El mando a distancia, el sujetador o el taxímetro parecen inventos poco relevantes comparados con las vacunas, el marcapasos o la World Wide Web (www), pero todos ellos han contribuido a mejorar la vida de las personas, según el editor y diseñador gráfico Ròmul Brotons, que ha recogido en un libro los 301 inventos que considera más importantes para la Humanidad.

Bajo el título de 'Invents' (Albertí Ediciones) y el subtítulo "Desde el utensilio de piedra hasta la vacuna covid", el libro describe detalladamente por orden cronológico inventos como el desodorante, la percha, el lavavajillas, la tostadora, el celofán, el tampón femenino, el código de barras, el ratón de ordenador o los anzuelos.

La idea de escribir este libro le surgió a Brotons durante la pandemia, cuando, según explica el autor, toda la sociedad se enfrentaba a una experiencia inédita compartida que tan solo se podía solucionar con una futura vacuna, que únicamente ha sido posible gracias a siglos de investigación y descubrimientos previos.

Uno de estos inventos que describe Brotons es la comida en conserva, que, según detalla en el libro, nació cuando Napoleón Bonaparte, en un intento de alimentar a su ejército, convocó en 1810 un concurso por el que premiaba con 12.000 francos a quien inventara un sistema capaz de conservar la comida durante las largas campañas de los soldados.

El confitero parisino Nicolas Appert ganó el premio y se convirtió en el inventor de la comida en conserva gracias a una técnica que consistía en calentar los alimentos dentro de un frasco de vidrio y cerrarlo herméticamente para que el aire no entrara y pudiera estropear los alimentos.

Sin embargo, no todos los descubrimientos han sido resultado de una gran investigación, y la mayoría de creaciones nacieron como una respuesta a una necesidad, como el sujetador.

Esta prenda fue inventada por la americana Mary Phelps Jacob en el contexto de la Primera Guerra Mundial, y, al contrario que los corsés, daba a las mujeres la libertad de movimiento necesaria para ocupar los puestos de trabajo que los hombres dejaron libres para ir al frente, por lo que su uso se convirtió en un acto casi patriótico, recuerda Brotons.

Los actuales esquís, por su parte, son muy diferentes a los primeros encontrados en el sur de Suecia del año 3000 a.C., que no tenían la finalidad lúdica de los existentes hoy en día.

Los esquís rudimentarios, construidos a base de tablas de madera, permitieron a los cazadores del norte de Europa y Asia sobrevivir en las zonas nevadas, que de otra manera estarían despobladas en la actualidad.

Igual que el sistema métrico nació mucho después que el concepto de 'medida', los taxis se inventaron antes de que nadie estableciera un sistema único para transformar la distancia en un precio.

No fue hasta 1891 que el ingeniero alemán Wilhem Bruhn inventó un aparato capaz de medir los desplazamientos y traducirlos en un importe monetario, un invento que provocó violentas manifestaciones por parte de los conductores, recuerda el autor.

Sin embargo, el inventó que ha marcado la actualidad e inspiró al autor para escribir la obra, ha sido la vacuna de la covid, que no habría sido posible si, en 1796, el estudiante de medicina Edward Jenner no hubiera sido capaz de crear la primera vacuna de la historia: la de la viruela.

Cuando la alta mortalidad de este virus causaba millones de fallecidos, Jenner observó que las jóvenes lecheras que ordeñaban vacas solían contraer esta enfermedad en una versión más leve, y no solo no morían sino que quedaban inmunizadas.

Jenner tuvo entonces la idea de inyectar un mezcla diluida de la versión del virus animal, que era mucho menos mortal, a los enfermos de viruela para que el cuerpo aprendiera a combatir la enfermedad.

Gracias al descubrimiento de Jenner, hoy en día existen más de 30 vacunas que protegen a las personas de virus letales como la tuberculosis, el tétanos o la rabia, además de la de la covid, que según la Organización Mundial de la Salud ya ha salvado a cerca de 90.000 personas mayores de 60 años solo en el Estado español.

Los pequeños y grandes descubrimientos inundan el día a día de todas las personas y, como narra Brotons en su libro, la historia de los inventos es un relato de "aciertos y errores", que es, en definitiva, el mismo relato que el de la historia de la humanidad.