Además de los 850 menores acogidos en centros de Ceuta que llegaron esta semana desde Marruecos a la ciudad del norte de África, hay numerosos chicos por el entorno del puerto que ayer mantenían la esperanza de llegar a la península, escondidos en un barco o en un camión y que suplican no volver a su país .“¡No Marruecos, viva España!”, repiten como una letanía los jóvenes que pasan el día en las inmediaciones del puerto de Ceuta con la esperanza de encontrar un trabajo en la península y, en algunos casos, reencontrarse con algún familiar que vive en España.

Es el caso de Imad El Y., que asegura tener 17 años y ser de la ciudad marroquí de Tetuán. Va vestido con ropa militar con una bandera de España en la manga y explica en un precario castellano que tiene un hermano en Cuenca y que salió de su ciudad porque allí no tiene futuro. Insiste en que solo quiere trabajar, que ni él ni sus amigos roban y que tienen mucha hambre.

Un hermano en Bilbao

El joven está junto a dos amigos de 16 y 17 años, uno con un hermano en Bilbao. Es el único que chapurrea castellano y no duda en escribir sus nombres completos, la edad y los teléfonos de los familiares de Marruecos para que los periodistas les llamen y les digan que están bien, aunque su aspecto denota cansancio. “A España insha’ Allha” (A España, si Dios quiere), concluye el joven ante la cámara de televisión.

Muy cerca de ellos hay otro grupo de tres niños más pequeños aún, de 13 y 15 años, que no hablan nada de castellano y que acceden a hablar con la prensa con la ayuda de un ceutí que habla árabe, lo que no es difícil en Ceuta porque más de un tercio de sus ciudadanos habla ese idioma.

El traductor espontáneo lleva al colegio a su hijo, que va perfectamente uniformado y limpio, un aspecto muy distinto del que tienen los tres menores que accedieron junto a unas 8.000 personas a Ceuta por la frontera con Marruecos. Están sucios, cansados y temerosos. Los tres amigos tampoco quieren ir a un centro de menores y repiten que anhelan llegar a Francia, a España o a Europa para trabajar.

Insisten en que no desean regresar de ninguna manera a Marruecos. “Prefiero morir aquí”, le dice al traductor improvisado un chico de 15 años que se llama Agan, lo que corrobora su compañero Smail, de 13 años e incapaz de disimular el cansancio.

Los menores están junto al puerto, distante apenas cinco minutos andando del centro de Ceuta, donde la Policía española lleva esposados a algunos de los inmigrantes que llegaron esta semana a la ciudad andando o nadando para bordear el espigón de la frontera.

Otros menores desorientados que no saben una sola palabra de castellano y que dicen tener 15 años, aunque aparentan poco más de 10, sí acceden a ser llevados a centros específicos habilitados tras la mayor entrada de inmigrantes a Ceuta.

Lo hacen después de asegurarse de que no van a ser llevados de vuelta a Marruecos y de que varios ciudadanos ceutíes les reiteren en árabe que en los centros de menores les darán comida, dispondrán de camas y podrán estudiar.

La actividad policial se produce en paralelo a la concentración de decenas de inmigrantes en la frontera que desean regresar a su país tras acceder a Ceuta y comprobar que no tienen posibilidades de trabajar en la ciudad española, después de dormir al aire libre y comer de la caridad.

Para organizar ese regreso, España ha llegado a un acuerdo con Marruecos para que pasen la frontera con destino al país africano cuarenta personas cada dos horas.

Un muerto de 16 años. El cadáver localizado el jueves en la playa ceutí de El Tarajal corresponde a un joven de 16 años de origen magrebí, al que arrastró la corriente tras fallecer ahogado.

Intento de suicidio. Un joven marroquí que entró en Ceuta intentó suicidarse colgándose con un cable de una barandilla, pero fue salvado por policías.

Sin heridos. Cientos de inmigrantes efectuaron seis intentos de asalto a la valla fronteriza de Melilla con Marruecos durante la madrugada del viernes y una treintena de ellos, todos marroquíes adultos, lograron acceder a la ciudad autónoma sin que ninguno resultara herido. Los seis intentos se producido entre las 22.20 horas del jueves y las 3.45 horas de ayer, mientras que agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional tratan de “impermeabilizar” esta zona fronteriza. El asalto a la valla se produjo en la primera jornada con el ejército español desplegado en el refuerzo de la vigilancia y control de las fronteras africanas.