Joseba Madariaga es uno de los economistas vascos de referencia. Director del servicio de estudios de Laboral Kutxa, es también profesor de Deusto Business School y el pasado año recibió el Premio Ekonomistak, que entrega el Colegio Vasco de Economistas. Madariaga investiga en el campo del soporte a la toma de decisiones financieras en la práctica, intentando desarrollar herramientas útiles en ese proceso de toma de decisiones. En un contexto de constantes modificaciones de las previsiones económicas por parte de expertos y analistas, Madariaga se muestra confiado en que se asiente la recuperación de la economía que se ha producido en el último año, pero advierte de los riesgos que representan la inflación para todas las economías del mundo y de las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania, como el encarecimiento de la energías fósiles y de las materias primas. Al mismo tiempo, destaca la "gran oportunidad" que suponen los fondos europeos Next Generation para la "transformación del tejido productivo".

El Gobierno vasco ha alertado de que la inflación de los últimos meses no va a ser algo pasajero. ¿Cómo ve el comportamiento de los precios?

—-La inflación comenzó a crecer en la segunda mitad del año pasado y se consideró que era por razones temporales relacionadas con la pandemia. A raíz de la crisis, el perfil de consumo cambió. Con el sector servicios limitado por las restricciones, la sociedad se pasó mayoritariamente a consumir bienes. Para atender esa demanda a nivel mundial, las empresas tensionaron el mercado de materias primas. A eso hay que sumar que las distintas olas de la pandemia no han afectado por igual a cada territorio y los problemas en la cadena de suministros, lo que provocó que los precios repuntasen. Con la reducción de las restricciones, empieza la rotación del consumo desde los bienes a los servicios, que a su vez empiezan también a subir los precios. Por último, está la subida del gas y la electricidad, que también están muy altos.

-¿De qué manera puede impactar la guerra en Ucrania en esa tendencia que lleva dándose en la inflación en los últimos meses?

—Introduce un sesgo alcista de los precios. Desde la perspectiva global del PIB de toda la economía mundial Rusia no es una potencia, pero exporta muchos materias primeras que, de alguna manera, se ven afectadas por esta crisis. Hay que tener en cuenta que Rusia produce el 17% del gas natural y el 9% del petróleo del mundo, además de muchos minerales y cereales. En el caso de que se produzca una derrota militar de Ucrania, lo que va a venir después es una guerra económica contra Rusia. Las materias primas van a subir de precio. Primero lo notarán las empresas y luego se reflejará en la tasa del IPC, algo que puede llevar a los trabajadores a reclamar incrementos salariales para compensar esta inflación que ya estamos comprobando. Podríamos encontrarnos en el futuro con una espiral de subidas de precios y salarios, pero creo que el BCE y las autoridades monetarias no lo van a permitir.

Con las tasas de paro por debajo del nivel previo al estallido de la pandemia, ¿hay margen para que el desempleo siga cayendo? ¿Continuará el ahorro en los hogares que ha predominado a lo largo de estos dos años?

—Sí, lo hay, porque dentro de todo ese colectivo hay una bolsa de parados estructurales, que es difícil cuantificar, y sobre ese grupo se podrían aplicar unas políticas activas de empleo. No obstante, el entorno actual de la economía hace difícil hace difícil pensar que vayamos a mejorar esas cifras, porque nos dirigimos a un contexto de menor crecimiento. Por otra parte, esperábamos que el consumo repuntase en los últimos meses, pero no lo ha hecho. El fenómeno del ahorro embalsado que se ha generado durante esta pandemia en los hogares hace que los consumidores estén ahora en mejor disposición para enfrentarse al problema de la inflación. Es un colchón para enfrentarse a la subida de precios.

¿Qué valoración hace de los proyectos que ha propuesto el Gobierno vasco para los fondos europeos Next Generation de reconstrucción de la economía?

—Para Euskadi son la gran oportunidad para generar un nuevo tejido productivo que nos ayude a el crecimiento económico sea mayor en el futuro. No obstante, esa transformación no va a ser de un día para otros, sino que la iremos notando de forma paulatina. Todo el proceso relativo a los fondos europeos va más lento de lo que se esperaba ebn un principio. Lo más relevante es que sean proyectos con capacidad tractora y transformadora para la economía. Me preocupan las pymes, porque también deben aprovecharse de esta oportunidad y son un factor muy importante de riqueza para Euskadi y el Estado.