La Audiencia de Bizkaia ha condenado a siete años de prisión a un hombre que trabajaba como vigilante de seguridad por haber intentado asesinar a su esposa, a quién atacó con una porra y después con un cuchillo de grandes dimensiones en un piso de Portugalete.

La sentencia impone además al condenado una orden de alejamiento de la víctima de 15 años y una medida de libertad vigilada consistente en un tratamiento de deshabituación del alcohol durante cinco años después de salir de prisión. Además, deberá indemnizar a la víctima con 30.000 euros.

El 4 de julio de 2019, la víctima regresó a casa de hacer la compra y el hombre, "con intención de causar la muerte a su esposa", aprovechó que ella estaba de espaldas, "y de forma sorpresiva para evitar que pudiera defenderse, le propinó cinco o seis fuertes golpes en la cabeza con una porra de defensa de 48 cm. de longitud", que tenía porque era vigilante de seguridad de profesión.

La mujer "empezó a sangrar por la zona de la cabeza" y trató de quitarle la porra para evitar que la siguiera golpeando y, a continuación, el acusado le propinó dos puñaladas con un cuchillo de 21,5 centímetros de largo en la cara y el cuello.

"Para salvar su vida, ella intentó quitarle el cuchillo" y entonces, el hombre le mordió la mano y en el brazo.

La mujer pidió ayuda a gritos y una vecina que la oyó llamó a la Ertzaintza, acudiendo los agentes pocos minutos después.

DOS HIJOS MAYORES DE EDAD

La sentencia constata que el matrimonio tenía dos hijos mayores de edad, uno de los cuales aún vivía en el piso de la familia, y expone que en los dos últimos años la relación de la pareja "se encontraba deteriorada" y que incluso se habían planteado la posibilidad de divorciarse, si bien finalmente "siguieron conviviendo" en el mismo domicilio pero "haciendo vidas separadas".

La víctima "salía y viajaba con un grupo de amigas, lo que no era del agrado" del hombre, "que consideraba que su esposa se estaba gastando su dinero" y, así, la intentó matar "en una acción de desprecio a la condición de mujer de la víctima y con intención de mantener una situación de dominación sobre ella".

Como consecuencia del ataque de su marido, la mujer de 63 años sufrió lesiones en diversas partes de su cuerpo que no comprometieron a órganos vitales, aunque la localización de algunas de las heridas en el cuello y la cabeza "son indicadores de un riesgo potencial para la vida de la agredida", constata la resolución.

El tribunal considera que el hombre "presenta un estilo de personalidad patológico y egocéntrico", y que padece un trastorno de consumo perjudicial de alcohol.

La sentencia considera al autor del ataque autor de un delito de asesinato con alevosía en grado de tentativa, con el agravante de paretesco, por ser su esposo, y también el agravante de haber cometido el delito por razón de sexo, al tiempo que valora la atenuante de embriaguez del hombre, para reducir su pena .