Mohamed Lamine Camara, de 31 años, baja por un sendero hacía el río Bidasoa portando un ramo de flores. Su sobrino, Abdoulaye Koulibaly, también lo hizo por este mismo lugar el domingo pasado, poco antes de morir ahogado tratando de cruzar la muga para convertirse en el tercer migrante muerto en el paso fronterizo desde abril. "No quiero que lo ocurrido a Abdolulaye le pase a otras personas", expresaba ayer este vecino de Nantes, localidad francesa a la que tenía previsto ir su sobrino.Ambos mantenían comunicación diaria. Mohamed siempre le pedía que mantuviera la calma a este lado de la muga, que tuviera paciencia y "tratara de pasar en autobús".

Así lo hizo él en 2018, pero la situación actual ha cambiado radicalmente. Los controles policiales de las autoridades francesas blindan la frontera de tal modo que la ruta terrestre y "las devoluciones en caliente" fuerzan a los migrantes a intentarlo a nado. El encuentro entre ambos, "a las puertas de llegar a Nantes", no fue posible.

Mohamed quiso ayer recorrer los lugares donde su sobrino pasó sus últimas horas, algunos de los cuales conoció en primera persona cuando siguió en 2018 su propia ruta migratoria. Para conocer exactamente dónde se truncaron los sueños es necesario adentrarse por un pequeño sendero que deja atrás la carretera N-121-A. Pronto se hace el silencio en este lugar boscoso y húmedo.

Unos metros a la derecha, en la conocida como curva de San Miguel, en Endarlatza, unos jóvenes piragüistas se entrenaban ayer. "Lo siento. Conocemos bien el río y de haber tenido oportunidad le habríamos socorrido", le decía Aimar Arama, un joven deportista que quiso acercarse a darle el pésame.

A plena luz del día es fácil observar que por la zona en la que entrenan estos piragüistas de aguas bravas, como tantas veces lo ha hecho la olímpica Maialen Chourraut, no entraña ninguna dificultad atravesar el cauce. Koulibaly lo hizo fatalmente por una poza de mayor profundidad, a la que se dirigió su tío.

entregado a la oración

Descendió por el sendero junto a Xabier Legarreta, director de Migración y Asilo del Gobierno vasco, que le acompañó en este doloroso trance. Los últimos pasos hacia la orilla los cubría ayer solo, inclinándose en el paso del río donde se lanzó el domingo Abdoulaye.

Mirando hacia el otro lado del río, depositó un ramo de flores sobre el agua para entregarse a la oración. Musitaba versículos del Corán. Solo se escuchaba el sonido de una cascada de fondo.

Poco después de dejar las flores, tomó agua entre sus manos y se mojó el pelo. Instantes después regresaba al sendero, dejando el ramo a merced del río .

Koulibaly, el joven de 18 años que falleció el pasado domingo cuando intentaba cruzar al otro lado de la muga a nado, recibía así el adiós póstumo de su tío. La fuerza del cauce fronterizo provocó su ahogamiento mientras uno de los migrantes que le acompañaba pudo adentrarse al otro lado del bosque. El sábado, en la víspera de su muerte, ambos hablaron y Mohamed le pidió prudencia. "Cuando supe lo que había ocurrido no me lo podía creer. Me conecté a Facebook inmediatamente. Entonces supe que era él", reconocía poco después de brindarle el último adiós, con el pelo perlado de gotas de agua del río Bidasoa en el que se dejó la vida el africano.

Vidas paralelas

Ambos siguieron trayectorias similares en busca de una nueva vida. Mohamed explicó ayer que llegó a Irun en 2018. "La diferencia es que cuando vine de Guinea Conakry y llegué aquí, tenía claro que iba a pasar en autobús. De hecho, no quise relacionarme con el resto de compañeros que llegaron al recurso de Cruz Roja. No quería que nadie me influenciara, y por eso marché solo", explicó.

El africano, que en su país natal era taxista y que busca ahora trabajo de albañil en Nantes, insistía en su mensaje. "No quisiera que vuelva a ocurrir. Yo también crucé el mar para llegar a España, pero cruzar el río tiene sus consecuencias, y es muy triste que llegando casi a meta después de tantas penalidades ocurran cosas así", se sinceró ante los medios de comunicación.

"Las personas que lleguen a Irun, que por favor esperen los meses que hagan falta para continuar la ruta sin ponerse en peligro", reclamaba.

Este mismo mensaje trasladan estos días desde la red de apoyo a migrantes de Iparralde, que observan con preocupación que hay vecinos que "con toda su buena voluntad" están aconsejando intentarlo a nado. Integrantes de la red están distribuyendo un cartel que reza lo siguiente: Sé prudente, por favor, ahora que estás tan cerca de tu meta de una nueva esperanza de tu vida en Europa".

Mohamed, que en su día tuvo que ahorrar mucho dinero para hacer el viaje que le llevó a Nantes, reconocía sentirse muy apesadumbrado. "Siento mucho dolor. El destino ha decidido que las cosas sean así. Lo único que podemos pedir a partir de ahora es que, por lo menos, el cuerpo de mi sobrino sea repatriado".

"Las personas que lleguen hasta aquí que, por favor, esperen lo que haga falta para no poner su vida en peligro"

Tío de Abdoulaye Koulibaly