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Cuando se alinean los astros

El Athletic vence por primera vez en el Coliseum en un encuentro donde le premió la inspiración en las acciones clave El conjunto rojiblanco asalta la quinta plaza al encadenar tres partidos sin perder

Cuando se alinean los astrosO. Martínez

bilbao. El Athletic se quitó ayer de encima muchos complejos. Fue la noche en la que el conjunto rojiblanco acabó con un maleficio que le tenía obsesionado. Han tenido que pasar diez temporadas para que los leones se llevaran los tres puntos del Coliseum Alfonso Pérez, el campo más incómodo de Primera División, con un ambiente gélido y hasta impropio de un partido de la élite. Las estadísticas, como se dice, están para romperlas. Que queda muy bonito.

El Athletic venció al Getafe, un rival extraño, incluso poco ortodoxo, que acumulaba cuatro victorias consecutivas. Semejante racha se entiende que obedece a una razón impactante. Los cierto es que la victoria de ayer de los chicos de Ernesto Valverde se produjo porque se dio un cóctel de situaciones futbolísticas que les sonrieron. Ocurre cuando los astros se alinean.

Resulta que Gorka Iraizoz se luce, con una gran intervención, a los tres minutos segundos después de hacer una pifia en un golpeo en el que casi le roba la cartera Colunga. A los 18 se lesiona y aguanta hasta el descanso, cuando a las puertas del mismo detuvo un penalti, lo que es una noticia de envergadura, a Diego Castro, al que se le ocurre fallar su primera pena máxima en su décimo sexto lanzamiento.

Todo muy inesperado, lo que es aún más maravilloso para el que sale beneficiado. Con anterioridad a la sorpresa que ofreció Iraizoz, Aymeric Laporte cumplió un sueño. Firmó su primer gol como rojiblanco. Lo ejecutó en un remate de cabeza que para los más viejos, o no tanto, hizo recordar a los centrales de antaño -los Goikoetxea, Liceranzu, Astrain y compañía-. El tanto del de Agen llegó a los ocho minutos de juego, o sea se trata del gol más madrugador del Athletic en lo que va recorrido de Liga.

inercia ganadora El Athletic se puso por delante en el Coliseum por primer vez en su historia. En su décima visita. Un detalle novedoso. Confortante. Indicios que apuntaban a un feliz final. Así fue. El conjunto de Valverde ya no dejó escapar su momento. Le tocaba amarrar los tres puntos por lo civil o por lo criminal. Ya no requería de un fútbol bello. Se trataba de tirar de eficacia. Era la noche en la que primaba el resultado. Si los astros se alinean...

La lesión de Iraizoz, que le obligó quedarse en la caseta tras el descanso, tampoco desvió una inercia ganadora. El Athletic sentía ese aura que acariciaba un momento de máxima satisfacción. Emergió, entonces, un equipo pragmático. Lo que no tiene por qué ser bueno o ser malo. Recurrió a esa política por una cuestión de supervivencia. El premio era muy suculento. O sea, tres puntos que le permiten asaltar la quinta plaza, a un solo punto de la zona Champions, y a tres del mismísimo Real Madrid, que resulta muy meritorio cuando ya han transcurrido diez jornadas de Liga, un cuarto del camino.

El Athletic ganó en un campo que deja de ser maldito porque no encajó gol alguno por primera vez fuera de San Mamés, donde el jueves se mide al Elche, un equipo a priori asequible para los leones. Venció gracias a una jugada de estrategia, que curiosamente tanto inquietaba a Valverde por el lado del Getafe, al que no le valió el buen golpeo de un Pedro León que se topó en su intento con la inspiración de Iago Herrerín, quien también se quitó el peso de encima que arrastraba por sus errores frente al Celta y que le costaron la pérdida de la titularidad. Sin más, los astros se alinearon para socorrer al conjunto rojiblanco en el Coliseum, donde le premió su sacrificio y porque el Getafe no fue tan fiero como le pintaban.