Daniela González está estudiando un segundo grado de instalaciones eléctricas en Jesuitas de Indautxu. Daniela explicó a DEIA que fue en su país, en Colombia, donde le picó el interés por esta profesión. Pero ahí no sintió esa libertad y apoyo que ha encontrado en Euskadi para sumergirse en una profesión ejercida desde siempre por hombres. “En Latinoamérica es diferente, aunque aquí todavía hay muchas cosas que cambiar y mucho por avanzar, en Euskadi he encontrado el apoyo que necesitaba para, con libertad, elegir lo que quería hacer y dirigir mi carrera profesional por el camino de la electricidad”, comentó Daniela. Por eso, hace tres años tras su llegada a Euskadi Daniela comenzó a informarse y decidió apuntarse a un grado de electricidad de FP en los Jesuitas de Indautxu. “¿Dónde pone que una mujer no puede ser electricista?”, lanzó la pregunta al tiempo que insistió en la necesidad de romper mitos y dejar de lado los miedos que suelen surgir. “Es complicado meterte en un mundo laboral que está copado por hombres. No te voy a negar que sí me he llegado a preguntar por qué lo he hecho, pero inmediatamente siento que la decisión ha sido correcta y solo pienso en echar adelante”, apuntó. Daniela considera que es necesario tener referentes que ayuden a abrir el camino laboral de niñas y adolescentes. “Los hombres lo han tenido más fácil en ese sentido”, comentó. Pese a todo, esta mujer considera que sobre todo es necesario tener claro lo que una quiere ser y hacia dónde quiere ir. “Lo demás siempre llega porque... ¿dónde está escrito que una mujer no puede ser electricista? No pone en ningún sitio que las mujeres no podemos dedicarnos a profesiones masculinizadas”. Superados los miedos, ahora reconoce que se siente arropada por sus compañeros de clase. “Al principio fue raro, pero cada vez me gusta más. Estoy feliz”.