Emmanuel Macron fue reelegido ayer domingo presidente de Francia tras imponerse con claridad en la segunda vuelta de las presidenciales a la ultraderechista Marine Le Pen, que firmó su mejor resultado en unas elecciones, pero fue insuficiente para acceder al poder.

El liberal, de 44 años, superó el 58% de los votos pero vio como se evaporaba la mitad de la ventaja que hace cinco años le permitió ganar la Presidencia, lo que muestra las heridas abiertas en un país por un periodo marcado por las crisis, desde los “chalecos amarillos” a la pandemia.

Otro signo inquietante es la baja participación, con una abstención en torno al 28%, la más alta en medio siglo en una segunda vuelta, solo superada por las presidenciales de 1969, marcadas por la retirada de De Gaulle tras las revueltas estudiantiles del año anterior y por un claro llamamiento a la abstención de la izquierda.

Consciente de esas máculas, Macron se mostró modesto en su discurso, pronunciado frente a la Torre Eiffel, a la que llegó de la mano de su esposa Brigitte y rodeado de un grupo de niños entre las notas del Himno a la Alegría, el mismo himno europeo que eligió hace cinco años frente al Museo de Louvre.

El presidente limitó la ceremoniosidad de 2017 y reconoció que el resultado de pone de manifiesto “un país lleno de dudas” y prometió trabajar para darles una respuesta.

Una tarea difícil El presidente, que a causa de la reforma constitucional de 2008 que limita a dos el número máximo de mandatos consecutivos no podrá presentarse en 2027, reconoció que no será una tarea fácil.

Macron se convierte en el primer presidente reelegido desde 2002 y el primero en hacerlo en unas presidenciales que afrontaba también con una mayoría parlamentaria favorable. Arrasa en las grandes ciudades, entre los electores con cierto nivel adquisitivo y entre los mayores, pero sigue sin convencer en las regiones más deprimidas. Ahí ha pescado Le Pen, que ha visto cómo su estrategia de lavado de cara del partido, centrando más la campaña en el poder adquisitivo y las clases populares abandonadas por la globalización, le ha permitido avanzar y, por primera vez en la historia, superar los 13 millones de votos.

Métodos desleales

A sus 53 años y con tres presidenciales a sus espaldas, la líder de la extrema derecha, que había asegurado que no se presentaría una cuarta, fue menos tajante en la noche electoral y afirmó a sus fieles que seguirá al frente del partido, al menos, para las legislativas de junio próximo.

Le Pen denunció “métodos desleales” para apartarle del Elíseo, consideró que su resultado “es una victoria en si misma” y consideró que sus ideas “han dominado” durante las elecciones, por lo que pidió un fuerte apoyo en la Asamblea Nacional para “constituir un contrapoder a Macron”.

“En esta derrota veo una forma de esperanza. Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar”, aseguró Le Pen.

Para tomar impulso en esas elecciones, Macron puede nombrar en los próximos días un nuevo primer ministro en sustitución del tecnócrata Jean Castex. Algo que llegará más tarde, puesto que puede elegir un perfil más progresista para atraer a sectores del electorado donde tiene menos respaldo, un perfil más marcado a la izquierda que le permita ganar terreno entre electorado donde parece tener menos respaldo.

“El peor elegido”

Y es que el líder de la izquierda radical en Francia, Jean-Luc Mélenchon, tachó a Macron, de ser el presidente de la V República “peor elegido” por los altos niveles de abstención, que superan el 28%.

“Macron es el presidente peor elegido de la V República. Nada en un océano de abstención, voto blanco y nulo”, apuntó Melenchon.

En corto

Cinco millones

Ventaja sobre Le Pen. El reelegido presidente sacó algo más de cinco millones de votos de ventaja sobre su rival. Hace cinco años, Macron sacó a Le Pen una ventaja de diez millones de votos.

Desde Chirac

Primera reelección desde 2002. Se trata de la primera reelección de un presidente en ejercicio desde la victoria del conservador Jacques Chirac en 2002.

Abstención

La más alta desde 1969. Esta segunda vuelta de la elección presidencial se caracterizó por la baja participación, estimada en torno al 72 %, que sería la más baja en 53 años, desde los comicios de 1969. Habría además un 6% de votos nulos.