Ya huele a playa y vacaciones. Cualquier otro año le habría preguntado qué nota le pondría al curso, pero ya le han puesto un 9,9. ¿Esto es porque el 10 no existe o porque han aplicado manga ancha?—No, creo que la nota ha sido de sobresaliente. El 9,9 indica que tenemos elementos de mejora. De media, hemos mantenido más del 99% de las aulas abiertas, lo que significa que se ha hecho un gran trabajo por parte del millón de personas que forman la comunidad educativa, desde los centros a las familias, los alumnos... Si nos colocamos en septiembre del año pasado ha sido un milagro, si la presencialidad ha salido adelante ha sido gracias a un trabajo en equipo, en auzolana. Entre todos lo hemos conseguido.
¿Cómo ha afectado la pandemia al rendimiento? Y, más en concreto, al nivel de euskera.
—Cualquier situación fuera de lo normal genera mejoras, pero también saca a la luz lagunas. Es cierto que en la etapa de confinamiento se dieron dificultades entre el alumnado que no se mueve dentro de un ecosistema cercano al euskera. De todas maneras, la educación no es cuestión de cuatro meses ni de un año, sino todo un proceso. Y en ese sentido hay que tener en cuenta los refuerzos que hemos puesto este curso y que también vamos a poner en el curso 2021-22 para compensar esas lagunas que ha podido haber.
¿Se ha corregido la brecha digital?
—No. Yo, más que de brecha tecnológica, hablaría del desarrollo tecnológico. Tiene que haber una transformación digital, el alumnado joven ya es digital y tenemos que intentar dotar, no solo de los aparatos al 100% del alumnado, sino también de los contenidos en ese entorno, siempre desde una perspectiva de equilibrio. Tenemos que seguir aprendiendo con libros, con aspectos clásicos más allá de que la transformación digital haya venido a las aulas para quedarse.
¿Cómo lo harán?
—Como Gobierno vasco vamos a desarrollar un plan estratégico de digitalización 2021-2026 y uno de los aspectos clave va a ser el de la formación del profesorado.
¿El profesorado más veterano es tecnológicamente reciclable?
—Todo el mundo es reciclable. Uno de los aspectos claves cuando hablamos de educación es que el alumno debe ser el eje y para ello hay que empoderar a los centros. Esto significa que el centro debe tener una dirección fuerte, con un reconocimiento, y un proyecto educativo que contemple la formación del profesorado en esa transformación digital. Dicho esto, el profesorado que está en sus últimos años de actividad profesional tiene una experiencia, una valía, que enriquecen la vida del centro. Un centro es equilibrio entre diferentes saberes, los de la gente que empieza ahora y los de la gente que tiene más experiencia en la docencia. El equilibrio entre ambos saberes es lo que aporta la fuerza a un centro.
Dar clase y mantener a raya el covid hace que las plantillas hayan llegado exhaustas a este final de curso.
—Yo he sido profesor también durante muchos años y puedo decir que todos los años se llega a junio agotado. Y además este curso el profesorado ha tenido una gran presión, se le ha hecho y se ha sentido responsable de lo que tiene delante, no solo de preparar una buena clase, sino de asegurar la salud de los alumnos. Y esa responsabilidad carga.
No pocos estudios hablan de cuadros de estrés y ansiedad entre el profesorado. ¿Preparan algo de cara al curso que viene para cuidar este aspecto?
—A veces se nos olvidan las cosas. Cuando en marzo de 2020 nos anuncian que nos tenemos que confinar, todos entramos en shock y eso tiene consecuencias, muchas en el ámbito de la socialización. Pero pongámonos en la piel de menores de 16, 17, 18 años para los que la socialización es básica. Por eso la apuesta por la presencialidad del Gobierno vasco ha sido muy importante. A partir de ahí, está claro que ir con mascarilla todo el día o mantener las distancias limita las relaciones y tiene consecuencias tanto entre el alumnado como entre el profesorado. Por eso de cara al año que viene estamos trabajando con el Departamento de Salud para ayudar a los profesionales a gestionar tanto las emociones de los alumnos como las suyas propias y las de sus compañeros.
Siempre hay críticas y Educación no es ajena a ellas. ¿Preparan recursos adicionales de cara al próximo curso?
—Las críticas son buenas y necesarias porque nos ayudan a crecer. La cuestión es la actitud con la que se hacen las críticas. Esta semana nos hemos reunido con casi 600 directores de todos los territorios. Hemos escuchado, hemos compartido y todo lo que hemos recibido nos ayuda a crecer. Y sí, vamos a poner recursos, igual que hemos hecho este año. Este curso hemos contratado 1.064 profesores adicionales, hemos contratado 1.157 personas de cocina, monitores, etc. Hemos realizado más de 23.000 sustituciones, con todo lo que ello supone no solo por el gasto, que también, sino a nivel de gestión. En dos cursos vamos a poner 10.000 ordenadores, hoy se celebra la OPE con 1.184 plazas...
¿Y el curso que viene?
—La pandemia va a estar en otra situación, pero entendemos que tenemos que ser cautos. Hemos mandado el nuevo protocolo acordado con Salud y hemos garantizado a los centros públicos que desde septiembre hasta el 31 de agosto de 2022 volverán a tener los 1.064 profesores adicionales en base a las necesidades de cada centro, número de aulas, alumnado con necesidades especiales, etc. Solo el plus covid ha supuesto este año 157 millones de euros, que es cinco veces el presupuesto del Parlamento vasco.
Pese a esa nota de 9,9, alguna asignatura pendiente habrá...
—Tenemos muchas materias a mejorar, quizá la que más sueño me quita es la de la comunicación. Nada más llegar al cargo uno de los objetivos que me impuse era llegar a todos los centros. Por eso he convocado a los directores de todos los centros el pasado septiembre, en febrero, ahora en junio y nos volveremos a reunir en septiembre. He visitado más de setenta centros escolares como una forma de comunicación rápida, fluida y flexible para escuchar. Porque cuando visitamos los centros es cuando realmente nos encontramos con la realidad, porque es diferente ver la situación de esta aula cuando te lo cuentan que cuando vas a ella y ves cómo está.
Este curso el objetivo prioritario era garantizar la salud y la presencialidad. ¿Cuál será el objetivo a partir de septiembre?
—Poder hablar más de pedagogía y menos de salud. Pero sobre todo el reconocimiento del profesorado. Quiero que la sociedad sea consciente de la gran labor que realizan los profesores y profesoras en la educación de los más jóvenes, que en definitiva van a ser nuestro futuro.
Se habla de que la primera semana de septiembre se podría comenzar a vacunar a los 110.000 estudiantes de entre 12 y 16 años. ¿Qué les puede decir a las familias?
—La Interterritorial de Sanidad ha decidido que la vacunación prosiga por franjas de edad. En su momento llegará a los de 12 años el momento en el que podamos vacunar con comodidad, seguridad y eficacia. No tengo dudas de que el Departamento de Salud lo hará muy bien. Desde nuestra visión la vacunación de los estudiantes será un gran avance para la escuela porque nos dará tranquilidad, al margen de que ayudará a lograr la inmunidad de grupo.
¿Alguna fecha concreta?
—No tenemos fecha, todo dependerá de que lleguen las vacunas.
¿Salud les ha pedido o ustedes han ofrecido vacunar en los centros educativos? Parecería lo lógico.
—Sí. Este es el mensaje que les hemos trasladado, pero está a expensas de las necesidades globales de la población vasca. Nosotros hemos trasladado a Salud esa posibilidad, siendo conscientes de que se trata de una visión limitada, al ser nuestra visión, y es el Departamento de Salud el que verdaderamente tiene una visión de conjunto.
Este curso han usado los test de saliva a modo de prueba piloto. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Se plantean generalizar estos test?
—Sé que han funcionado muy bien y que aún se está experimentado con los test de saliva. Y en este sentido no se descarta que se pueda hacer de forma masiva o más generalizada a partir de septiembre. Ahora está en fase de testeo y veremos si puede ser algo que podamos generalizar en septiembre, pero no me atrevo a avanzar nada porque la decisión depende de Salud, que son quienes manejan los datos.
Parece claro que la situación epidemiológica el próximo curso será mejor. ¿Qué restricciones se van a levantar? Me refiero a extraescolares, excursiones, jantokis al 100%...
—El criterio general con el que vamos a seguir funcionando es el de prudencia. Es cierto que la experiencia nos ha dado mayor conocimiento y más libertad a la hora de movernos. Ya se hacen excursiones, también vamos a abrir los barnetegis de inmersión... Poco a poco se irán levantando las restricciones, por ejemplo, las burbujas de aulas se podrán abrir al curso. Pero será Salud quien nos dará la pista en busca de esa normalidad. Recuerdo el año pasado cuando el presidente Sánchez por estas fechas anunció la vuelta a la normalidad y llegó septiembre y la pandemia repuntó. Vamos a ser prudentes, nosotros lo que hemos dicho es que los alumnos desde Primaria van a volver con las mascarillas, pero con la temperatura tomada desde casa aunque vislumbramos un poco de luz hacia la normalidad.
La normalidad llegará cuando nos podamos relacionar sin mascarilla. ¿Confía en que el curso 21-22 será el de la vuelta a la normalidad?
—No me gustaría decir "confía", me gustaría poder decir "me gustaría".
Hoy, un año después por la pandemia, OPE en el BEC con 1.184 plazas en FP y ESO. ¿Ayudará a dar la estabilidad que necesitan las plantillas?
—La estabilidad de las plantillas en los centros públicos es básica para una educación de calidad.
¿Y qué nota le pone a esta materia?
—Bueno, depende. Le pondría mejorable. Para ser sinceros, a la estabilidad le pondría una nota de bastante mejorable. Pero nuestro compromiso es hacer todos los años alguna OPE al límite de plazas que nos posibilite la ley. Esto es lo que dotará al sistema de la estabilidad porque no es de recibo que se pretenda ejecutar con calidad y método el proyecto educativo de un centro empoderado por una dirección fuerte cuando cada año se le va el 50% de la plantilla.
Se recupera la jornada partida en ESO, la gran patata caliente. La decisión ha caído mal entre parte de las familiase, indudablemente, entre el profesorado. ¿Es una decisión irreversible?
—Este año hemos hecho una reflexión abierta con técnicos y especialistas en el que ha tomado parte la plataforma que trabaja por la jornada continua y se ha concluido que es más conveniente la jornada partida. No obstante, somos conscientes de que estamos en una situación de pandemia y se están haciendo excepciones hasta que llegue la normalidad. Cuando no se puede no se puede, aunque el criterio es jornada partida, si bien esta semana los directores de muchos centros de Gipuzkoa nos han planteado que la jornada continua es mejor.
¿Y por qué no lo permiten?
—Porque desde el punto de vista pedagógico la jornada partida permite más sosiego en el centro y entendemos que es más equitativa. Da más opciones a las familias con más problemas. Entiendo que las familias con más recursos pueden dar más opciones a sus hijos e hijas a las tardes, pero hay padres y madres que no pueden pagar extraescolares o sencillamente están trabajando. La escuela es un punto de equidad y entendemos que la jornada partida es un sistema más justo.
"No se descarta que se pueda hacer de forma masiva los test de saliva a partir de septiembre "
"Hemos destinado 157 millones solo en los recursos covid, cinco veces el presupuesto del Parlamento"
"Hemos vuelto a la jornada partida en ESO porque pedagógicamente es lo mejor y más equitativo"
"La presencialidad ha salido adelante por el trabajo de la comunidad educativa; entre todos lo hemos conseguido"
"Vamos a ayudar a los profesionales a gestionar sus emociones, las de sus compañeros y alumnos"
"Las críticas son buenas porque nos ayudan a crecer, otra cosa es la intención con la que se hacen esas críticas"