Bruselas - El rumor constante que reclama en Bruselas más flexibilidad en las normas de gasto comienza a coger fuerza. Así lo demuestra la Comunicación publicada ayer por la Comisión Europea, en la que el Ejecutivo comunitario lanza un debate sobre la revisión de la gobernanza económica de la Unión Europea. Es decir, no habrá cambios inmediatos, pero se puede empezar a discutir sobre las complejas y estrictas normas de gasto que desde el comienzo de la crisis soberana del euro se han impuesto en el bloque comunitario.

Una decisión que no viene precisamente dada por un descontento de la Comisión con su propia obra. Desde la introducción del Six Pack y el Two Pack, las reformas al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el número de Estados miembros sujetos al procedimiento por déficit excesivo, el brazo corrector de la UE, ha pasado de 24 a 0, y el déficit público se ha reducido del 6,4% que marcaba en 2010 hasta el 0,9% en 2019.

En términos generales, el marco de supervisión económica de la UE ha logrado sus objetivos principales, aunque el cambio de contexto económico, tanto interno como global, sugiere la necesidad de introducir nuevas reformas. "Nuestras reglas han evolucionado considerablemente desde que se establecieron por primera vez y han logrado resultados positivos. Pero hoy en día se perciben como demasiado complejas y difíciles de comunicar. Así que estamos esperando un debate abierto sobre lo que ha funcionado, lo que no ha funcionado, y cómo construir un consenso para racionalizar las reglas y hacerlas aún más efectivas", señaló Valdis Dombrovskis, vicepresidente a cargo de una Economía al Servicio de las Personas, tras la presentación del debate.

Una discusión en la que, según fuentes comunitarias, la Comisión actuará como "un actor más", y en la que están invitadas a participar las instituciones europeas, Parlamentos y Gobiernos nacionales, pero también la sociedad civil y académicos. El punto central del debate será "encontrar el equilibrio" para mantener una elevada inversión pública sin poner en riesgo la sostenibilidad y, según señalan estas mismas fuentes, "reconstruir el consenso" en torno a estas normas.

Y es que el principal problema de las actuales normas es que no han cumplido con su objetivo de ofrecer coherencia. Pese a lograr buenos resultados en términos generales, aún existen países que se sitúan por encima del techo de gasto, como Francia y Rumanía, y tampoco son pocos los países que mantienen unos niveles de deuda por encima del 100% del PIB, lo que dificulta sobremanera mantener un crecimiento estable.

Pero, sobre todo, es necesario adaptar las normas a los nuevos desafíos. Es el caso del Green Deal, el programa para la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático del bloque comunitario. Un proyecto que movilizará un billón de euros durante la próxima década, lo que requerirá de altas dosis de flexibilidad que faciliten estas inversiones.