"Estamos hartos e indignados". Fatma Galia Mohamed Salem, licenciada en Periodismo por la UPV, 50 años, se hace eco del sentir del pueblo saharaui tras la "traición" del presidente español, quien en una carta dirigida al rey Mohamed VI apoya el plan de autonomía para el Sáhara Occidental propuesto por Marruecos. "Quieren integrarnos con nuestro enemigo, ¿en un mismo corral las ovejas con el lobo?", censura esta activista, que reside con sus hijas en Bilbao.

¿Cuándo abandonó el Sáhara?

—Cuando estalló la guerra tenía cuatro o cinco años. Estuve viviendo en los campamentos y en el 82, con diez años, fui enviada a estudiar a Cuba, donde llegué a cursar dos años de Periodismo. En 1991, cuando se iba a celebrar el referéndum, fui a los campamentos y estuve trabajando como periodista en el Ministerio de Información. Al año siguiente vine a Bilbao a terminar mis estudios de Periodismo y ya me quedé aquí.

¿Su familia todavía vive allí? Si es así, ¿en qué condiciones?

—La mitad de mi familia vive en la parte ocupada y la otra mitad, en los campamentos de refugiados. Las condiciones de vida son muy duras. Desde 2020, con el covid y el cierre de las fronteras, llegan menos ayudas, hay menos personal sanitario, en la educación... Hay necesidades en todos los ámbitos. Nos indigna porque unos están cómodos en sus palacios y los otros viviendo en tiendas de campaña. La paciencia de la población civil se ha agotado. Por eso hace año y medio cerraron el paso de Guerguerat, un paso ilegal que usa Marruecos para sacar sus camiones y mercancías, por vía Sáhara, a Mauritania. A raíz de esas manifestaciones, Marruecos actuó con fuego, el Polisario rompió el alto el fuego e iniciaron la lucha.

¿Le ha sorprendido el cambio de postura de España sobre el Sáhara?

—No, porque nunca hemos esperado nada de los socialistas. Hemos recibido tantos golpes y traiciones desde Felipe González, luego Zapatero y ahora Sánchez... Ha sido una traición a espaldas de sus aliados de gobierno a otros partidos políticos, al pueblo saharaui y a Naciones Unidas. España siempre ha tenido un papel neutro hasta que salió la carta de Sánchez, en la que abogaban por la integridad territorial. ¿Entregando el Sáhara? Marruecos siempre ha querido Ceuta y Melilla y aguas canarias. Ha sido una carta chapuza, un chantaje para arreglar sus relaciones bilaterales a costa del pueblo saharaui.

¿Han primado en este viraje de Sánchez los intereses económicos?

—Hay intereses económicos, de vecindad, el tema de las migraciones ilegales... España en estos 46 años en los que el pueblo saharaui está en los campos de refugiados siempre nos ha tenido engañados. ¿Cómo pueden primar los derechos económicos sobre los derechos humanos? Quieren cuidar su relación con Marruecos y que no les mande inmigración ilegal, pero admiten que 200.000 personas vivan 46 años en tiendas de campaña en un desierto sin las mínimas condiciones de habitabilidad. Es inadmisible.

¿Cómo se han tomado la noticia los saharauis que viven sobre terreno?

—Los saharauis que están viviendo en la parte ocupada están bastante indignados. No entienden por qué ese cambio de postura de la noche a la mañana. Llevamos año y medio de guerra, silenciada por los medios extranjeros y, sobre todo, por la prensa estatal. Nos quieren anular porque si no se habla de un conflicto, es como si no existiese. Invaden nuestra tierra, expolian nuestros recursos y vivimos de la caridad de las ayudas internacionales. No podemos estar viviendo en un desierto cedido por Argelia para que los europeos puedan vivir en un estado de derecho y de bienestar.

Llevan tres décadas esperando un referéndum para decidir su futuro. ¿Hoy lo ve como una utopía?

—Lo veo como un espejismo porque llevamos esperando desde 1991. Nos han tenido como a un bebé al que le pones el chupete cada vez que llora, diciéndonos que van a respetar lo que dicen las Naciones Unidas, pero las Naciones Unidas nunca han obligado a las dos partes a hacer un referéndum. Cada vez que viene un enviado especial o le cambian de cargo o dimite porque hay muchas trabas y no son capaces de ejercer su cargo con libertad. Francia siempre utiliza su veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en contra de un referéndum y España nunca ha dado la cara por nosotros a nivel internacional.

¿Considera, a pesar de todo, viable llevar a cabo esta consulta?

—Marruecos está mandado colonos a los que les dan viviendas, tierra y trabajo. Si hacemos un censo de toda la población que vive en territorios ocupados son muchos más que la población saharaui autóctona que vive en territorios ocupados y en los campamentos. Si se celebrara un referéndum, tendría que ser con el censo que hizo España en 1974, que fue entregado a las Naciones Unidas. Si se cuentan solo esos habitantes, incluyendo sus hijos y nietos, es viable, pero si cuentan toda la población que vive en territorios ocupados están dando la llave de su territorio a los marroquíes.

¿Se sienten un pueblo olvidado?

—Nos sentimos olvidados. Que nos olvide Francia u otro país se puede admitir, pero la indiferencia la sentimos del Gobierno español, que son los que nos vendieron. Se dio el territorio a Marruecos, abrieron la frontera y salieron hace 46 años. Nuestros padres tenían carné de identidad y libro de familia de la administración española. Salieron y les dejaron a su suerte. Las convenciones de Ginebra dicen que hay que proteger a los civiles y los recursos naturales en épocas de guerra y España dejó al pueblo saharaui a merced de una guerra. Salieron sin defender a la población, usurpando sus recursos naturales con el opresor y, sobre todo, enviando armas a Marruecos para que exterminen al pueblo saharaui. Son muchos fallos los que ha cometido España. Yo sigo sin entender por qué el Polisario no hace una denuncia en el Tribunal Internacional de La Haya sobre toda esa política que ha hecho España con los saharauis.

En cambio, sí reciben ayuda humanitaria del Estado español.

—Siempre nos dan una de cal y otra de arena. A nivel humanitario, dieron acogida a nuestro líder Brahim Ghali, acogen a los niños del programa Vacaciones en Paz, llegan hasta allí comisiones médicas a través de ONG... El pueblo nos quiere, pero los partidos, que están a favor del referéndum cuando están en la oposición, al llegar al gobierno no hacen nada, visitan Marruecos para cuidar de sus relaciones y se pasan la legislatura dando la espalada al pueblo saharaui.

¿Sienten el apoyo del pueblo vasco?

—Siempre hemos sentido la solidaridad de los vascos a través de las caravanas de paz, de las acogidas de niños, de las delegaciones de políticos de todos los colores... El PNV fue el primero que dijo que no estaba de acuerdo con la autonomía del Sáhara Occidental. Muchos saharauis están integrados en Euskadi. Nuestros hijos han nacido aquí, son euskaldunes.

Es periodista. ¿Es una profesión de riesgo siendo saharaui?

—Es una profesión de mucho riesgo a nivel internacional porque intentamos sacar a la opinión pública la verdad. El peor enemigo en los territorios ocupados es el periodista. Es una zona hermética, donde no les dejan entrar. El periodista Mohamed Lamin Hadd lleva 14 años encarcelado por decir la verdad. No hay libertad de expresión ni pueden ejercer su profesión. El periodismo en los territorios ocupados lo hacen desde las azoteas, tienen que filmar desde agujeros y desde lejos para poder denunciar las violaciones de los derechos humanos que ocurren a diario. Mientras tanto, España sigue erre que erre queriendo entablar relaciones con Marruecos, una de las monarquías más arcaicas a nivel internacional. Estamos en un mundo en el que a los que luchan por su dignidad les consideran terroristas y los opresores son los héroes.

En Rusia se detiene por manifestarse en contra del gobierno.

—En todos los conflictos la primera víctima es la verdad. Víctimas son los periodistas que intentan sacar la verdad porque en las guerras siempre hay atrocidades, víctimas... España reconoce que Ucrania es un país invadido, les mandan armas y ayuda humanitaria, pero ¿Sánchez acepta la autonomía del Sáhara con Marruecos? Si fuese un país democrático, se podría aceptar, pero una monarquía donde no hay ni una autonomía...

¿Ve alguna similitud con el conflicto de Ucrania? ¿Se sienten como David luchando contra Goliat?

—Es difícil de comparar porque cada país tiene su propia tecnología. Las pocas armas de que disponemos los saharauis son las que capturamos del ejército marroquí. Marruecos ha construido un muro de alambradas, minas antipersona y antitanques que divide el territorio de norte a sur y el ejército del Sáhara no puede atravesarlo. Eso limita su actividad, no pueden llegar a territorios hacia el norte.

La invasión de Ucrania copa los medios. Del Sáhara apenas se habla.

—Somos un pueblo pacifista, la gente se estabilizó en tiendas y dijeron: Como no mueren, pueden estar otros cien años. Es lo que no queremos. Si tienen que morir, pues vamos a morir, pero por nuestra dignidad.

"Sigo sin entender por qué el Polisario no hace una denuncia en La Haya sobre la política que ha hecho España con los saharauis"

"Estamos en un mundo en el que a los que luchan por su dignidad les consideran terroristas y los que oprimen son los héroes"

"Admiten que 200.000 personas vivan 46 años en tiendas de campaña en un desierto sin las mínimas condiciones de habitabilidad"

"Los saharauis llevan año y medio de guerra, silenciada por los medios. Invaden su tierra, expolian sus recursos y tienen que vivir de la caridad"

"¿Cómo pueden primar los derechos económicos sobre los humanos? Quieren cuidar su relación con Marruecos y que no mande inmigración"