tODO equipo que se tercie acostumbra a valerse de la pólvora de sus delanteros para acabar con la resistencia de los rivales. Todos, menos el Athletic de Ernesto Valverde, un conjunto con una filosofía de vida singular y un método de subsistencia sobre el verde que asoma ciertamente particular trece jornadas después del inicio del campeonato. Los números así lo corroboran. Con tres arietes en la plantilla -Aritz Aduriz, Gaizka Toquero y el todavía lesionado Kike Sola- y con Guillermo como nueva opción ofensiva, los goles de los puntas se limitan a tres, lo que supone el 15% del total de los goles del equipo, siendo los tres obra de Aduriz. Actuar como delantero centro en este Athletic, por tanto, no resulta determinante ni influyente en términos goleadores. Al menos por el momento.

Tampoco lo es en lo relativo a la capacidad para dar un golpe en la mesa y marcar el primer gol del equipo. No en vano, ninguna de las tres dianas de Aduriz ha sido la primera con tintes rojiblancos en las trece jornadas disputadas. Esa tarea, la de ser el primero en agujerear la portería contraria y abrir el camino, o minimizar daños ya establecidos, está corriendo a cargo de un centrocampista incapaz de estarse quieto en un terreno de juego. Es Mikel Rico, uno de los máximos goleadores del equipo, el más eficiente en dicho aspecto, por delante de Markel Susaeta y Óscar de Marcos.

No es su primera función en el campo, pero han sido tres las ocasiones en las que el de Arrigorriaga, un pulmón con botas de fútbol, se ha disfrazado de ejecutor para estrenar el casillero de goles de los de Valverde y dar así aire al equipo. Con el dorsal 17 a la espalda y quién sabe si espoleado por el aura de Joseba Etxeberria -portador del número en un pasado aún cercano-, lo hizo ante el Valencia, repitió contra el Villarreal y sumó su tercer fructífero golpe frente al Levante. Tres víctimas de la Comunidad Valenciana, las tres con San Mamés como escenario de excepción y, en total, siete puntos al zurrón.

Su gol ante el Villarreal sirvió para poner al Athletic con ventaja en el luminoso y los marcados contra Valencia y Levante, para alcanzar las tablas. En definitiva, tres goles relevantes que convierten a Mikel Rico en el principal e inesperado desatascador de Valverde, quien está mostrando a su vez un inusual acierto a la hora de mover el banquillo. De hecho, el tanto anotado por el centrocampista el sábado pasado tuvo lugar saliendo desde el banquillo tras el tiempo de descanso, sumándose así a lo protagonizado anteriormente por otros tres compañeros que se han mostrado más solventes de cara a gol empezando los partidos en el banquillo, que posando en el once inicial.

EL GOL como revulsivo Son los casos de Ibai, De Marcos y, sorprendentemente, Aduriz. Y es que son seis los goles que suman entre los tres saliendo al campo en las segundas partes. Dos dianas por cabeza que llaman la atención en el caso del ariete donostiarra, toda vez que suma más goles partiendo como suplente que actuando como titular.

En total, han sido nueve las jornadas en las que Aduriz ha formado parte del once inicial del Athletic y solo uno el partido en el que ha visto portería. Fue contra el Villarreal en el encuentro correspondiente a la novena fecha del campeonato doméstico, envite que sirvió para que el guipuzcoano estrenara su casillero de goles en una temporada en la que su relación con el gol se retrasó sobremanera.

Después, como suplente, hizo pleno ante Elche y Levante, dos citas en las que se valió de sendos testarazos para elevar su particular cuenta goleadora hasta las tres dianas. Una forma de sumar goles sin la necesidad de salir de inicio, que también han hecho suya Ibai y De Marcos.

El primero marcó frente al Real Madrid y Espanyol, pero sus goles cayeron en saco roto al resultar insuficientes para nivelar el marcador. Los dos tantos del de Biasteri, por su parte, sí sirvieron para sumar puntos. Fue el autor del 2-0 contra Osasuna en Anoeta; y el artífice del también definitivo 2-1 ante el Betis en San Mamés. Goles con sabor a puntos relevantes de cara a la actual situación clasificatoria del equipo, que ponen de manifiesto el tino de Valverde a la hora de agitar el banquillo.

Sin embargo, para dar con el verdadero talismán del técnico rojiblanco hay que dirigir la mirada hacia la zona del campo en la que se desenvuelve Mikel Rico. No en vano, sus tres goles, con carácter desatascador cada uno de ellos, le convierten en ese hombre capaz de sorprender desde segunda línea y liberar de la carga del gol a los arietes rojiblancos, agradecidos seguro al abrelatas de Arrigorriaga.