"Si la situación se complica, nos tendremos que ir de Ucrania". Quien habla es Rubén del Brío, un navarro que vive desde 2017 en la ciudad de Vinnytsia -en el centro del país- con su mujer y sus nueve hijos. Precisamente, la última hija nació el 22 de diciembre y sigue indocumentada, lo que podría dificultar una posible marcha. "Por el momento, no hemos pensado en salir del país, pero ya nos hemos puesto en contacto con la embajada para intentar obtener los papeles de nuestra hija y solucionar el problema".

La familia navarra vive con inquietud el aumento de la tensión entre Rusia, Ucrania y la OTAN. Hay 100.000 militares rusos desplegados en la frontera y parece que el conflicto podría estallar en cualquier momento. De hecho, España desaconsejó los viajes a Ucrania y pidió a quienes se encuentran en el país "que no permanezcan allí más tiempo del imprescindible".

"La verdad es que la cosa tiene muy mala pinta. No podemos adivinar el futuro, pero parece que en cualquier momento la situación se puede complicar. De momento, no hemos pensado en irnos de Ucrania, pero lo que está claro es que nadie nos obliga a estar aquí. Hemos venido para convivir con los ucranianos y conocer su situación, pero si la cosa se pone muy fea y lo mejor para la familia es irnos, nos iremos", explica Rubén del Brío, que se encuentra en una misión católica y trabaja en una empresa de construcción de productos del hogar.

PREOCUPACIÓN DE LA FAMILIA

"Los que peor lo están pasando son los familiares que tengo en España", explica. "Padres, hermanos y tíos nos llaman a diario y nos preguntan continuamente a ver qué pasa. Además, mi madre está muy preocupada sobre todo por la situación de nuestra última hija".

Rubén intenta tranquilizar como puede a sus allegados, pero se trata de una misión prácticamente imposible. "La verdad es que a veces procuramos dar poca información a la familia para que no se preocupen demasiado. Yo les digo que estén tranquilos porque no hay nada oficial de que vaya a empezar nada. Las noticias asustan, pero la realidad es muy diferente. Aunque parezca mentira, en Ucrania se respira una paz absoluta. Tememos que pueda ir a más, pero la gente no está parando sus vidas".

TRANQUILIDAD EN LAS CALLES

"La situación en las calles es de total paz y tranquilidad". El relato de Rubén del Brío sorprende enormemente en un momento de máxima tensión entre Rusia y Ucrania. El navarro describe una situación de calma, o por lo menos calma tensa, en la ciudad de Vinnytsia. "Hay una tranquilidad absoluta. La gente hace vida normal: los adultos van al trabajo y los niños van al colegio. Ahora mismo estoy mirando por la ventana y veo niños jugando en el parque y patinando".

UNA SOCIEDAD "ACOSTUMBRADA"

El navarro señala que una de las claves de la naturalidad con la que la gente está afrontando la situación es que están acostumbrados a vivir conflictos. "Nosotros llevamos en el país cuatro años y siempre ha habido una guerrilla en la zona de Crimea. La población sabe que esto existe y no se le da excesiva importancia. Aquí ya había guerra desde 2014 y, aunque no se diga, está muriendo gente todos los días. No es algo novedoso".

"Es una sociedad que ha sufrido mucho, que tiene un carácter muy duro y muy fuerte y la verdad es que no son expresivos. Lo viven con mucha tranquilidad y eso se contagia. Y no es que vivan engañados ni nada de eso. La gente está informada, se habla de ello y hay muchas noticias que se escuchan en Europa y que llegan aquí."

Por último, Rubén del Brío recuerda que el país tampoco paró por la crisis del coronavirus. "En España se cerró todo, pero en Ucrania no porque no se lo pueden permitir. Es una sociedad acostumbrada a estas situaciones y que sabe que tiene que convivir con ellas".