CAUTIVO de sí mismo,abducido por los requerimientose instancias de uncurso sin parangón desdehace décadas en el frente europeo yen la Copa, el Athletic padeció lasconsecuencias de la tenaza competitivaen la Liga, rematada con la décimaposición,alejado del suelo continental,al que opositó hasta que desconectópara pujar por el podio deBucarest en las últimas hojas delárbol liguero. Con el piloto automáticoen stand by y sin fruto en el candadodel campeonato de la regularidad,los rojiblancos, secos en el árearival en las cinco últimas fechas,(hace 28 años que no alcanzaban unregistro tan pobre, desde 1984), elAthletic se descompuso y perdió elrebufo en la desembocadura de untorneo extremadamente igualadoentre los nobles de la Liga. El tristeepílogo liguero (con un punto en lasúltimas cuatro jornadas) acentúa elpeso de varios factores en el peajerojiblanco: un inicio convulso, ladefensa de varios frentes (Europa yla Copa), la pérdida de puntos en eldescuento y una agenda apretadísima,que han socavado el relato delAthletic en el torneo regular, dondese mezclan picos y valles.

CAMBIO DE ESTILO

Desconcertante comienzo

Las metamorfosis, las revoluciones,resultan traumáticas.También la delAthletic, heredero de un estilo muyconcreto durante cuatro campañas,que se trasladó a otra manera deentender, a otra dimensión en el juegocon la llegada de Marcelo Bielsay su ideario, alejadísimo del queimpulsó Joaquín Caparrós.Receptorde una plantilla en expansión y deun molde de juego asimilado hastael tuétano, el técnico argentino trasladósu universo fubtolístico, repletode matices y automatismos alplantel en crudo. La ingente cantidadde información y conceptos queprocesar alejó a los futbolistas, confusosante dos corrientes de fútboltan extremas, de la eficacia en el partoliguero. Si a la plantilla, achicadapor expreso deseo del técnico, le costócoserse al catecismo de Bielsa, elpreparador, como un dj que pruebaen la mesa de mezclas, tampoco diocon la tecla de salida. Ambos factorescontribuyeron a un inicio tremendamentebacheado y en el que elAthletic solo fue capaz de sumar dospuntos en los primeros cinco partidosde Liga enuncalendarioamable.

Un lastre demasiado pesado cuyosefectos colaterales sufrió el Athletica efectos clasificatorios.De hecho, elconjunto bilbaino no comenzó aenderezarse hasta la visita aAnoetaen la sexta jornada de la competición.Inauguró su casillero de victoriascuando batió a la Real Sociedada domicilio.

LA OLA BUENA

Las piezas ensamblan

Deglutido y digerido el manual deMarcelo Bielsa, obsesivo en la enseñanza,con las piezas en su lugar ylos reglajes cada vezmásafinados, elAthletic tomó vuelo. Absolutamentereconocible en el modelaje del juego,los bilbainos, convencidos del patronajede Bielsa, tomaron impulsocuando aparecían las primeras aristasdel almanaque: Barcelona,Valencia,Atlético. Subidos a la ola encadenaronsus mejores partidos ligueros.Después de empatar en Mestallay golear al Atlético en San Mamés,de la radiografía sobresalen dos duelosque les situaron en el escaparate.Enun pleito maravilloso, frente a unBarcelona sin reservas, convocadostodos los solistas para el concierto deLa Catedral, el Athletic reivindicótodo su apostura en un debate futbolísticomagnífico que obligó a laorquesta de Guardiola, feroz en cadacentímetro de San Mamés a igualaren el descuento después de un falloen la coreografía bilbaina que rebañóMessi. La igualada descubrió unAthletic festivo, repleto de argumentosfutbolísticos capaces deaguantar la mirada del exquisitoBarcelona. “Sois unas bestias”, ledijo Guardiola aBielsa cuando cayóel telón de una obra descomunal. ElAthletic reclamó los focos una jornadadespués en el Sánchez Pizjuán,campo maldito para los rojiblancos,un barbecho durante un mundo. Laescuadra rojiblanca completó unaactuación soberbia y dejó mudo alSevilla, que no al Pizjuán que ovacionóal equipo de Bielsa por suextraordinario despliegue.

LESIÓN DE LLORENTE

Sequía realizadora

Tras el accidente ante el Granada,llegó una de las peores noticias parael Athletic: la lesión de Fernando Llorente.El delantero centro, el goleadordel equipo, tuvo que frenar paracuidar la rodilla y la escuadra rojiblancaentró enestado depresivo. Sinpeso en el área rival y frente a equiposmenores, de escaso perfil y relieve:Mallorca, Racing, Zaragoza yGetafe, únicamente logró cinco puntosde doce posibles cuando el tropelde Marcelo Bielsa llegaba lanzadotras siete jornadas sin conocer la hielde la derrota. El Athletic suspirabapor Llorente, su principal solista, elhombre quemarca la diferencia.Conél todo resulta más sencillo, másnatural y fluido. Suimpacto en el juegoy su huella en la red han marcadola salud del Athletic. Con todo, losrojiblancosmerodeaban el territorioeuropeo en un Liga comprimida porescasos márgenes salvo para el RealMadrid y el Barcelona, dueños de lacompetición.

LOS DESCUENTOS

Demasiadas concesiones

El cierre de los partidos fue un malendémico que persiguió al Athleticante equipos de diferente alturas:desde los califas del torneo hasta losdescamisado. Los bilbainos, sin distingos,y aunque con diferentescasuísticas (resbalones, malentendidos,desatenciones, estrategia...),entregaron puntos, hasta once, en lasprolongaciones de los partidos o ensus aledaños aValencia (1-1), Barcelona(2-2), Racing (1-1), Espanyol (3-3), Betis (2-1) y Sporting de Gijón (1-1). La falta de oficio torturó al equiporojiblanco, que se disparó al pieen más de una ocasión sobre todocon escuadras de escaso tronío. AlAthletic, que adquirió etiqueta deequipo protagonista hacia mitad deltorneo, le tomaron la matrícula lasescuadras con menos potencial, quevivían en la cueva. El goteo de puntos,una de las principales sangríasen el torneo liguero, generó desasosiegoy demasiados lamentos. Bielsa,fiel a su credo, advirtió que él erapartidario de defenderse atacando, que era la metodología más eficazque conocía para protegerse de lamordedura de los rivales.

EL FRENTE EUROPEO

Desconexión final

La final de la Europa League,unhitoen la vida del club y principal objetivoa la espera del duelo último deCopa frente al Barcelona, obligó uncambio de planes en el tramo definitivode la Liga, donde asomó el Athletic más espeso.Aunque refractario aagitar la alineación (la distanciaentre los titulares y los meritorios hasido grande), y con la intención desalvaguardar a sus jugadores de posibleslesiones para el duelo en Bucarest,Marcelo Bielsa optó por darcarrete a los menos habituales en eldesagüe liguero, con la ChampionsLeague a una zancada. El técnico seenfrentaba a un dilema, pero finalmenteconsideró que la finalísima enBucarest significaba sacrificar laaventura liguera. La cirugía, -Bielsaintrodujo hasta seis cambios enZaragoza-no funcionó y el equipo noalcanzó el nivel necesario para despachara un rival que se jugaba lavida. Tras la caída ante los maños ydescontada la derrota frente al RealMadrid, que se coronó campeón deLiga en San Mamés, a cuatro días deldesafío de Bucarest, el Athletic,repleta la alineación de reservistasno pasó del empate a cero contra elGetafe en La Catedral. Marcado afuego por el Atlético deMadrid en lafinal de la Europa League, que elequipo de Bielsa no supo asimilar,cerró el torneo sin rechistar enLevante, el último valle por el quecaminó el Athletic.