Ante la oleada explosiva de contagios por ómicron, 80.000 en una semana en Euskadi, la sociedad se está abandonando a su suerte, con la creencia de que se puede banalizar esta nueva ola porque los casos clínicos son más leves. La nueva cepa del SARS-CoV-2 ha cambiado por completo el relato sobre el final de la pandemia. El crecimiento de infecciones tras Nochevieja y Año Nuevo es hasta un 30% más alto que el de Nochebuena y Navidad. Y ya se oye que lo único que podemos esperar es a que nos contagiemos todos, más tarde o temprano, con un término que gana terreno, la gripalización del covid, es decir, que el coronavirus pasaría de enfermedad pandémica a endémica. "Es un error total banalizar esta sexta ola y pensar que estamos ante una gripalización", advierte uno de los epidemiólogos de cabecera de esta crisis sanitaria, Daniel López Acuña.Porque mientras algunos expertos empiezan a hablar de que ómicron es lo mejor que nos podía pasar para acabar con la pandemia, la mayor parte de la comunidad científica coincide en que "permitir el contagio para lograr la inmunidad no es una opción en la lucha contra el coronavirus".

De hecho, el presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos, explica que "ya no se habla de inmunidad del rebaño porque para ello habría que generar anticuerpos permanentes que protegen frente a la infección, y ya se ha visto que con el covid eso no pasa. Los anticuerpos van cayendo con el tiempo, así que no se puede hablar de inmunidad colectiva sino de vacunar al 100% de la población".

La pandemia ha descarrilado

A juicio de José Martínez Olmos, experto en gestión sanitaria y políticas de salud, es cierto que solo el 0,6% de los infectados actuales ingresa en hospitales y tan solo el 0,1% en la UCI, pero eso no significa que no revista gravedad. "Por lo tanto, si no hacemos nada diferente a lo que estamos haciendo ahora, nos llevará a tener a finales de mes 16.000 o 17.000 personas ingresadas en los hospitales de toda España y, de esas 3.000 pacientes en UCI", señala con pesadumbre.

Porque no se puede restar importancia a una variante que ha hecho descarrilar la pandemia. "Si miramos solo el número de contagios y su impacto en la presión hospitalaria nos equivocamos. Y sobre todo hay que tener en cuenta que está limitando la Atención Primaria. Y ha puesto en una situación muy comprometida a todo el sistema".

Una de las lecturas más dolorosas son sus daños colaterales y el impacto en otras patologías. "Porque todo esto tendrá un coste en otras patologías, especialmente en diagnósticos de cáncer que acumulan ya retrasos importantes o listas de espera quirúrgicas", señala Martínez Olmos.

Partidario de la misma estrategia, Miguel Ángel Martínez, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, es también de la opinión de que cometeríamos un gran error obviando esta curva. "Aunque una enfermedad tenga un porcentaje pequeño de gravedad, si afecta a mucha población, el número absoluto de casos graves va a ser mucho mayor".

Por eso, demandan focalizar los esfuerzos en los pacientes vulnerables o con factores de riesgo. "Cuidado con lanzar el aviso de que no pasa nada porque nos contagiemos con la ómicron. Decir eso de dejemos que la gente se contagiey así generaremos inmunidad de grupo, es una barbaridad. No podemos olvidar que hay una proporción alta de personas inmunodeprimidas, diabéticas, con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, personas debilitadas por patologías previas, y la ómicron puede escaparse y producir casos graves en estos pacientes más vulnerables".

El investigador del Instituto de Salud Carlos III, Vicente Martín, insiste en que es "pronto" para asegurar que ómicron no supone gravedad y recuerda que una de las características de este virus es que personas que están perfectamente bien, empeoran en un periodo de 15 o 20 días. "¿Cuánto llevamos con la escalada de ómicron?", se pregunta. La respuesta es: algo más de un mes.

Por su parte, Manuel Franco, epidemiólogo de la SEE, certifica estas creencias asegurando que "me gustaría que nadie tuviese esa sensación de gripalizar esta pandemia ni de banalizar esta ola". Y recalca el atasco monumental que sufre la puerta de entrada al sistema de salud, los ambulatorios, teniendo en cuenta que cada día se contagian miles de personas y es imposible rastrear esos casos ya que casi el 40% de las pruebas realizadas arrojan como resultado un positivo.

Una empinadísima cuesta de enero

Además el pico está aún por llegar, lo que nos dejaría un enero muy negro, según vaticina el catedrático de la Universidad de Navarra.

Decididamente la variante ómicron nos está pasando por encima como una apisonadora y existe la leyenda urbana de que lo único que podemos elegir es a qué ritmo nos contagiaremos todos. Aunque algunos coinciden en afirmar que de la misma manera que la curva ha dibujado una gráfica como una pared vertical, habrá una bajada brusca posterior de los contagios.

Así las cosas, expertos y autoridades sanitarias insisten en no relajarse ante ómicron o nuevas variantes porque la actual tasa de contagios ha logrado unos registros nunca vistos hasta el momento. La incidencia de contagios continúa ascendiendo, y ya se sitúa casi en 3.000 casos en España y el doble en Euskadi. Además, solo en un día hubo en la península 242.440 nuevos contagios. España superó el viernes los 7 millones de casos registrados desde el inicio de la pandemia (7.164.906), y roza las 90.000 muertes, cinco mil de ellos en la CAV.

Un fregadero a rebosar

Con esta escalada, López Hoyos advierte de las consecuencias: "Si vamos llenando el fregadero porque aumentan mucho los casos, puede llegar un momento en que el fregadero rebose y afecte a los hospitales al dejarles sin capacidad de reacción". Este inmunólogo ve "muy probable" que un alto porcentaje de la población española se infecte en algún momento de SARS-CoV-2: "De las variantes que ha habido, de ómicron y de lo que pueda venir".

Otro asunto que ya se constata es la gran cantidad de reinfecciones con la variante ómicron, incluso en vacunados con tres dosis. Lo explica el epidemiólogo Vicente Martín e investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas del Instituto de Salud Carlos III. En una entrevista a la agencia Efe, Martín se declara un optimista cauto y cree "arriesgado" afirmar que ómicron es menos virulenta.

Recuerda que la rapidez con que esta cepa está colonizando al mundo entero es "impresionante" por lo que tiene la convicción de que es pronto para saber su efecto en las UCI, algo que se podrá constatar en las próximas semanas cuando se conozca el decalaje entre infección y mortalidad.

Todo indica que el virus se comporta como se esperaba pero, subraya, "ni las vacunas impiden la infección ni la enfermedad y ómicron produce enfermedad no grave a vacunados, no vacunados y a personas que han estado infectadas".

Combinación de delta y ómicron. Las autoridades chipriotas han informado de la detección de hasta 25 casos de infección con una versión combinada de las variantes delta y ómicron del SARS-CoV-2 que han denominado deltacron. "Actualmente hay coinfecciones de ómicron y delta. Hemos hallado una variante que es una combinación de ambas", explicó el profesor de Biología de la Universidad de Chipre y director del Laboratorio de Biotecnología y Virología Molecular, Leondios Kostrikis. Señaló que la nueva variante tiene la firma genética de la variante ómicron y los genomas de la variante delta, según la agencia Bloomberg.

¿Peligrosa?

Los estudios muestran que la variante ómicron infecta y se multiplica 70 veces más rápido que anteriores variantes. De hecho, tiene una transmisión parecida al sarampión. Sin embargo, la infección parece diez veces menos grave.

¿Estacional?

Los expertos esperan que probablemente el SARS-CoV-2 se vaya convirtiendo en un virus habitual, de carácter estacional, y que la población deba vacunarse cada año de las formas más frecuentes.

¿Desaparecerá?

En lo que la comunidad científica coincide es en que el virus no se va a erradicar, sino que el objetivo es llegar a vivir con él como ocurre con el de la gripe. De hecho, ahora mismo la palabra científica clave es la de 'controlar'.

¿Qué funciona?

No se trata de aplicar una sola medida. Hay que utilizar todas las que se puedan para acabar con el virus: "No es solo la mascarilla, ni la vacuna, ni la distancia: son todas ellas funcionando en cada momento".

¿El peor error?

Ventilar poco es el gran error que cometemos ya que "uno de los grandes descubrimientos de esta pandemia es la transmisión por aerosoles", según asegura la viróloga del CSIC Margarita del Val.

"Esta presión asistencial tendrá un coste en otras patologías y en la falta de diagnósticos"

Experto en temas de Salud

"Decir que dejemos que la gente se contagie y generaremos inmunidad es una barbaridad"

Catedrático de la Univ. de Navarra