Para la Unión Europea (UE) la investidura de Joe Biden el próximo miércoles como presidente de EE.UU. supone el inicio de una “oportunidad única en una generación” para reconducir la relación con su principal aliado, la Unión Europea, pero el asalto al Capitolio confirma que el demócrata tendrá que prestar gran atención a su país.

Bruselas quiere recuperar los lazos con Washington que el presidente saliente Donald Trump ha deteriorado y ese objetivo se plasmó en diciembre cuando los jefes de Estado y de Gobierno de la UE aprobaron la estrategia para cooperar con EE.UU. frente a la pandemia, el medio ambiente, China o la relación comercial.

No en todos ellos va a ser fácil, dicen los analistas y “durante este primer año sabemos que (Biden) va a estar enfocado en el tema interior, por la división” que hay en el país, dice la investigadora principal de EE.UU. y relaciones transatlánticas del Real Instituto Elcano, Carlota García Encina.

En 2021 la UE espera al menos sentar las bases de esta relación invitando a Biden a una cumbre en la primera mitad del año. Biden -defensor de un mayor orden multilateral, como la UE- tendrá controlada la Casa Blanca, el Congreso y el Senado y para García “se abre una oportunidad que no se puede perder”, porque en dos años EE.UU. celebrará las elecciones en las que los republicanos podrían recuperar el control de una de las cámaras.

democracia dañada

Ese asalto ha dañado la imagen de la democracia americana, si bien el sistema aguantó y el Congreso pudo confirmar la victoria de Biden de madrugada.

Pero el daño a la reputación dificultará la propuesta de crear una alianza entre las democracias, porque “en estos momentos estas ideas no tienen el favor de todos los americanos”, dice el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontífica de Comillas, Andrea Betti.

Aunque para la investigadora del Real Instituto Elcano, “reparar la democracia en casa no tiene que ser incompatible con reforzar la democracia en el mundo”, y de hecho cree que “EE.UU. tiene” ahora “mayor interés en luchar” por estos principios.

consensos y divergencias

Los analistas coinciden en que la UE podrá contar con la nueva administración en la lucha contra la pandemia y el cambio climático, sobre el que Biden ya ha señalado su intención de volver al Acuerdo de París, que Trump abandonó el año pasado.

Y comparten la opinión de que la principal divergencia será la forma de abordar la relación con China, un terreno en el que la futura administración, antes incluso de asumir el poder, ya ha tenido el primer desencuentro con Bruselas, acusándole de no consultarle antes de cerrar las negociaciones políticas sobre el acuerdo de inversiones con Pekín.

Materia comercial. Bruselas quiere reconducir la tensión surgida por la batalla entre Airbus y Boeing, por la que la UE y EE.UU. han impuesto aranceles a las importaciones.

Nombramiento de la OMC. La UE espera que la nueva administración estadounidense acepte el nombramiento de la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala para presidir la Organización Mundial del Comercio (OMC) y permita renovar su mecanismo de resolución de conflictos.

Acuerdo nuclear. La UE quiere salvar el acuerdo nuclear con Irán. Biden se ha comprometido a volver al tratado, después de que Trump sacara a EE.UU. en 2018, pero el hecho de que Teherán haya empezado a enriquecer uranio hasta el 20% puede dificultar sus planes.