Bruselas - Cerrar un capítulo. Y mirar al futuro. La UE vivió ayer un día "excepcional" e "histórico" diciendo por primera vez adiós a un Estado miembro. Pero abre una nueva etapa en la que busca servirse de las lecciones del Brexit para aumentar la "fortaleza" y "unidad" del proyecto comunitario. Bruselas vivió una jornada sobria, sin dramatismos, pero con un mensaje firme: "La UE es mucho más fuerte que un solo país".

El último día no estuvo reservado para los lamentos y anhelos, sino para mirar al futuro. Desde esta pasada medianoche, las banderas británicas han dejado de ondear en las instituciones europeas poniendo fin a 47 años de una relación que bien podría describirse como amor-odio. Bruselas y Londres no llegaron a sus bodas de oro y terminaron pactado las condiciones de su divorcio in extremis. Pero a partir de hoy, arranca la parte más complicada: establecer los detalles de su relación futura.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, celebraron una rueda de prensa en la que dedicaron más tiempo a la agenda digital y la transición climática que a la salida del Reino Unido. Los tres líderes europeos evitaron convertir sus palabras en un melodrama e incidieron en la "necesidad" y "belleza" de permanecer juntos, ya a Veintisiete. "Es una grandísima oportunidad (?) Es muy importante mirar al futuro europeo", apuntó el italiano. "No estamos optimistas ni pesimistas, sino determinados", complementó la alemana. Es un día "histórico" con "sentimientos encontrados", apuntó el belga. La UE busca renacer "más unida", "fuerte" y "orgullosa" del varapalo que ha supuesto la marcha del submarino amarillo. Un jarro de agua fría que pone en valor el apoyo al proyecto comunitario y la unidad de los Estados miembros, pero que ha abierto grietas en el mayor desafío que enfrenta: la confianza de sus ciudadanos.

El futuro de Europa Por ello, la ya Unión a Veintisiete quiere conectar con las personas a través de la Conferencia del Futuro de Europa. Una iniciativa ambiciosa, pero que nace malherida. Y, sobre todo, quiere evidenciar que ahí fuera, en un mundo cada vez más volátil, interconectado y globalizado, hace mucho frío. "En ningún lugar del mundo existe una Unión de 500 millones de habitantes, 22 idiomas y 27 Estados miembros", subrayó Von der Leyen, que envió un mensaje claro: "La fortaleza no reside en un espléndido aislamiento sino en nuestra única Unión". "La pregunta clave de los últimos tres años es, ¿por qué hay tanta gente que quiere dividirnos? En un mundo sin reglas, los débiles están excluidos y solo prevalecen los fuertes. Nosotros, en la UE, no queremos eso", señaló Sassoli.

Con el Brexit, ambas partes pierden. Londres ya no tendrá el mismo acceso al mercado económico más grande del mundo. Dice adiós a las ventajas del apoyo de 27 naciones como demostró recientemente la imposición de sanciones comunitarias a Rusia, también al Erasmus o al roaming. Por su parte, la UE ve marchar al mayor ejército de la UE, la sexta economía del mundo y una potencia nuclear con uno de los cinco sillones del Consejo de Seguridad de la ONU. En palabras de la jefa del Ejecutivo comunitario, la UE "pierde a un miembro pragmático, realista y con una agenda económica clara" tras una relación que "no siempre ha sido fácil".