en El Sardinero. Allí se reunían varias de las figuras de la década anterior y un puñado de jóvenes que empezaban a abrirse camino: Carmelo; Canito, Areta I, Garay; Maguregi, Manolín; Artetxe, Venancio, Zarra, Panizo, Iriondo.
años gloriosos A lo largo de esa misma temporada y en las siguientes, fueron asentándose en las filas rojiblancas los Orue, Uribe, Markaida, Arieta o Mauri, cuyo estreno como rojiblanco se produjo justo un año más tarde que el de su amigo. En un principio, Maguregi y Mauri no formaron pareja en el círculo central, pues el primero actuaba en ocasiones como interior y el segundo era en realidad extremo que tuvo que reciclarse como centrocampista. A partir de la 54-55, con la llegada de Ferdinand Daucik al banquillo de San Mamés, se consolidaron en la sala de máquinas. Maguregi destacaba por su calidad técnica y sentido posicional. Era el encargado de aportar equilibrio y compensar la vocación ofensiva de Mauri, al que le encantaba incorporarse a zona de remate. Para situarse, cabría afirmar que Maguregi era un futbolista que realizaba una misión similar a que hoy desempeña Ander Iturraspe. Ese año ambos celebraron su primer título, una Copa ganada al Sevilla merced a un solitario gol de Uribe.
En adelante Maguregi vivió sus mejores momentos en una formación que se distinguía por la solidaridad y una apreciable facilidad goleadora. La década de los cincuenta estuvo marcada por un Athletic brillante, primero con Daucik y posteriormente con Baltasar Albeniz y el brasileño Martím Francisco. Entre sus mayores logros es obligado destacar la Copa arrebatada al todopoderoso Real Madrid en Chamartín, la conocida como de los once aldeanos, así como la primera incursión continental del club, con duelos memorables ante Oporto, Honved y Manchester United. Maguregi se despidió del Athletic en el verano de 1961, jugando todavía 21 partidos de Liga. Fue siete veces internacional, una cifra que ahora parece nimia, pero que tenía su valor en una época en que España no era nadie en el concierto europeo, ni deportiva ni políticamente.
la etapa en los banquillos Enseguida se reenganchó al fútbol como entrenador. Empezó en su pueblo, luego pasó por el Sestao y de ahí dio el salto al Racing de Santander, donde tiene el récord de partidos disputados como técnico. Hasta en tres ocasiones logró el ascenso a Primera División del conjunto cántabro. Un objetivo que asimismo firmó con el Celta y el Almería, al que condujo a Primera desde Tercera. En el Espanyol estuvo tres años y en el Atlético de Madrid de Jesús Gil apenas permaneció unos meses. Solamente en Primera dirigió un total de 414 encuentros. Para la posteridad quedó su fama de técnico muy defensivo, cartel que él mismo contribuyó a agrandar cuando expuso abiertamente que era partidario de la táctica del autobús, consistente en situar a todos sus jugadores en situación defensiva, en terreno propio. El potencial de los equipos que dirigió, habitualmente abocados a pelear por la permanencia, explicaría siquiera parcialmente su inclinación a poner el acento en la contención.