Son leyenda viva del Athletic pero mantienen el anonimato mientras cruzan entre las colas de socios que se disponen a comprar sus entradas en la lluviosa tarde del martes en las taquillas de San Mamés. Ignacio Uribe (Bilbao, 27-X-1933) y Félix Zubiaga (Arrankudiaga, 4-I-1945) comparten vivencias y un dato para la estadística. Son, junto a José Mari Maguregi, los únicos ex leones vivos que han marcado tres goles al Real Madrid en un mismo partido. El primero lo hizo el 24 de marzo de 1957 en La Catedral, una tarde que el equipo que entonces entrenaba Fernando Daucik le hizo un 4-2 a un conjunto merengue en el que militaban Kopa, Di Stéfano, Miguel Muñoz y Gento. El segundo firmó lo que ahora se conoce como un hat trick el 1 de febrero de 1970, hace ahora cuarenta años, en un segundo tiempo en el que los hombres de Ronnie Allen ganaron 5-0. Tres goles a Miguel Ángel, el guardameta que sustituyó en el descanso a un Junquera "al que Miguel Muñoz castigó porque había hecho alguna escapada sin permiso durante la semana previa al partido, a lo que se unió algún fallo en el primer tiempo", rememora El Hacha de Arrankudiaga.

Más frágil es el archivo de datos de Uribe. El bilbaino, que compartió quinta con Mauri, Maguregi y Eneko Arieta, que tuvo el privilegio de jugar junto a Telmo Zarra y Piru Gainza, tuvo aquella tarde de gloria la dicha de meter dos goles en los primeros cinco minutos de juego, según atestigua la página web oficial del Athletic. "De ese dato no me acuerdo. No sé si fueron tan rápidos. El que sí recuerdo fue el último, que era el 4-2 y que marqué tras un centro desde la izquierda de Piru". Y a Uribe se le encienden los ojillos vivarachos con malicia de juvenil antes de revelar que "yo no solía jugar de delantero centro, pero aquella tarde estaría Eneko Arieta lesionado y el entrenador me puso a mí. Yo era un interior izquierda, con mucha llegada, pero no era un goleador". Y eso lo dice un hombre que firmó otros tres goles en una tarde en que el Sporting se llevó un 9-0 de San Mamés. "Eso sí lo recuerdo. En cuatro partidos hicimos 35 goles. Empezamos con el Sporting, luego recibimos al Celta y repetimos marcador de 9-0, en Pamplona ganamos a Osasuna 1-8 y una semana después ganamos al Betis 7-0". Fútbol de otra época. Fútbol de épica.

Zubiaga tampoco era un delantero puro, "a mí me solían poner de segundo punta, porque era muy rápido y tenía mucha resistencia", y nunca soñó con que en su primer partido contra el Real Madrid yé-yé pudiera meter tres goles. "Mucho menos después de que en la jornada anterior me lesionara en Altabix, jugando contra el Elche. Tuve una luxación de codo. No podía aguantar el dolor y me sustituyeron. En el vestuario me dieron una copita de coñac y eso me devolvió la vida. Durante la semana apenas entrené, pero Ronnie me dijo que contaba conmigo. Así que me pusieron una venda y una codera y jugué". Fue su tarde de gloria, cerrada cuando el entrenador inglés, camino de los vestuarios, le pidió el balón al árbitro para que Zubiaga lo guardara en un gesto entonces inusual en estos lares pero que era tradición en Inglaterra. "Es uno de los pocos recuerdos que tenía y no sé lo que hice luego con él. No sé si lo regalé, pero ya no lo tengo".

Mística que volvió a saborear en la final de 1973, cuando redondeó el 2-0 con que el Athletic logró el título de Copa ante el Castellón de Planelles, Del Bosque y Clarés. Para entonces, Zubiaga se había reconvertido en lateral izquierdo. "Es que tuve dos lesiones seguidas de tibia y peroné. Y durante la recuperación de la segunda, Pavic me hizo entrenar un día de lateral y ahí me quedé, aunque tenía una forma rara de marcar al contrario, porque yo pensaba que era mejor que él me siguiera a mí, que yo tuviera que seguirle a él". Precursor de los carrileros actuales. Comodines con prestaciones. Uribe recuerda que "jugué de extremo derecha, de extremo izquierda, de interior, de delantero centro", antes de que Zubiaga se vanagloriara de que "excepto en el centro de la defensa y de portero, en el Athletic jugué en todos los puestos".

Ambos reconocen que no estarán esta noche en San Mamés. "El último partido al que fui fue cuando jugó aquí el Nàstic y ganó 0-2", (4-III-2007) reconoce Zubiaga antes de confesar que "lo hice porque yo entrené en Tarragona". La razón de Uribe es mucho más simple: "Es que me pongo muy nervioso en el campo. Prefiero verlo por televisión". Sin embargo, ambos están enterados de todos y cada uno de los detalles, no ya del Athletic, sino de la Liga al completo. Por eso temen el potencial de un Real Madrid que llegará a San Mamés con su pléyade de figuras. "Es que son muy buenos", apunta Zubiaga con un gesto de preocupación, "Cristiano Ronaldo es impresionante, Kaká, Benzema… Lo bueno es que Higuaín se ha lesionado, pero también está Xabi Alonso".

el mejor del mundo Ellos vivieron otras épocas. En la de Uribe, a caballo entre la década de los 50 y los 60, "el Real Madrid era el mejor equipo del mundo y, sin embargo, nosotros les ganamos ese partido y la famosa final de 1958". La de los once aldeanos, otro hito rojiblanco. Piensa el bilbaino que "este Madrid también es muy bueno. Yo les comenté a mis amigos a principio de temporada que este año iba a ganar la Liga. Y ahí está, discutiéndosela al Barcelona".

Sabedores de que los tiempos han cambiado, ambos recomiendan al Athletic que "juegue fuerte, sin complejos. Que intente tener la pelota y ojalá que marque un gol rápido, porque luego San Mamés ayuda mucho y al Real Madrid se le puede hacer muy cuesta arriba", relata el de Arrankudiaga, que estará eternamente agradecido a "Ronnie Allen, porque me subió al primer equipo en 1969, después de haber debutado con el Athletic en 1965 y haberme pasado cuatro años en el Bilbao Athletic. Con el inglés debuté en la octava jornada y jugué todos los partidos hasta el final de la temporada".

Uribe también guarda en su memoria la llegada al banquillo de San Mamés del brasileño Martim Francisco. "Cuando llegó, dijo que algunos estábamos gordos y que teníamos que adelgazar. No me acuerdo bien a quienes incluía, pero yo estaba entre ellos. Entonces no teníamos los medios que tienen ahora. Los días de partido comíamos cuatro horas antes de jugar y el menú consistía en consomé, merluza y carne, además del postre. Recuerdo que Martim Francisco no nos dejaba beber agua en las comidas y un día que el postre era un bol de frutas sumergidas en agua, Mauri miró de reojo, vio que el entrenador no le estaba mirando y se bebió todo el agua". Tercia el delantero reconvertido en lateral que "Allen, en cambio, nos dejaba beber un vasito de vino y fumar. Pero lo del vasito, ahora se puede contar, era un decir, porque el camarero, si le regalabas una entrada, siempre estaba dispuesto a que estuviera lleno. El inglés era de los que pensaba que si uno estaba acostumbrado a beber en las comidas, no tenía por qué variar en las concentraciones y que un cigarro fumado relajadamente sentaba mejor que otro fumado a escondidas y nervioso".

Los tiempos han cambiado. A Zubiaga le hubiera gustado tener "los sistemas de recuperación que tienen ahora los jugadores, los fisioterapeutas… En nuestra época te daban descanso cuando cumplías el ciclo de cuatro tarjetas amarillas". Uribe apunta que "una vez estuvimos mirando los minutos que jugábamos nosotros en aquellas temporadas de treinta partidos en Liga más los de Copa y resultó que jugábamos más que el que más había jugado del Athletic con la Liga de 38 partidos".

Pese a ello no quitan méritos a los actuales leones. Ambos coinciden en que "el equipo tiene calidad. Ahí está Llorente, que es muy bueno en todas las facetas del juego; está Iraola, que siempre mantiene una línea muy regular; Javi Martínez y Gurpegi son incansables… Y está Muniain, que aunque por su edad no debe jugar los noventa minutos, se le ve que es muy bueno y que tiene detalles de gran jugador". Por eso confían, con más esperanzas en el caso del bilbaino, en que "aunque es muy difícil, el Athletic vuelva a clasificarse para jugar en Europa. Porque eso, aunque lleve una carga mayor de partidos, da confianza al jugador, la confianza se convierte en tranquilidad y la tranquilidad te permite dar todo lo que tienes dentro". "Y además, aunque se entrene menos, a los jugadores lo que les gusta es jugar", añade un Zubiaga convencido de las bondades de la competición y que ahora dedica su tiempo libre "a restaurar con mis propias manos un caserío que compré. No tengo conocimientos de arquitectura, pero diseñé lo que quería y lo he hecho. Incluso le compré a un carpintero que se jubilaba todas sus herramientas con la condición de que me enseñara a utilizarlas y que me ayudara en lo posible".

partidarios de Caparrós Más lúdico es el tiempo de ocio de Uribe, "con 70 años me ha dado por jugar al golf y me he hecho socio de Meaztegi, donde suelo coincidir con Fidel Uriarte y Txutxi Aranguren", pero en lo referente al titular del banquillo de San Mamés uno y otro aseveran que "Caparrós debería continuar. Conseguir los resultados que ha logrado en estos tres últimos años, después de los agobios que habíamos pasado, era algo en lo que muy pocos confiaban", asegura el más veterano a quien su sucesor apunta que "si las cosas funcionan, no hay por qué cambiarlas y Caparrós, además de resultados, ha sacado jugadores de la cantera y ha dado oportunidades a hombres como Koikili y Toquero, con lo que ha demostrado que no es necesario formarse en Lezama o venir de un equipo de Primera para jugar en el Athletic".

Ninguno se atreve a apostar por la victoria rojiblanca, "Yo le he puesto una X en la quiniela", confiesa Uribe antes de desear que "ojalá me equivoqué", mientras Zubiaga también ve "un partido difícil pero que ojalá acabe con victoria nuestra. Y la conversación deriva hacia otros derroteros, mientras los dos ex jugadores caminan hacia la tienda oficial que el club tiene en San Mamés. "¿Cuándo te operaste de las rodillas?, Es para saber cuándo me va a tocar a mí", inquiere el más joven. "Cuando cumplí los 70. Tengo dos prótesis y cuando voy a un aeropuerto me pitan todas las alarmas", sonríe Uribe. "A mí me pasa igual. También tengo una prótesis en la cadera y una vez, en Alemania, me registraron de arriba abajo porque el aparato no dejaba de sonar". Hombres de hierro. Indetectables para los defensas madridistas en dos tardes de historia en rojiblanco. Buscan sucesor. Les da igual que se llame Fernando, Iker o Javi. Lo que quieren es que la historia continúe.