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Marijaia, we love you

Los turistas se entremezclan en el bullicio festivo, atrapados por el embrujo de Aste Nagusia

Cientos de turistas disfrutan de Aste NagusiaOskar González

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Nunca habrían imaginado que un txupin pudiera despertar tal estallido de alegría, el Badator Marijaia de Kepa Junkera les era totalmente ajeno y la única purpurina que habían visto era la que decora las estrellas de Navidad. Pero todos ellos han sucumbido al embrujo de Aste Nagusia y, mapa de la ciudad en mano, no han dudado un segundo en atarse un pañuelo azul Bilbao al cuello y sumergirse en la fiesta como un bilbaino más. Son alemanes, mexicanos, italianos, ingleses o belgas, turistas que han tenido la suerte de visitar la villa en su semana más especial y, sorprendidos por el ambiente festivo de la calle, las actividades gratuitas y el abanico de propuestas para todas las edades, se proclaman ya embajadores oficiales de Marijaia.

"Volveremos el próximo año"

Inge Geudens estudia castellano en su Bélgica natal. Junto a sus compañeros de clase, todos los años eligen una zona dentro del Estado para pasar una semana de vacaciones. El destino elegido en esta ocasión ha sido Bilbao y Bizkaia, donde llegó el pasado viernes con Ann y Jo, y el hijo de este último, Brick, con una semana por delante. No pueden estar más contentos con la elección. “El año que viene volveremos con todos nuestros compañeros de clase”, prometen totalmente enamorados de una ciudad que han tenido la suerte de encontrar en plenas fiestas. “Es una ciudad preciosa. Hemos visto muchas cosas: el Casco Viejo, por supuesto el Museo Guggenheim, hemos dado un paso por la zona más moderna, visitamos el magnífico estadio de San Mamés...”, explican tras haber recorrido de nuevo la villa en esta ocasión dando pedales junto a Tourné Bilbao. Por no hablar de su gastronomía, que les ha conquistado. “No hay nada mejor que los pintxos”.

Su sorpresa ha sido mayúscula al encontrar una ciudad totalmente volcada en la fiesta. “Es una ciudad muy divertida”, sonríen mostrando los pañuelos de baldosas que ya tienen anudados al cuello y a la muñeca. “¿Cuál es la forma correcta de llevarlo?”, se interesan. Se han sacado la ineludible foto con Marijaia –“los brazos en alto, por supuesto”–, han visto una prueba de traineras por la ría, han alargado la noche más allá de los fuegos en las txosnas, asistieron maravillados al concierto en homenaje a Paco de Lucía, se quedaron a un tris de recibir a la reina de la fiesta en la plaza del Arriaga – “faltaban solo diez minutos pero lo vimos en televisión”– e incluso muestran con orgullo el vaso de plástico reciclable del que ya no se separan. “Vimos el txupin en la tele y diez minutos más tarde estábamos aquí en las txosnas. ¿Por qué no son más famosas estas fiestas?”, se preguntan, extrañados, encantados del ambiente de camaradería y bullicio que se respira en la calle. Tanto, que no dudan en autoproclamarse “embajadores de Aste Nagusia” una vez regresen a casa. Y, atención, que prometen volver el año que viene, esta vez con compañía. “¡Tienen que conocer estas fiestas!”, afirman.

"Una ciudad viva y llena de alegría"

Matilde García Cuesta siempre había querido conocer la tierra de su abuela, oriunda de Bilbao. “Tenemos también familia en el sur de España pero teníamos muchas ganas de conocer el País Vasco”, explicaba mientras paseaba por el recinto festivo junto a su marido, Carlos Herrera. “Además hemos tenido la suerte de que nos tocó la fiesta, con un ambiente impresionante”, se alegran. “Lo que más nos ha gustado es ver a tanta gente disfrutando en la calle; la ciudad se ve con mucha vida y llena de alegría”, afirman. Fue una de las recepcionistas del hotel en el que se alojan la que les puso sobre aviso y no se lo pensaron dos veces antes de echarse a la calle. “Hemos vuelto a las tres de la madrugada”, cuentan, divertidos. “Había tanta música que no íbamos a poder dormir en el hotel... Si no puedes con tu enemigo, únete a él, ¿verdad?”. 

Su afición a la literatura le ha hecho componer una completa ruta que incluye los escenarios de la trilogía de La Ciudad Blanca, de Eva García Sáenz de Urturi, y del Baztan, de Dolores Redondo. Así que hicieron las maletas desde Texas, donde llevan viviendo muchos años, aunque son naturales de México, y se dispusieron a cruzar el charco. Han estado ya en Gasteiz, Laguardia y Balmaseda, y después de Bilbao, tienen pensado visitar Mundaka, Gernika, Lekeitio, Donostia, Hondarribia, Iruñea o Elizondo, enumeran dentro de un periplo que se prolongará dos semanas.

"Vimos cómo se asomaba Marijia al balcón"

Dos semanas; es el tiempo que Annette y Ralph Kluppelholz se quedarán en Bilbao para disfrutar de Bilbao y sus alrededores. Residentes en Leipzig, Alemania, ella conoció la capital vizcaina hace cinco años, cuando realizaba el Camino del Norte, y quedó tan prendada de la ciudad que siempre quiso volver. Y, ¿qué mejor que hacerlo en plenas fiestas? Aunque no eligieron las fechas para coincidir con la llegada de Marijaia, buscando información en internet sobre su destino vieron que llegarían en plena Aste Nagusia. “Es una ciudad estupenda, nos ha encantado la catedral, el Casco Viejo, Artxanda, el funicular...”, enumeran. “Y además tiene el mar cerca, ¿qué más se puede pedir?”. Entre sus planes también está visitar Donostia y el Puente Colgante, al que llegaron dando un paseo en bicicleta. Hace tres días, desde que el sábado llegó Marijaia, que no se quitan el pañuelo de fiestas salvo para ir a la playa, y no se pierden los fuegos artificiales, y los desfiles de gigantes y cabezudos, que les han encantado. “No salimos por la noche pero aprovechamos el día a tope. ¡Hasta vimos cómo se asomaba Marijaia al balcón el sábado y el magnífico ambiente del txupin!”, afirman.

"Es una fiesta para todos"

Virginia Cozzolino y Marco Ulisse se despedían ayer de Bilbao después de haber pasado tres días “fantásticos. Nos ha gustado mucho: hemos recorrido la ciudad, visitado los museos... Nos apetecía recorrer el norte de España –vivimos en Roma y allí en verano hace muchísimo calor– y sabíamos que Bilbao era ciudad que merecía la pena visitar”. Cómo no, disfrutar del ambiente de Aste Nagusia ha sido un deber, más aún si el alojamiento, como en su caso, está en pleno recinto festivo. “Salimos la primera noche: conocimos a Marijaia, vimos los fuegos artificiales, bailamos en las txosnas... Aquí os gusta mucho la fiesta, ¿verdad?”, lanzaba una pregunta que suena más a retórica que a real. “En Italia hay fiestas, pero suelen ser para personas jóvenes, a las afueras de las ciudades. Aquí la fiesta está en pleno centro y es para todo el mundo; participan desde los mayores a los niños, incluso las personas con discapacidad pueden hacerlo”.

"Queremos conocer a Marijaia"

Faye y Andrew Sellers, y sus hijos Poppy y Archie, de Manchester, están alojados en Elgeta pero no dudaron en venir a pasar el día a Bilbao. “Viví en Castellón conozco Andalucía, pero queríamos visitar el norte”, contaban. “Vivimos que eran fiestas estos días y hemos venido a disfrutar de ellas. Queremos conocer a Marijaia, ver los fuegos artificiales y cualquier plan que vayamos encontrando”, se mostraban dispuestos.