Kosovo participará mañana miércoles por primera vez en una cumbre de la Unión Europea (UE), en la que, sin embargo, no habrá símbolos en la reunión que le identifiquen como tal debido a que hay países, entre ellos España, que no reconocen a este territorio como país. La cita de Liubliana, la capital de Eslovenia, con los representantes de los Balcanes Occidentales, es un encuentro periódico que el año pasado se celebró por videoconferencia debido a la pandemia de coronavirus. En aquella ocasión se evitaron los símbolos que identificaran a Kosovo como país, lo que volverá a ocurrir en Liubliana después de las exigencias de España para ello. Junto a España, otros cuatro países de la UE no reconocen a Kosovo, en concreto Grecia, Rumanía, Chipre y Eslovaquia.

Los líderes comunitarios se verán en Liubliana con los de Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Macedonia de Norte, Albania y Kosovo.

En la cena de líderes de la UE que precederá a la cumbre con los Balcanes habrá un intercambio de puntos de vista sobre diversos asuntos de manera informal y debatirán algunas cuestiones que forman parte de la agenda de la reunión del Consejo Europeo de los días 21 y 22 de octubre.

La previsión es que aborden principalmente el papel internacional de la Unión Europea y, en ese contexto, traten asuntos como la situación en Afganistán, las relaciones con China o las tensiones entre Francia y Estados Unidos tras el acuerdo de este país con Reino Unido y Australia que provocó la ruptura de un contrato de venta de submarinos de París a Camberra.

Frontera con serbia

En este contexto, el tránsito entre Kosovo y Serbia fue restablecido por completo ayer según lo acordado la pasada semana en Bruselas para reducir la tensión y evitar una mayor crisis entre los dos países por una disputa sobre las matrículas de vehículos.

El acuerdo para rebajar la tensión se alcanzó bajo mediación de la UE, que desde 2011 facilita el diálogo para que los dos países normalicen sus relaciones, un complicado proceso interrumpido con frecuencia por crisis y acusaciones mutuas.

Según la emisora kosovar RTK2, el tráfico se normalizó en los cruces fronterizos norteños de Jarinje y Brnjak, donde Kosovo retiró sus vehículos blindados y representantes de la minoría serbia pusieron fin al bloqueo de carreteras.

La misión KFOR, de la OTAN, estará presente en los dos pasos fronterizos hasta mediados de octubre para asegurar el orden y la libertad de movimientos entre Serbia y su antigua provincia, que proclamó la independencia de forma unilateral en 2008.

El acuerdo del 30 de septiembre en Bruselas implica que a partir de ayer los vehículos de ambos países tendrán que cubrir sus respectivos distintivos nacionales en las matrículas con pegatinas del país al que entren.

Se trata de una medida provisional, hasta que un grupo de trabajo con representantes de los tres principales protagonistas, Kosovo, Serbia y la Unión Europea, presente una solución definitiva.

La crisis surgió el 20 de septiembre, cuando Kosovo prohibió la entrada en su territorio de vehículos con matrícula serbia, en respuesta a una medida similar de Belgrado, y desplegó fuerzas especiales de la Policía, con blindados y armas automáticas.

Los serbios, que representan la mayoría en el norte de Kosovo pero, sin embargo, son minoritarios en el resto del país, respondieron bloqueando las carreteras con camiones, y Serbia elevó el nivel de alerta de sus tropas y su fuerza aérea voló cerca de la frontera.