El Consejo de Colegios de Médicos del País Vasco (CCMPV) no comparte los planteamientos expresados desde Osakidetza y aboga por terminar con la precariedad y la temporalidad de los médicos en Atención Primaria.

Ustedes no creen que sea una buena solución ni lo de reducir horarios ni que los pacientes deban desplazarse para recibir atención médica.

—Bueno, parece que ahora se han matizado bastante las declaraciones del miércoles. Nosotros, por supuesto, no compartimos la idea ni de reducir horarios ni de cerrar porque si se cierra el centro de salud de algún pueblo, se generan ciudadanos de primera y de segunda, y eso no es deseable en un sistema como el nuestro que se precia de ser universal, gratuito y de alta calidad.

Pero les ha parecido especialmente negativo el planteamiento deslizado de que, ante la falta de facultativos, estos sean sustituidos en algunos centros por personal de enfermería.

—Desde luego el tema que nos parece más delicado es centrar en la figura de la enfermería lo que posiblemente tendría que hacer un médico. El personal de enfermería no dispone ni de la capacitación ni de los conocimientos necesarios para discernir, ni para llegar a un diagnóstico clínico o pautar un tratamiento. Con lo cual tendría que derivar al paciente a otro centro. Es ahí probablemente donde entraría el concepto de que los pacientes deberían desplazarse más.

Y supondría más trabajo para el otro profesional.

—Por supuesto. La enfermera o el enfermero tienen sus capacitaciones y dentro de ellas, lo hacen muy bien sin duda alguna, pero ese paciente debería ir luego a otro centro de salud. Y en ese otro ambulatorio, los médicos ya tienen un cupo sobrecargado de pacientes y además les van a llegar de otro sitio y van a tener que atender todavía a más personas.

En Madrid se ha planteado algo similar esta misma semana.

—Sí, nos han llegado noticias de que también la comunidad de Madrid estaba en esta misma línea, lo cual nos hace pensar que esto es algo que quizá pueda estar planificado a nivel más amplio.

Tampoco están de acuerdo con el diagnóstico de Osakidetza sobre la falta de profesionales.

—No hay médicos de familia, no hay pediatras, pero es que tampoco sobran enfermeras. Habrá que ser imaginativo para ver qué hacemos para poder captar médicos.

No se encuentran médicos ni por 3.000 euros en horario de 8 a 3, dice el Servicio Vasco de Salud. ¿Se está responsabilizando a los profesionales recién titulados?

—No se le puede cargar a los recién terminados el problema. El problema es estructural. Llevamos más de una década diciendo, desde los colegios, desde las sociedades científicas, desde los sindicatos... que la edad media de los médicos es alta, que no hay reposición, y que el sistema va a hacer crack. Y el sistema ya está haciendo crack ahora.

¿Por qué este año se han quedado sin cubrir 200 plazas MIR de médico de familia?

—Esas 200 plazas se han quedado vacantes por dos motivos fundamentales. Primero, porque la medicina de familia no es la más prestigiada dentro del colectivo. Y después, porque no se les enseña desde la facultad qué es la Atención Primaria. Yo haría pasar a todos los estudiantes, hagan la especialidad que sea, un tiempo por la Atención Primaria. Así verían que no es un derivación al especialista y mirar dos catarros. Eso es un error. Va mucho más allá.

Y además están las notas para poder acceder.

—Sí, tenemos el problema de que el MIR hace una nota de corte y este año se quedan 200 plazas libres. ¿Por qué ponen nota de corte? Deja la nota abierta hasta que se terminen las plazas. Porque no el médico con mejor nota va a ser necesariamente el mejor médico.

¿Por qué los médicos prefieren trabajar en un hospital?

—Desde el principio todos los estudiantes tienden mucho al hospitalocentrismo. Cuanta más tecnología, más especialización y más renombre... más tirón. Mientras que la Medicina Familiar es más humilde. Por eso hay que visibilizar la Primaria desde la facultad.

Lo dice usted, un médico de familia de raza.

—Sí, llevo más de 40 años como médico de familia y 39 en la misma plaza. Para mí esa longitidunalidad, ese seguimiento en el trabajo, permite conocer a la persona íntegramente, cómo es su entorno familiar, social, sus problemas... Eso es fundamental. Que tú le conozcas a ella y ella a ti. Terminas consiguiendo una simbiosis y una empatía que no se da en otras especialidades. Y es la forma más bonita de hacer medicina.

“¿Por qué hay nota de corte? Deja la nota abierta porque el médico con mejor nota no va a ser necesariamente el mejor”