El afamado escritor alemán y "poeta maldito" Charles Bukowski intuía que la clave para envejecer era seguir siendo niños. Como auténticos críos han disfrutado este jueves los más de 300 mayores que se han apuntado a un plan integral de fiestas, en una jornada que el Ayuntamiento de Bilbao ha querido dedicar a los más mayores dentro de Aste Nagusia. Incluso la propia Marijaia no se lo ha querido perder.

Sobre las 10.30 horas de la mañana los autobuses han recogido a un extenso grupo de mayores. Los taca-taca no han supuesto barrera alguna para poder disfrutar sin limites de una jornada para nada tranquila. Los artistas del circo Tamberlick han sido los encargados de capitanear una sesión de interminables risas. Los veteranos contemplaban maravillados todo tipo de acrobacias. Un cálido ambiente aplausos advertía que el show estaba por terminar. En ese momento, la carpa circense del Parque Etxebarria ha quedado vacante. Los veteranos fiesteros, con calma, han vuelto a los vehículos y se han dirigido a su próximo destino: el pabellón de La Casilla.

Para muchos, esta tradicional almuerzo ha sido una auténtica aventura. "Muchos de ellos llevan más de un año sin salir de casa", compartía al mediodía la auxiliar de ayuda a domicilio, Loli Fernández. La gran marabunta de invitados se han acomodado en los diferentes asientos. Algo más de media decena de largas hileras de tableros formaban un enorme comedor cubriendo así gran parte del polideportivo. En la grada sur del recinto se encontraba una armoniosa banda que interpretaba grandes clásicos de la música a un ritmo muy complaciente.

Pronto han empezado a llover los platos por las mesas. Una simple pero gustosa paella de marisco ha sido el primer pase. Momento en el que el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, –junto a los concejales Itziar Urtasun y Juan Ibarretxe– ha comenzado a conversar con cada uno de los comensales. "Es una iniciativa muy importante. Todo el mundo debe encontrar su espacio en Aste Nagusia y las personas con mayores dependencia tienen que poder disfrutar. Es muy relevante no por la comida, sino por el gran ejercicio de convivencia", ha detallado el primer edil al finalizar el extenso recorrido por el comedor.

Los asistentes han acompañado a los mayores en todo momento Jose Mari Martinez

"Es una iniciativa que lleva en el calendario desde los años 80", confiesa Jose Mari Amantes, comparsero de Moskotarrak, quien ha visto la puesta en marcha y desarrollo del plan desde hace más de 43 años. "Lo propusimos Moskotarrak junto a Uribarri y estaba pensado para todas las personas de las residencias. Comenzó en una cervecera en barrio de Deusto, luego pasó al frontón de La Esperanza y hoy en día se realiza en La Casilla. Es una actividad fundamental", ha declarado Amantes emocionado.

Todavía no se había terminado el segundo plato, bacalao con piperrada, cuando ha comenzado a bailar. "No soy usuaria, pero me encanta acompañar a los mayores y por eso estoy aquí. Son muy agradecidos y vengo cada año", confiesa con una energía apabullante Isabel Muñoz deseosa de cantar alguna canción de María Dolores Pradera al terminar. La empatía de todos los cuidadores y asistentes se apreciaba a simple vista. "Mayormente son usuarios que reciben un servicio de acompañamiento o de ayuda a domicilio", ha detallado Mónica Navajas responsable de innovación del grupo SSI.

Las ganas de bailar no entiende de edades. Jose Mari Martinez

Los txistularis bilbainos Beni Egiguren , Mikel Bilbao y Patrik Bilbao –los dos últimos padre e hijo– hacían un parón para descansar. "Esta semana tenemos una apretadísima agenda, pero, hoy, hemos querido estar aquí", han admitido. La edad no ha sido una traba para el jolgorio. El vino –junto al goxua– corría por lo vasos como en las txosnas, solo que el edificio era más propicio para aguantar el fuerte calor. La timidez propia de permanecer un año entero sin salir del hogar era evidente, pero poco a poco la gente se iba soltando. El carismático bilbaino Javi Fernández mostraba una actitud inspiradora frente a la vejez. "Intento afrontar los problemas con mente positiva, aunque todos tenemos amarguras. Es verdad, que con los años es muy fácil quedarse aislado y perder el circulo social, pero hay que moverse. No puedo viajar todo lo que me gustaría, pero intento seguir con interés a los jóvenes. Eso si, para usar el móvil que no cuenten conmigo que no quiero ser esclavo de él.", ha afirmado con humor. A ritmo de la conocida canción Si nos dejan fue la hora de los mayores para bailar. Marijaia les tiene en cuenta.