Que al legislar sobre prostitución "se escuche a las mujeres y se tengan en cuenta sus necesidades" es la máxima preocupación de la asociación Askabide, cuya presidenta, Miriam Santorcuato, dibuja la realidad del colectivo en Bizkaia.

¿Cuántas mujeres se estima que ejercen la prostitución en Bizkaia?

-Askabide ha contactado con 651 mujeres en los lugares donde se ejerce la prostitución en todo Bizkaia, mientras que por nuestro centro de acogida pasan al año alrededor de 400 mujeres, con las que se interviene de manera más intensa.

¿Cuál es el perfil de estas mujeres?

-Tienen en torno a 30 años y el 90% son extranjeras, la mayoría latinas y africanas, seguidas de las brasileñas, las de países del Este y las españolas en un porcentaje pequeño.

Ya no se las ve por la calle. ¿Dónde ejercen habitualmente?

-Sobre todo, en pisos. En algunos hay varias mujeres. Otras muchas alquilan un piso o una habitación por su cuenta y se van moviendo.

¿La pandemia ha contribuido a ocultar la prostitución?

-Antes de la pandemia ya veíamos que empezaban a desaparecer los macroclubs de carretera y se incrementaban los pisos. Después de la pandemia, esto ha ido a más.

¿De qué manera ha influido la crisis sanitaria a este colectivo?

-La pandemia les ha dado de lleno y ha hecho que se encuentren en una situación muchísimo más precaria al no trabajar ni tener ingresos y tener que depender de las ayudas. Se ha perdido el contacto con algunas porque igual se han tenido que mover, salir de los pisos... Ahora están volviendo a trabajar un poco porque desde la asociación podemos volver a contactar con ellas.

¿Qué apoyo se les ha ofrecido durante estos dos años?

-Ha habido como un agujero negro, nos hemos distanciado y no se las ha podido atender en condiciones. En algunos momentos ha habido que atender necesidades básicas, como pagos de alquiler o reparto de comida, con todas las limitaciones por la pandemia. Askabide ha recuperado el ritmo, pero muchas de ellas se han quedado en situaciones muy precarias. Estamos tratando de que vuelvan a las formaciones, talleres y programas de inserción socio-laboral y de volver a la presencialidad en el asesoramiento legal, apoyo psicológico...

¿Cómo está la normativa sobre prostitución en Bizkaia: está prohibida, se contemplan sanciones...?

-Ha habido intentos de diferentes ordenanzas, pero no hay legislación. La prostitución es alegal, no está regulada. Lo que sí está prohibido o penado es el proxenetismo, forzar a una mujer a ejercer la prostitución. Pedro Sánchez dijo claramente que uno de los objetivos de su legislatura era abolir la prostitución y se está tratando de legislar en esa línea, pero ahora no hay nada concreto que regule. Se han ido sacando algunas normativas, se han hecho muchas intentonas, pero al final no hay nada que acabe de cuajar.

¿La ordenanza de Bilbao no contemplaba sanciones para los clientes?

-Eso se puso encima de la mesa. Que nosotras sepamos ha habido alguna, pero no sé ni si se habrá llevado a cabo. Además, esta ordenanza estaba muy vinculada al trabajo de calle y se enmarcaba dentro de la normativa municipal del uso de la vía pública. En el momento en que no se ejerce prostitución en la calle, sino en pisos, no tiene recorrido.

El Gobierno español trabaja en una ley contra la trata, desde el feminismo se reivindica la abolición de la prostitución... ¿Cuál es la mejor opción para las mujeres?

-Askabide no trabaja con una línea ideológica determinada. No trabajamos desde una conciencia abolicionista, ni de legalizar la prostitución como una actividad más. Hay un colectivo con muchas dificultades, con una alta exclusión social y una gran desprotección y entendemos que nuestra labor está en atender a ese colectivo, a esa realidad, pero no con una línea ideológica. Trabajamos desde el respeto a las mujeres, desde la escucha, desde sus propios objetivos, acompañando, dando apoyos y proporcionando recursos para que puedan ir tomando decisiones e irse integrando en la sociedad.

¿Qué se debe tener en cuenta al legislar sobre la prostitución?

-Nuestra máxima preocupación es que a la hora de legislar sobre la prostitución y de tomar medidas se piense siempre en las mujeres, en sus necesidades y en las consecuencias que puede tener para ellas una legislación u otra. Hay que pensar en ellas y darles una alternativa, una estabilidad y una oportunidad de insertarse y de incorporarse con el modelo que se decida. Hay que pensar en la dignidad y los derechos de esas mujeres y no legislar desde nuestra posición o pensando en lo que puede ser mejor en la teoría. Habrá que ver cuando se tome una decisión qué va a pasar con esa mujer, qué va a suponer para ella.

¿Por si se prohíbe el ejercicio de la prostitución y se quedan sin ingresos de la noche a la mañana?

-Claro, ¿qué hacen? Habrá que darles una salida. Ellas tienen una trayectoria, unas necesidades y unas carencias. Esto no es decir: de hoy para mañana ya tengo un trabajo, un curso o papeles. Habrá que construir contando con ellas.

"La pandemia les ha dado de lleno y ha hecho que se encuentren en una situación muchísimo más precaria"

"Habrá que ver cuando se tome una decisión qué va a pasar con esa mujer, qué va a suponer para ella"