Un joven adicto a las apuestas deportivas, motivado por una eventual ganancia económica, frente a una mujer en sus cincuenta, incondicional del bingo, que trata de evadirse de su depresión y su soledad. La ludopatía se presenta de forma muy diferente en mujeres y hombres, razón por la que es necesario incorporar la perspectiva de género en la detección e intervención de este trastorno con el fin de que la atención sea más adecuada. Esta es la conclusión a la que ha llegado la investigadora Laura Macía que, bajo la dirección de Ana Estévez, ha presentado recientemente su tesis doctoral en la Universidad de Deusto analizando un fenómeno que está infradiagnosticado en las mujeres.

“Por los estereotipos que tenemos visualizamos más a un hombre jugando en un bar o en un contexto de ocio por lo que las investigaciones se han dirigido a ellos”, afirma Macía, quien expone que muchas mujeres no están representadas en las investigaciones, ya que es más difícil que acudan a los tratamientos. “Las propias mujeres reportan que tienen amigas o conocidas en los espacios de juegos”, revela la autora de la tesis Perspectiva de género sobre el trastorno de juego en mujeres y factores psicológicos implicados. Si hasta ahora se había estimado que un 30% de las personas adictas al juego eran mujeres –solo un 10 o 15% acude a buscar ayuda–, Laura Macía considera que ese porcentaje va en aumento a medida que el juego on line está facilitando su accesibilidad.

El estudio llevado a cabo en la Universidad de Deusto no estaba dirigido a analizar la prevalencia en las mujeres, sino en conocer los factores psicológicos que subyacen a la problemática. En ese sentido, Macía destaca la estigmatización que sufren las mujeres. “Hay unos mandatos de género femeninos que tienen que ver con la responsabilidad, el cuidado, la tranquilidad, la armonía... y la transgresión de los mismos supone una mayor incomprensión para ellas. Eso dificulta la solicitud de ayuda”, afirma la investigadora. En ese sentido, Macía indica que internet favorece la invisibilidad de la ludopatía femenina. “La red es un escenario perfecto para jugar sin ser vistas, puede ser un factor de riesgo para ellas. Y mi hipótesis es que de aquí a unos años habrá más mujeres en lo on line”, asevera.

Síntoma

La aproximación al juego, en el caso de las mujeres, está relacionada con “sucesos vitales estresantes, traumatismos o emociones negativas que cuestan ser reguladas en un momento dado”. En cambio, en el caso de los hombres, hay “una tendencia a la necesidad de ganancia económica, de explorar con nuevas conductas, de comprobar su capacidad de competitividad o de aumentar las emociones positivas con la excitación”. Según Laura Macía, lo habitual es que en las mujeres la adicción al juego se manifieste como un síntoma de otros problemas, mientras que en el caso de los hombres la ambición económica los puede abocar a una espiral de deudas.

Otra diferencia notable es la edad de inicio. “Las mujeres empiezan a edades más tardías que los hombres, que comienzan en la adolescencia. Puede haber alguna chica joven pero, por lo general, en las asociaciones se ve que las mujeres tienen más allá de 30 años, siendo la edad media unos 50 años”, explica Macía, quien expone que las problemáticas asociadas a esta adicción también difieren. En los hombres es habitual el consumo de alcohol y drogas, mientras que las variables psicopatológicas de las mujeres están más relacionadas con problemas como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima. De hecho, no es extraño encontrar casos de mujeres que han sido víctimas de violencia de género o de abusos sexuales. “A veces el juego se utiliza como un factor desencadenante de una situación familiar devastadora”, matiza Macía.

En cuanto a las preferencias de juego, las máquinas tragaperras, “con una capacidad adictiva enorme”, se presentan en ambos sexos como unas de las más usadas. “Las mujeres tienden a usar tipologías de juego basados en el azar y la suerte; los rasca y gana, las loterías, los bingos… En ellos vemos más presencia en apuestas deportivas, póquer o cartas, cuestiones que tienen un poco que ver con las ganas de poner a prueba nuestra habilidad o la competitividad”, concreta la investigadora de la Universidad de Deusto.

Respecto a las consecuencias de la adicción si no llega a tratarse, Laura Macía expone que en el caso de las mujeres puede provocar rupturas de pareja o aislamiento familiar. “En los hombres vemos que tienden a ir acompañados a los centros de tratamiento porque sus mujeres perpetúan el rol de cuidadora”, apunta Macía, quien indica que en lo laboral y en lo personal también se manifiestan problemas. “Repercute en todas las áreas de la vida. Muchas veces al pensar en ludopatía se piensa en las deudas económicas, pero lo cierto es que acaba arrasando todas las áreas de la vida”, indica.

Estudio

Tesis doctoral. Laura Macía ha presentado recientemente la tesis doctoral ‘Perspectiva de género sobre el trastorno de juego en mujeres y factores psicológicos implicados’ en la Universidad de Deusto.

Conclusiones. La investigadora concluye que se debe incorporar la perspectiva de género en la detección e intervención de este trastorno para favorecer una atención más adecuada y cercana.

Mujeres

30%

Se estima que las mujeres suponen un 30% de las personas con adicciones al juego.

Diferencias

Motivación. Las mujeres llegan al juego para evadirse, mientras que los hombres buscan una ganancia económica.

Edad. La edad de inicio es muy tardía en las mujeres. Los hombres comienzan a jugar, en algunos casos, siendo adolescentes.

Juegos. Las mujeres son proclives a los juegos de azar; los hombres, a las apuestas deportivas.