Dejado atrás el período navideño, más de uno y una se habrá llevado las manos a la cabeza en los primeros días de retorno a la rutina al subirse a la báscula y comprobar, con datos objetivos, que ese cordero asado de Nochebuena, esos chipirones en su tinta de Año Nuevo o el roscón de Reyes relleno de nata se han hecho fuertes en el abdomen y no están dispuestos a ser desalojados de allí. Y, acto seguido, se habrá comprometido solemnemente a reducir en este mes de enero la ingesta de calorías a la mínima expresión. Craso error. Ni el sufrimiento ni los remedios mágicos funcionan a la hora de recuperarse de los excesos cometidos en épocas como las de Navidad. Como en casi todos los órdenes de la vida, el sentido común es la mejor forma a aplicar para hacer que nuestro cuerpo vuelva a ser el que era antes de que Olentzero cumpliera con su visita anual. Así lo corroboran los expertos en hábitos alimenticios, que llaman a huir de las dietas milagro.
“No necesitas pasar hambre o sucumbir al bombardeo de dietas que aparecen en esta época del año”, manifiesta al respecto Leila Pérez Venturino, nutricionista del Hospital Vithas Vitoria de Gasteiz. A su juicio, el actuar de ese modo se antoja “contraproducente”, ya que puede derivar en “el comienzo de una mala relación con la comida”. Y es que ingerir de una sentada tanta cantidad de comida, como es normal en los recurrentes banquetes de las fiestas navideñas, puede hacer sentir el estómago más grande y, por tanto, dificultar la sensación de saciedad cuando intentamos retomar raciones más reducidas.
Por ello, la doctora Pérez establece varias claves a tener en cuenta en estas semanas para borrar la huella de tanta comilona. En primer lugar, empieza a prestar atención a la lista de la compra, ya que es en ella donde empieza nuestra alimentación. Y en cuanto a las sobras, ver qué se puede aprovechar en estos días o congelar para consumir más adelante.
La nutricionista del Hospital Vithas Vitoria incide en la trascendencia de recuperar los horarios habituales para las comidas. En ese sentido, aboga por “cenar pronto para realizar un ayuno fisiológico adecuado”, ya que lo ideal es que pasen 12 horas entre esa última ingesta del día y el desayuno del día siguiente a fin de facilitar “los procesos digestivos naturales del organismo”. También es recomendable el distribuir la ingesta diaria en un mayor número de comidas, unas 4 o 5, pero de menor volumen, aunque esto depende de las necesidades de cada persona. Y, por supuesto, evitar la tentación de picar entre horas, priorizando “opciones saludables” o incluso utilizando “técnicas de gestión del estrés”.
Lógicamente, el tipo de alimentos que consumimos tiene su importancia. Pérez aconseja “dejar los dulces, embutidos, ultraprocesados y bebidas alcohólicas” y decantarse por “platos nutritivos y más ligeros”. Para ello, lo mejor es recurrir a “productos frescos de temporada”, con especial presencia de “alimentos de origen vegetal” como verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales o legumbres, para disminuir la proteína animal. Y también la forma de preparar las comidas incide en una mejor recuperación del sistema digestivo. Lo mejor para ello son las “cocciones sencillas, que no requieran de una gran adición de grasa” y utilizar “aceite de oliva”.
Como conclusión, la doctora Pérez considera fundamental “no obsesionarse” con el perder peso con celeridad. “No hay fórmulas mágicas, lo mejor es tener un poco de paciencia y cuidarse desde la amabilidad y la constancia, no de cualquier manera y sin caer en la trampa de los propósitos efímeros. Pasos pequeños para lograr objetivos más grandes y que así la motivación se mantenga fuerte”.
En cualquier caso, el comer bien, aun siendo importante, no lo es todo: “La alimentación es una pieza más de un puzzle que conforma nuestro bienestar. Lo principal es cuidarnos de forma integral”. Así, la nutricionista de Vithas Vitoria recuerda que la actividad física, el descanso y la gestión del estrés, entre otros aspectos, “nos ayudarán a cultivar buenos hábitos y a empezar el año poniendo lo mejor de nuestra parte”. Eso, y no el hacer cualquier tipo de dieta, sí que es un buen propósito para el recientemente comenzado 2025.