La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, llamó a poner en marcha "sin demora" el Fondo de Recuperación europeo bloqueado por Hungría y Polonia, para hacer frente a una segunda ola de covid-19 que "afectará severamente" a la economía de la eurozona.

En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Lagarde abogó por mantener "tanto tiempo como sea necesario" las condiciones de financiación favorables que proporciona el BCE e instó a los Gobiernos a complementar esta acción con políticas presupuestarias de apoyo a la economía.

En este sentido, subrayó que el Fondo de Recuperación pactado por la UE en julio, dotado con 750.000 millones de euros, facilitará recursos adicionales para poner en marcha estas medidas, especialmente "en aquellos países de la eurozona con limitado espacio fiscal".

Por ello, llamó a "hacerlo operativo sin demora" y a asegurar "disposiciones que permitan el gasto bien escalonado y efectivo de estos fondos", que llegarán a los Estados como transferencias directas o préstamos.

Lagarde subrayó que el fondo es un componente de "importancia crítica" dentro de la respuesta europea a la crisis y confió en que sea "muy efectivo" una vez se despliegue.

Insistió además en que es "vital" que el dinero se destine a aquellas áreas con mayor potencial para impulsar crecimiento y productividad en el futuro y, en general, instó a los países a combinar inversiones y reformas dirigidas a desafíos a medio y largo plazo como la sostenibilidad ambiental o la digitalización.

AUMENTA LA INCERTIDUMBRE

La aprobación del Fondo de Recuperación está de facto bloqueada por el veto de Hungría y Polonia esta semana al presupuesto plurianual comunitario, lo que amenaza con retrasar más allá del 1 de enero de 2021 la activación del paquete de 1,8 billones de euros pactado por la UE para relanzar la economía.

La llamada del BCE a mantener el apoyo presupuestario se justifica por el "mayor riesgo de que la recuperación se retrase" como consecuencia de la segunda ola de la pandemia de coronavirus, que "aumenta el ya alto nivel de incertidumbre y plantea un serio desafío".

"Se espera que la economía del área del euro se vea severamente afectada por los efectos del rápido aumento de las infecciones y la reintroducción de medidas de contención", advirtió Lagarde.

Señaló que el sector servicios es el que se está viendo más afectado, que el paro ha aumentado en algunos países a pesar de que las medidas de apoyo al empleo han paliado el golpe, y que se prevé que la incertidumbre siga pesando sobre el consumo y la inversión.

Esta debilidad de la actividad económica se reflejará también en la tasa de inflación general, que "probablemente se mantendrá en territorio negativo hasta principios de 2021", explicó.

En este escenario, defendió Lagarde, "preservar condiciones favorables por tanto tiempo como sea necesario es clave para apoyar el gasto de los ciudadanos, mantener el crédito fluyendo y desalentar los despidos masivos".

Reiteró que el consejo de gobierno del BCE "recalibrará sus instrumentos como sea apropiado para responder a la situación", algo que está previsto ocurra en su reunión de diciembre y tras "evaluar cuidadosamente" en las próximas semanas los datos que lleguen y sus proyecciones macroeconómicas actualizadas.

Lagarde añadió que "aunque todas las opciones están sobre la mesa", es probable que las principales medidas frente a la crisis sigan siendo el programa de compras de deuda de emergencia por la pandemia (PEPP) de 1,35 billones de euros, así como sus operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTROS) por las que presta muy barato a los bancos.

"Abordaremos la actual fase de la crisis con el mismo enfoque y determinación" que durante la "primera ola", dijo.

El BCE no puede cancelar la deuda soberana que adquiere. No puede cancelar la deuda pública que ha adquirido con sus programas de compra de bonos para apoyar la economía puesto que sería contrario a los tratados europeos. El BCE no podría quebrar aunque sufriese pérdidas en los billones de euros en deuda que ha adquirido en los últimos años.

La presidenta ha pedido al sistema bancario europeo que se siga protegiendo ante futuras pérdidas derivadas de un empeoramiento de la calidad de sus activos por la crisis y que diseñe planes para limpiar sus balances de activos tóxicos.