Elena es ucraniana de nacimiento y bilbaina de corazón. Cuando vio que su familia estaba en peligro decidió, junto a su marido, salir corriendo en busca de su madre. Tras 25 horas de viaje en una furgoneta de la DYA, dejaba atrás no solo el horror de la guerra, sino a parte de su familia. Ayer por la tarde logró finalmente llegar a Bilbao con su marido y su madre y otros trece refugiados ucranianos. Lo hizo con un sabor agridulce. "He podido traer a mi ama, pero mis hermanos, mis abuelos y el resto de mi familia se han quedado en Ucrania. Ellos no han podido venir", lamentó.Cansada y todavía en shock por lo vivido, Elena apenas tiene fuerzas para contar su historia. Lleva ya diez años en la capital vizcaina, así que se considera bilbaina, pero "soy ucraniana", puntualizó, y allí está mi familia. El vínculo de Elena con la villa empezó con los programas para pasar temporadas en Euskadi, en familias de acogida. Con el tiempo, Elena se quedó con sus aitas de acogida y ha rehecho su vida en Euskadi.

Al estallar la guerra el miedo y la incertidumbre se apoderaron de ella y, cuando supo que su familia corría peligro, decidió ir a buscarla. Junto a su pareja, cogió un avión hasta Cracovia para después reunirse con su madre. Mientras tanto, su madre atravesaba Ucrania en un viaje de 17 horas en coche para llegar al paso transfronterizo. Pero en una guerra el caos se apodera de todo y era tal la afluencia de personas que llegaban a los aeropuertos que Elena no lograba trasladarse para salir en busca de su madre. Fue entonces cuando supo que un convoy de la DYA llegaba a Polonia para recoger a refugiados y llevarlos a Bilbao y se puso en contacto con ellos: "Nosotros somos desde hace años miembros de la DYA y pedimos ayuda para nosotras en esta ocasión", relató a DEIA.

El convoy humanitario de la DYA llega a Bilbao

El convoy humanitario de la DYA llega a Bilbao

El jefe de la expedición, que había salido el pasado martes rumbo a la ciudad de Lublín, recibió la petición de auxilio de esta mujer y enseguida asumieron el compromiso de recoger a las tres personas y traerlas de vuelta a la villa.

Han puesto kilómetros de por medio alejándose de la guerra, pero su sentimiento no es de felicidad por sus compatriotas y también porque parte de su familia se ha quedado allí. "Tengo dos hermanos de 23 años y mis abuelos...". "¡Cómo voy a estar bien!", expresaba su angustia.

Elena, su marido y su madre llegaron ayer, a las 16.30 horas, a las inmediaciones de Garellano, en Bilbao, en el convoy liderado por la DYA con otros 13 refugiados de Ucrania. Los voluntarios llegaron sin apenas haber dormido, cansados, emocionados también y con mucha ganas de regresar a casa, pero satisfechos por haber podido ayudar a estas 14 personas refugiadas ucranianas, entre las que viajaban dos niños y un adolescente.

Juan Carlos, voluntario que dirigió la expedición que partió el martes rumbo a Polonia y que relató a DEIA en exclusiva, ha ido transmitiendo todas las vicisitudes del viaje. Explicó que su prioridad fue desde el primer momento las "personas invitadas" por encima de ellos. En su intenso periplo les ha tocado conducir durante largas horas, sin apenas tener tiempo para comer. "Estamos agotados, pero ha merecido la pena", comentó, al tiempo que reconoció que ha sido muy complicado encontrar a las personas que llevaban en una lista. "Muchos se habían movido y otros se habían marchado". Con un hilo de voz por el agotamiento acumulado, Juan Carlos describió la llegada a Varsovia como "caótica" y aclaró que la "desconfianza" reina en las calles.

El convoy fue dividido en dos partes: DYA Bizkaia recorrió media Varsovia y los voluntarios de la DYA de Extremadura, León y Cantabria, la otra mitad de la capital polaca. "Nuestro contacto allí nos pidió la matrícula, el color y modelo del vehículo. No se fían. Con eso nos podemos imaginar lo que está pasando", concretó. Y añadió: "Nos pasamos cuatro horas buscando a la gente de un punto al otro, sin parar. El tráfico es horroroso". Una vez allí y después de recorrer la distancia que separa Bilbao de Polonia, ya en la ciudad, la labor de coordinación de Katerina, de Ucrania SOS, fue fundamental para dar con las personas que tuviesen familias en el País Vasco. "En tiempo récord nos han buscado a gente para traer. Les he metido prisa porque teníamos que regresar, pero Katerina ha hecho una labor excepcional", puso en valor.

El convoy de la DYA llega a Bilbao

El convoy de la DYA llega a Bilbao

"Superhéroes"

La responsable de Ucrania SOS se ha pasado toda la semana colgada del teléfono para localizar a personas que quisieran huir de Ucrania. "Ha sido muy complicado porque hay mucho miedo. El trabajo que ha hecho la DYA ha sido excepcional, son superhéroes". Katerina dijo que uno de los departamentos se encarga del contacto con las fronteras y es allí donde, a través de los voluntarios, identifica a familias ucranianas que tienen familias de acogida en el País Vasco.

Juan Carlos explicó que su intención era abandonar Varsovia por la mañana, pero no fue posible hasta que a las siete de la tarde partieron dirección a la ciudad alemana de Stuttgart, donde pararon. "Intentamos planificar el viaje para que nuestros invitados, así me gusta llamarles, pudiesen cenar tranquilos y descansar porque les esperaba un largo camino de vuelta".

Para el coordinador del convoy de la DYA fue clave la labor que realizó Alicia, traductora ucraniana a la que también le hubiera gustado traerse a su sobrina, pero "no ha sido posible porque no ha habido tiempo de que pudiera salir del país". Para Alicia ayudar a estas personas ha sido satisfactorio y piensa en embarcarse en una nueva misión. "Uno de los jóvenes ha hecho todo el viaje muy serio, con la mirada baja", describió.

Las familias llegan estresadas, cansadas: "No conocen el idioma, no saben cuál va a ser su futuro y dejan atrás sus vidas y a su seres queridos", relató. Salieron a las siete de la tarde dejando atrás el sonido de las bombas, la destrucción, y tras 25 horas cumplieron con el objetivo: regresar a Bilbao con invitados ucranianos: "Mi labor acaba aquí. Ahora hay que intentar que ellos se sientan cómodos, se adapten y que no se haga de esto un circo", concluyó.

"La recogida en Varsovia ha sido caótica; la gente no se fía, tienen miedo y desconfianza"

Coordinador del convoy DYA a Ucrania