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Reapertura de las discotecas: "En la pista he llorado"

Reapertura de las discotecas: "En la pista he llorado"José Mari Martínez

O se lo creía. Fue tal la emoción que June no pudo reprimir las lágrimas cuando alcanzó, al ritmo de la música, la pista de baile en Sonora. El resto fluyó solo. La noche prometía. Esta joven de Igorre celebró el pasado viernes su mayoría de edad y la reapertura de las discotecas tras un mes y medio de cierre. Cientos de jóvenes la secundaron. De hecho, algunas salas de Bilbao, como Rock Star, tienen agotadas las entradas para las próximas tres semanas y se plantean incluso ampliar su oferta de ocio a los jueves para atender la demanda. "Vendemos el aforo y dejamos fuera a cientos y cientos de chavales. Ahora mismo hay pocos locales para toda la gente que quiere salir", explica la gerencia de esta sala.

El plan del viernes de June, con sus 18 años recién estrenados, fue completo. Primero, cena, y después, "bailoteo" en la discoteca Sonora de Erandio. "Después de tanto tiempo no sabía si me iba a dar el cuerpo para mucho baile, pero no hemos perdido ni ritmo, ni aguante. Somos jóvenes y teníamos ganas", dice entre risas. Son jóvenes y la noche también lo es y, más ahora, después de haber tenido que vivir contenidos y con numerosas limitaciones durante dos años. "Cuando nos pusimos a bailar en la pista me puse a llorar y mis amigas también se emocionaron. No me pude aguantar. Ni nos lo creíamos. Ha sido duro para todos y eso nos ha afectado en el estado de ánimo. Teníamos muchas ganas de recuperar las relaciones sociales", confiesa.

Sin embargo, la joven asegura que, aunque disfrutó mucho y el ambiente fue estupendo, muchas personas se olvidaron de que las mascarillas siguen siendo obligatorias en el interior de los locales. "El virus no se ha ido y no podemos volver atrás", comenta. Las entradas estaban agotadas para la noche del viernes y del sábado y, según relata esta joven, la gente que disfrutó del regreso a las discotecas se mostró feliz por poder "recuperar la libertad". "Ha sido una noche de diez y la semana que vienes repetiremos", planea June, para quien lanzarse después de dos años a la pista ha sido todo un regalo.

"Se nota la emoción"

La sala Moma de Bilbao ha colgado el cartel de completo todos los días. La reapertura del ocio nocturno ha supuesto para Luis Ángel Rodríguez, uno de los socios de la discoteca, "recuperar la tranquilidad mental". "Nos hemos vuelto locos. Ha sido una etapa de incertidumbre enorme, de caos en todos los sentidos". Tal y como explica, las entradas se agotaron en un abrir y cerrar de ojos en el momento en que las sacaron a la venta. "Lo tenemos todo vendido hasta el próximo martes", detalla. Entre semana han sido los más jóvenes los que han copado la pista de la sala, ubicada en la calle Rodríguez Arias, y se han movido sin parar al ritmo del reguetón. "Mal que me pese, esa música sigue siendo la estrella. Se nota que la gente tiene muchas ganas de bailar y de disfrutar. Dicen que han logrado recuperar la libertad que habían perdido. Se nota la emoción", apunta uno de los responsables del local.

"Todo vendido para tres semanas"

"Es como que han estado castigados en casa y ahora les abren las puertas y todo el mundo quiere salir. Está siendo un poco locura para nosotros", admite, por su parte, el gerente de la sala Rock Star, ubicada en la Gran Vía bilbaina, tras un viernes noche de llenazo total. Las ansias por reconquistar las pistas de baile son tales que no dan abasto para atender la demanda. "De aquí a tres semanas tengo todo vendido viernes y sábado, pero mi equipo de relaciones públicas todos los días y a todas horas sigue recibiendo llamadas de gente que quiere reservar entradas. No podemos acoger a todo el público que hay ahora mismo", reconoce. De hecho, se plantea estirar su oferta semanal. "Queremos empezar a abrir los jueves también porque hemos visto que está saliendo mucha gente ahora mismo, aunque tampoco sabemos cuánto va a durar este boom.

Con las entradas vendidas por anticipado, Rock Star reabrió sus puertas con nocturnidad el pasado viernes tras el parón motivado por la pandemia. "El ocio nocturno ha sido el que más ha pagado estas restricciones. El viernes fue como la primera semana de octubre, que volvimos después de un año y pico parados. La gente joven tenía muchas ganas, demasiadas", recalca el gerente de la sala. Y no son los únicos. "Trabajamos por las tardes con público mayor y cada semana vamos recuperando los números de venta de entradas de antes", apunta esperanzado.

El inicio de año no fue precisamente como para brindar. "En enero estuvimos en ERTE toda la empresa. A primeros de febrero saqué a la mitad de la plantilla y esta semana, que hemos empezado a trabajar las noches, al 100% y alguno más que he tenido que coger por el volumen de trabajo", asegura y añade que la imposibilidad de dar cabida a todo el público no se debe a que haya menos locales que antes de la pandemia. "No conozco ninguna discoteca grande de Bilbao que haya cerrado. Al contrario, el jueves inauguraron Holiday de nuevo", señala.

Sin mascarillas en interiores

Dice el gerente de Rock Star que "el público de 50 años para arriba por las tardes cumple la norma de la mascarilla constantemente, pero la gente joven por la noche no porque tienen la excusa de que están consumiendo y el personal, por más que quiera, no llega a todo el mundo". Las salas de baile no son los únicos locales donde hubo quien se saltó las normas. Naomi, de 26 años, que salió por el Casco Viejo, cuenta que entró en "bares en los que ni los camareros llevaban mascarilla" y Silvia, también veinteañera, corrobora que en la zona de Campuzano había "gente mayor dentro de los bares sin mascarilla y un poco perjudicada".

"Ha sido una noche diez; he disfrutado de mi cumpleaños con cena y baile en la discoteca"

Joven de 18 años

"Tenemos vendidas todas las entradas hasta el próximo martes; la gente tenía ganas"

Responsable de la sala Moma

"Dejamos fuera a cientos de chavales. Ahora hay pocos locales para toda la gente que quiere salir"

Sala de Bilbao