Donostia. Dos partidos y seis puntos en el zurrón. Mejor no ha podido comenzar Ernesto Valverde su nuevo periplo en el banquillo del Athletic. Ni el exilio de Anoeta frenó a sus pupilos. Todo lo contrario. Una plantilla corta, como él quería, con las incorporaciones deseadas, con la que trabaja para encontrar un once más o menos tipo. La competencia es máxima a estas alturas del campeonato (la pretemporada sigue aún en las piernas de los rojiblancos) y pocos pueden asumir el papel de titulares indiscutibles. Txingurri busca dar con la tecla y, poco a poco, parece que está dando con ella. Queda mucho por pulir, pero el equipo muestra una presencia y un saber estar que invitan al optimismo.

Una de las variantes estuvo en la portería, el puesto que más debates genera en Bilbao. Gorka Iraizoz no superó sus problemas musculares, se cayó de la convocatoria y abrió la puerta de la titularidad de par en par a Iago Herrerín. El vizcaino, después de jugarlo casi todo durante la pretemporada y ver a última hora cómo su rival por un puesto en el once le ganaba la partida en Pucela, fue el elegido anoche por Valverde para defender la portería rojiblanca. Fue su debut en Primera y con el Athletic en un partido oficial. Lo hizo como local, pero a cien kilómetros de San Mamés. Anoeta quedará grabado en la memoria de Iago. No fue su mejor noche, ya que se le pudo ver un tanto nervioso, pero tampoco cometió errores de bulto, aunque un mal despeje suyo tras un disparo desde el borde del área de Núñez casi adelanta a Osasuna cuando todavía no se había cumplido el cuarto de hora de juego. Poco después, el meta rojiblanco se pudo resarcir al tirar de reflejos y sacar junto a la línea un balón que se envenenó tras la salida de un córner. Un gol fantasma que quedará en el anecdotario.

Y si el campo donostiarra siempre será recordado por Herrerín, algo parecido le ocurrirá a Enric Saborit. El defensa catalán fue la gran sorpresa de la alineación. Ocupó el lateral izquierdo en detrimento de Mikel Balenziaga, que hace una semana, ante el Valladolid, no mostró su mejor versión. Una decisión de Valverde que se puede interpretar como un aviso a navegantes: dada la competencia y el nivel de la plantilla, el que no esté al cien por cien no será de la partida. Algo que ya saben de primera mano Iraizoz y Balenziaga. También Kike Sola, que ante su exequipo no jugó ni un minuto. Txingurri tiró de galones y, a día de hoy, Aduriz tiene más méritos que mostrar en su hoja de servicios. Aritz tiene pólvora en sus botas. No marcó, pero hizo el pase del segundo gol.

Lo que parece claro, al menos en este arranque liguero, es que, salvo a Beñat, a ninguna de las nuevas incorporaciones se le puede colgar el cartel de titular indiscutible. Que se lo digan a Balenziaga, que anoche frente a Osasuna dejó su puesto a Saborit, uno de los dos jugadores del filial que ha conseguido pasar el corte durante la pretemporada. El de la Ciudad Condal no acusó la presión. Sin grandes problemas en la zaga, siempre que pudo se sumó al ataque, y con calidad. Valverde quiere laterales con proyección ofensiva. Y por lo visto anoche, el 22 rojiblanco no se corta al acercarse al área rival. Enric y Mikel se van a jugar un puesto en el once, y los dos tienen que convencer. Algo similar ocurre con el centro de la zaga, donde repitió como titular Gurpegi (cumplió con nota) y entró desde el inicio Laporte. El de Agen, tras suplir en Valladolid a Ekiza, volvió a ser de los mejores. Hay cinco centrales para dos puestos y parece que la pareja de anoche se puede afianzar. Una nueva victoria y más variantes.