El pasado 10 de febrero falleció en Bilbao Angélica Orue Zubiaur, una de las primeras mujeres veterinarias vascas tras una larga y fructífera existencia. El primer pensamiento, tras el recuerdo personal, nos indicó que había fallecido la víspera del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, recordando que Angélica fue una pionera al estudiar y dedicar toda su vida profesional a la veterinaria, ciencia en la que la presencia de la mujer se hizo esperar, si bien en la actualidad se ha convertido en mayoritaria.

Angélica Orue Zubiaur fue la primera veterinaria alavesa y la segunda veterinaria vasca. Y cualquiera que conozca su ascendencia podría pensar que nada más lógico en su caso que estudiar esa carrera. Nieta, biznieta y sobrina de veterinarios, su familia, tanto por parte materna como paterna, hunde sus antecedentes profesionales en el noble arte liberal de la Albeitería; herradores, albéitares y veterinarios jalonan su árbol genealógico.
Sin embargo, ella decía que debía su afición a la veterinaria sobre todo a su madre, quizás pesarosa aquella de no haber sido ella quien diera el salto a una profesión tan vinculada en otros tiempos al género masculino.
Nació en Llodio el 26 de noviembre de 1926, hija de Luis Orue, herrador, y de Dulce María Zubiaur, quien era hija del veterinario alavés Tomás Zubiaur Cosmen. Tras finalizar el Bachiller en Vitoria-Gasteiz, cursó la carrera en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza (Promoción 1946-1951). Todavía era rara la presencia de las mujeres en las aulas de las facultades de veterinaria, y, en su curso, Angélica estuvo acompañada por Elena Respaldiza, hija del catedrático de aquella facultad don Eduardo Respaldiza Ugarte.
Se diplomó en Sanidad y en Tipificación e Inspección de productos lácteos. Además, era especialista en Aplicaciones de los Radioisótopos en Biología Animal y Veterinaria. Realizó prácticas en el Laboratorio del Servicio de Zootecnia del Patronato de Biología Animal, en Madrid, con el gran zootecnista español Carlos Luis de Cuenca y González Ocampo., trabajando en nutrición para aves y en la mejora de la calidad de las lanas.
Entre 1955 y 1963, se dedicó a la enseñanza como profesora de Ciencias de la Naturaleza en el Instituto Canciller Ayala de Llodio, simultaneando esta actividad con su trabajo como veterinaria en una granja de Arakaldo (Bizkaia). Mantuvo su actividad docente durante buena parte de su estancia en Canarias, de 1963 a 1970, en distintos institutos de la isla de Gran Canaria.
En 1963 se trasladó como veterinaria titular al municipio de Moya en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria y más tarde a la Jefatura Provincial de Sanidad de Las Palmas, de 1964 a 1977. Allí, entre otros trabajos realizo amplios estudios sobre residuos de mercurio y metales pesados en los productos de la pesca.
En las Palmas vivió, trabajo y compartió anhelos y temores con María Elisa Álvarez Obaya, farmacéutica asturiana que había descubierto en el municipio lanzaroteño de Haria la presencia de alcohol metílico en las bebidas alcohólicas, que habían causado una intoxicación mortal con numerosos fallecidos, en lo que se denominó el caso del metílico. Fue una amistad total que trascendió más allá de sus vidas. Años más tarde en 2015, ya octogenaria, realizó una visita a Villaviciosa, pueblo natal de María Elisa Álvarez con ocasión de un homenaje que la villa asturiana ofreció a la insigne farmacéutica, dándole su nombre a una plaza de la localidad.
En diciembre de 1977 Angélica se trasladó a la Jefatura de Sanidad de Bizkaia al haber aprobado las oposiciones restringidas a veterinarios titulares. Recién llegada a Bilbao, en 1978, asistió a la plaza de toros de Vista Alegre como veterinaria oficial para el reconocimiento de caballos, siendo la primera mujer con funciones oficiales en aquella plaza.
El 19 de septiembre de 1986 ocupó la Jefatura de la Sección de Sanidad Exterior, adscrita a la Unidad Administrativa del Departamento de Sanidad de la Administración Central en Bizkaia, puesto en el que se jubiló en 1991.
Se colegió en el Colegio Oficial de Veterinarios de Bizkaia en el año 1978, colegio del que su abuelo Tomás Zubiaur fue uno de sus fundadores en 1901, siendo veterinario municipal de Orozko, en Bizkaia. Fue una activa participante de la vida del Colegio, del que fue nombrada presidenta de honor en 2002.
Angélica Orue fue una pionera, y así se le ha reconocido en múltiples instancias. En 2018, la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao le hizo entrega de una distinción de honor en el curso del acto de clausura del curso 2017-2018. Fue seguramente, la última vez que participó en un acto público. Ahora, en un día luminoso de febrero, nos ha dicho adiós con su sempiterna y cálida sonrisa.
Francisco Luis Dehesa Santisteban
Albaitaritza doktorea / Doctor en Veterinaria