La organización ecologista Greenpeace y el colectivo vecinal 'No a la tala' han regalado este viernes al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, un ramo de boda de cuatro metros confeccionado con ramas y troncos de árboles talados en Madrid para simbolizar su "compromiso con la desaparición de los árboles de la ciudad".

Una decena de activistas y vecinos han depositado el ramo a las puertas del Ayuntamiento junto a una pancarta en la que se podía leer "Madrid ama los árboles. Hasta que la tala nos separe".

En un comunicado, Greenpeace indica que "ya son más de 55.000 los árboles adultos que se han perdido en Madrid entre 2019 y 2023", entre los que figuran árboles centenarios y protegidos por la ley madrileña, como los cedros del Himalaya ubicados dentro del Paisaje de la Luz, reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

Miles de personas de los barrios afectados salieron a la calle para defender sus árboles, pero finalmente se salvaron unos pocos, a pesar de que había alternativas, recuerda el grupo ecologista.

Greenpeace aboga por proteger y aumentar el arbolado urbano a pie de calle y en todos los barrios, especialmente aquellos que sufren más calor, a la vez que critica los trasplantes o la plantación de árboles jóvenes en parques de la periferia alejados de la población que los necesita.

En Madrid, la diferencia de temperatura entre el centro de la ciudad y las zonas no urbanizadas de la periferia ha llegado a ser de hasta 8 grados centígrados, apunta la organización ecologista para señalar que el asfalto, el hormigón y la altura de los edificios en la ciudad forman "un auténtico horno" y producen el fenómeno conocido como "isla de calor", por el que en el verano de 2023 la temperatura en el centro alcanzó los 40 grados, por encima del nivel 2 de alto riesgo en las alertas de calor (38 grados).

Los árboles, argumenta Greenpeace, reducen la temperatura hasta 4 grados centígrados, limpian el aire, contribuyen a la salud física y mental, así como a crear espacios de convivencia y socialización, protegen la biodiversidad urbana y dan vida a las personas, a los barrios y a las ciudades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas tengan un espacio verde de al menos media hectárea a 300 metros de su casa, resaltan.

Ante el cambio climático y las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas, Greenpeace insta a los gobiernos municipales a conservar y aumentar el arbolado y la cobertura vegetal en las ciudades y asegurar el acceso de toda la población a espacios verdes cercanos.