- La última cumbre del año de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se ha saldado con importantes acuerdos en materia económica y climática, gracias al pacto que desbloquea el presupuesto comunitario y el fondo de recuperación y al nuevo objetivo de reducción de emisiones, pero también ha servido para constatar que un Brexit sin acuerdo comercial entre Bruselas y Londres es cada vez más probable.

La reunión comenzó pasadas las 13.00 horas del jueves y se prolongó hasta las 10.30 horas del viernes en lo que fue un “maratón” de más de veinte horas para resolver “muchos temas difíciles e importantes para el futuro de la UE”, tal y como aseguró el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, en la rueda de prensa posterior al encuentro.

El foco principal de la cumbre estaba puesto en el bloqueo que existía sobre el paquete presupuestario y el fondo de recuperación por el veto de Hungría y Polonia. Estos dos países rechazaban el nuevo sistema de condicionalidad que prevé la suspensión de las ayudas europeas a un país que viole los principios del Estado de derecho.

Pero este asunto llegó prácticamente zanjado a la cumbre gracias a un acuerdo que Alemania, como presidencia de turno de la UE, alcanzó con estos dos socios para desbloquear la situación. Este pacto fue validado por el resto de socios e incluye una serie de garantías para asegurar a Varsovia y Budapest que el mecanismo no se utilizará para presionarles en otras políticas como la migración y que no se utilizará hasta que la Justicia europea se haya pronunciado sobre su legalidad.

La canciller alemana, Angela Merkel, enfatizó el “gran alivio” que supone el acuerdo para desbloquear el paquete presupuestario tras el “enorme” esfuerzo que ha sido necesario desplegar en estas semanas. Las ayudas europeas, ha recordado, deben llegar “lo antes posible” a las capitales.

Además de su papel en esta cuestión, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, también fue protagonista del otro gran tema de la reunión: la negociación para elevar del 40% al 55% el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del bloque para 2030. Tanto él como su colega checo, Andrej Babis, obligaron a los jefes de Estado y de Gobierno a pasar la noche negociando este asunto.

Finalmente, los Veintisiete resolvieron sus reivindicaciones gracias a un texto en el que subrayan que se tendrá en cuenta “el punto de partida de cada país” para distribuir los esfuerzos entre los socios comunitarios y que incluye una referencia al papel que tendrán las “tecnologías de transición” como el gas. Así, Bruselas tendrá que poner sobre la mesa una nueva normativa que actualice los recortes de emisiones que se exigirán en estos diez años a cada país de la UE. Este es otro de los asuntos que preocupaban a Polonia y finalmente han pactado que los jefes de Estado y de Gobierno dará directrices al Ejecutivo comunitario para que elabore esta propuesta legislativa.

Otro tema que se coló en la agenda de los líderes fue el estado de las negociaciones entre Bruselas y Londres para pactar su relación comercial en la etapa post Brexit. Pero en este caso, los Veintisiete prefirieron mantener un perfil bajo y evitaron un debate de fondo sobre esta cuestión.

Este punto duró apenas diez minutos, prácticamente el tiempo que tardó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en trasladar a los primeros ministros que se mantienen los principales escollos y que a día de hoy es más probable que fracasen las negociaciones a que haya un acuerdo a tiempo para la separación el 31 de diciembre. Tras ella sólo tomaron la palabra Sánchez, el irlandés Micheál Martin y el luxemburgués Xavier Bettel.

Con todo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, defendió en una rueda de prensa que aunque fracasen las negociaciones el escenario no será el de un divorcio “desordenado” porque Reino Unido ya pactó con el bloque las condiciones del divorcio en el Tratado de Retirada, lo que evitará una salida caótica.

Otra cosa, dijo, es la relación futura, sobre la que ha confiado en que se logre un acuerdo que preserve los intereses de europeos y británicos, porque, añadió, “la geografía es testaruda y seguiremos viviendo el uno al lado del otro”.

Se atribuyen el éxito. Los gobiernos de Polonia y Hungría celebraron ayer como un éxito propio el acuerdo en la cumbre europea sobre los presupuestos comunitarios 2021-2027 y el plan de reconstrucción poscovid, que ambos habían amenazado con vetar. Los dos Ejecutivos, de corte ultraconservador y nacionalista, se habían mostrado dispuestos a bloquear el vital paquete económico, de más de 1,8 billones de euros, por su rechazo al mecanismo de condicionalidad, un instrumento ad hoc que liga el desembolso de los fondos con el respeto al Estado de derecho, un punto por el que han sido cuestionados en los últimos años. Finalmente, con la mediación de la canciller alemana, Angela Merkel, que ejerce la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, se alcanzó un compromiso que permite a todas las partes cantar victoria y, lo principal, que empiecen a fluir los fondos europeos a los países más afectados por la crisis de la covid. El hecho es que Hungría y Polonia han acabado aceptando el texto que rechazaron hace diez días y el propio mecanismo de condicionalidad, a cambio de una serie de requisitos en su funcionamiento y el recurso a la Justicia comunitaria.

“Ha merecido la pena una noche sin dormir. No quiero ni pensar que no hubiera habido acuerdo”

Canciller alemana

“Diez años es mañana, así que hagamos todo lo posible para conseguirlo. Ahora, todos juntos”

Presidente de Francia