Fue un desafío al límite para los cirujanos, una vuelta a la vida para el bebé y la alegría infinita y optimismo desbordante para la familia. El pasado mes de enero, Osakidetza acometía, en el hospital de Cruces, una operación de esas de quitarse el sombrero. Una intervención trabajando en un corazón del tamaño de una nuez, y en una tráquea que no permitía respirar a la niña, de apenas un milímetro de diámetro. Parámetros imposibles de imaginar en un cuerpo diminuto y frágil de solo dos meses de vida y apenas cuatro kilos de peso. 

El Servicio de Cirugía Cardiaca del hospital de Cruces realizaba, de esta forma, y por primera vez en el Estado de manera conjunta y en un solo tiempo una cirugía reparadora de una cardiopatía congénita y una malformación traqueal a una lactante tan pequeña. 

La bebé nació en noviembre en Cruces y la operamos en enero. A los pocos días estuvo ya muy delicada en un estado muy crítico en UCI y allí permaneció hasta que la operamos porque tenía una dificultad respiratoria enorme. Necesitaba un aparato que metía el aire a presión dentro de la vía aérea para que le pudiera llegar a los pulmones. Aún así estaba en una situación muy comprometida y en cualquier momento, podríamos haber tenido una complicación grave”, explica gráficamente y para profanos el doctor José María Caffarena, destacado especialista en cirugía cardíaca infantil con máxima experiencia en cirugía del recién nacido.

Con solo sesenta días de vida, la pequeña estaba muy malita porque sus dos malformaciones ponían en peligro su vida, y solo la asistencia en la unidad de cuidados intensivos pediátricos desde su nacimiento permitía su supervivencia. Dada su gravedad, el equipo médico del doctor Caffarena optó por una intervención totalmente inédita. 

En la imagen, el equipo que participó en la intervención del bebé el pasado mes de enero. Oskar González

En este sentido, el cirujano resalta que es una operación “única por su rareza”, por abordar conjuntamente y un solo acto la reparación de la malformación congénita del corazón y de la malformación de la tráquea, una traqueoplastia completa por deslizamiento para conseguir aumentar el calibre de la tráquea y asegurar, de esta forma, la respiración del bebé. “Las dos cosas juntas son complicadas porque hay que hacer la operación en un solo tiempo. Separar las cirugías y hacer primero la parte cardíaca y después la parte traqueal no hubiera conllevado buenos resultados. Pero hay que señalar que es la combinación de las dos cirugías en un mismo acto lo que hace que los riesgos se disparen, tal y como hemos podido constatar en la literatura científica en casos similares. De hecho, hemos visto 16 casos reportados en todo el mundo con unas técnicas parecidas, pero la mortalidad era muy alta”, destaca Caffarena.

Pero ellos decidieron dar este salto al vacío quirúrgico tras el criterio unánime de un equipo de trabajo multidisciplinar formado por especialistas en cirugía cardiaca infantil, cardiología infantil, anestesia infantil y cirugía de la vía área. Un reto mayúsculo solo asumible por centros terciarios de altísimo nivel y de alta especialización como es el hospital de Cruces, ya que hasta ahora ningún paciente de esa edad y peso con una malformación tan severa ha sido intervenido de esta forma en todo el Estado. 

Una gran logística

La logística que conlleva este avance médico es tremenda. Implica a un gran equipo multidisciplinar con el doctor José María Caffarena, y la doctora Gadah Hamzeh, al mando, con la colaboración del cirujano pediátrico Carlos Gutiérrez procedente del hospital la Fe de Valencia, experto en vía aérea y que fue asistido por el equipo de Cruces. “Al final solo en quirófano éramos unas diez personas. El doctor Carlos Gutiérrez, los cirujanos pediátricos de nuestro hospital, y fuera, por supuesto, todo el soporte necesario de cardiólogos, pediatras, y el personal sanitario necesario para realizar todos los controles que se precisan durante la intervención, y por supuesto de los intensivistas, que son responsables de su excelente evolución”.

El problema de las cardiopatías congénitas

  • 4.000 casos al año. Las cardiopatías congénitas, una malformación del corazón o de los grandes vasos sanguíneos presente en el feto y en el recién nacido, tienen una incidencia en España de aproximadamente 4.000 nuevos casos al año. Son aquellas que se presenta desde el nacimiento y son las malformaciones más frecuentes en esta etapa. En la actualidad, más del 85% sobreviven hasta la edad adulta, pero en ocasiones con secuelas y complicaciones que precisan atención especializada durante toda su vida. Para solucionar o paliar este problema, el hospital de Cruces se ha convertido en un centro de referencia, abarcando toda la CAV y tambien atendiendo pacientes de comunidades autónomas colindantes.

“Con esta cirugía se dan todas las condiciones para que pueda tener una vida normal con un pronóstico muy bueno, aunque deberá seguir controles periódicos durante toda la edad pediátrica”, añade.

El doctor Caffarena se muestra satisfecho por este hito “porque Cruces haya demostrado que tanto por su cualificación, sus características y su dotación es un centro de referencia nacional para todo el norte de España en materia de cardiopatías congénitas”. 

Este término define un conjunto de alteraciones del corazón y de los grandes vasos sanguíneos que constituyen la patología congénita más frecuente ya que diez niños nacen cada día con ella en el Estado español. 

Pero cada caso precisa un tratamiento. Algunos bebés necesitan operación quirúrgica pocos días después de nacer; otros, meses después; y muchos de ellos son operados varias veces a lo largo de su vida. Sin embargo, másde un 85% de los niños afectados -frente a solo un 20% en la década de los 80- alcanza la edad adulta gracias a las mejoras logradas en el diagnóstico prenatal y a los tratamientos cada vez más precisos y menos agresivos que reciben.