Osakidetza ha puesto en marcha un programa de “mejora de acceso y utilización de la medicación domiciliaria”, por parte de las personas mayores con dependencia que residen en sus hogares, con el objetivo de garantizar que las personas atendidas “tengan acceso en cercanía a su necesaria medicación y hagan un uso adecuada” de la misma. En colaboración con la Diputación de Araba y el Colegio de Farmacéuticos de este territorio, el plan busca lograr “la adherencia al tratamiento, garantizando la seguridad de los pacientes y asegurando su eficacia”. Y es que más de 1.645 personas utilizan en Euskadi este programa financiado por el Gobierno vasco. En 2023, se prepararon un total de 67.021 sistemas personalizados de dosificación.

“Del total de personas atendidas, el 93% son pacientes polimedicados que toman una media de diez pastillas al día, el 42% vive solo en su casa con ayuda domiciliaria y, por la mayor longevidad femenina, el 65% son mujeres. La edad de las personas atendidas oscila entre los 60 y 94 años, y la inmensa mayoría son octogenarias”, especificó ayer la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.

El diputado de Políticas Sociales, Gorka Urtaran, la consejera de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui, y la presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Araba, Milagros López de Ocáriz, dieron a conocer las novedades del programa, que ha introducido diversas mejoras, sobre todo en lo relativo a “la ampliación de los colectivos de personas beneficiarias”. En este sentido, se le han añadido aquellas que personas de todo Araba que perciben la Pecef, la Prestación Económica para Cuidados en el Entorno Familiar. Esta es una ayuda del Instituto foral de Bienestar Social que contribuye a los gastos que se derivan de la atención prestada a una persona dependiente, por parte de una persona cuidadora de su entorno familiar.

Además, también se han añadido como posibles beneficiarias las personas con discapacidad intelectual, con problemas de salud mental o en situación de exclusión social, que residen en pisos y viviendas donde no se presta atención sanitaria de manera habitual.

“Las farmacias están habilitadas con personal cualificado y formado para la realización del denominado sistema personalizado de dosificación”, dijo López de Ocáriz, quien también expuso que “la intervención de las farmacias es parte fundamental, para mejorar la adherencia terapéutica y prevenir olvidos y duplicidades, para evitar errores de medicación y mejorar la seguridad del paciente con la supervisión del medicamento, y para monitorizar la efectividad de los tratamientos, a través del control de los blísters retornados con tomas sin administrar”.

“Cuando hay mucha polimedicación es complicado gestionarla. Damos formación a las farmacias y realizamos los pastilleros. Las farmacias detectan a veces disfunciones porque no les llega la medicación y ayudamos a monitorizar la efectividad de los tratamientos”, dijo.

Urtaran, por su parte, añadió que esta iniciativa se complementa con el “nuevo modelo de cuidados que busca fortalecer, potenciar y hacer más atractivo el cuidado en domicilio y en el entorno comunitario, que es lo que la mayoría de las personas mayores desean”.

Dos ejes básicos

Farmacias. La colaboración con las farmacias para mejorar la medicación ayudará a que las personas se sientan más seguras y permanezcan más tiempo en sus casas, si lo desean, como alternativa a acudir a una residencia.

Cuidadores. Es importante que conozcan este programa las personas cuidadoras profesionales y las familiares ya que son, en muchas ocasiones, las que se acercan a la farmacia y se ocupan de adquirir, conservar y administrar los medicamentos.