Las restricciones, el aislamiento social y el distanciamiento han cambiado nuestra vida. Ana Catalán, psiquiatra en el Hospital de Basurto y profesora de la UPV, colabora en el proyecto Urban Mind (Urban Mind https://urbanmind.info para ayudarnos a comprender mejor cómo esta situación está afectando a nuestro comportamiento y bienestar.

La pandemia nos está dejando la cabeza muy tocada.

—La pandemia ha cambiado nuestra vida cotidiana y la forma de interactuar. La sociedad está sometida a unos niveles tremendos de estrés, cansancio y agotamiento. Pero no vale que lo digamos nosotros, hay que medir exactamente el impacto de estos cambios en la salud mental y para valorar los niveles de ansiedad y depresión entre la población, tenemos una aplicación gratuita.

¿Se ha podido objetivizar la factura emocional y psicológica que está pasando el coronavirus?

—Muchos especialistas ya están diciendo que la próxima ola va a impactar de lleno en la salud mental. Pero hay que comprobarlo. Algunos estudios que se han hecho, por ejemplo por parte de la UPV en Euskadi, han detectado que ciertos síntomas de ansiedad y depresión han crecido un 25%. En la red hospitalaria, estamos viendo un incremento importante de estos trastornos sobre todo en menores de edad. Entre la población infanto juvenil las incidencias de este tipo se han triplicado. Pero nos tememos que nos queda por llegar toda la gente que está aguantando en casa.

¿Quiere decir que las consultas de Psiquiatría se van a llenar?

—Vamos a tener que esperar a qué pase todo esto para ver las consecuencias reales en la salud psicológica de la población. Porque parece que al principio mantienes los nervios y, luego, cedes. Creo que vamos a ver secuelas importantes y que aumentará la demanda en la red de salud mental. Pero no basta con que yo lo crea como psiquiatra. Hay que comprobar si tendremos que pedir recursos extras para afrontar lo que nos viene cuando esto termine porque esas personas van a necesitar tratamiento psicológico o psiquiátrico.

¿Cómo se puede participar en este proyecto para medir la ansiedad?

—Hay que descargar nuestra aplicación Urban Mind, seleccionar unirse al estudio privado si tiene un código y escribir el código c19. Es una investigación en la que colabora la UPV y la Universidad de Bergen, pero está dirigida por el King’s College London, con los investigadores Stefania Tognin y Andrea Mechelli. De hecho, es una aplicación que ya funcionaba con otros objetivos pero como el covid arrasó con todo en 2020, este grupo decidió cambiarla para valorar cómo nos afectan las restricciones. A mí me pilla todo esto en Londres, trabajando allí, y por eso estoy implicada en este proyecto. Vengo en enero al hospital de Basurto a trabajar, y me traigo la aplicación ya traducida.

¿Cuáles son las principales ventajas de este estudio?

—El estudio nos va a dar un montón de datos útiles porque hace una valoración diaria durante un mes. No es lo mismo estar estresado un día esporádico, que los treinta que tenemos la valoración. Aunque se completa en menos de un minuto, vigila cómo estás de ánimo. Y te va saltando en diferentes momentos del día para que estés en distintas circunstancias. Te pide que hagas una foto del suelo porque no es lo mismo estar en la oficina o en el monte y también una grabación de sonido para poder medir el nivel de decibelios de tu entorno. Y la participación es completamente anónima.

Al ser una aplicación de móvil puede ir dirigida a un público muy concreto. No parece apta para personas mayores.

—Igual es difícil enganchar a gente mayor de 65 años con este tipo de aplicaciones. Nosotros hemos decidido hacerlo así y creemos que el rango de edad es bastante amplio porque de los 20 a los 60 años, estamos muy acostumbrados al uso del móvil. Pero algunas limitaciones siempre nos vamos a encontrar.

En la Atención Primaria se ha documentado que hay más demanda de ansiolíticos, tranquilizantes o medicamentos para dormir.

—Desgraciadamente en España se recetan muchos de estos fármacos. Los primeros meses, la gente no iba al médico por la situación del covid, pero luego cuando han pasado las dos primeras olas, la Primaria está detectando un aumento de insomnios, ansiedad y estrés. Y en el hospital hemos percibido el incremento de problemas psicológicos entre menores.

La situación social para muchas familias es muy preocupante.

—Por supuesto, están cerrando muchísimos negocios y el tema socioeconómico está superrelacionado con la salud mental. El ver que te quedas sin trabajo, sin ingresos, y que te faltan recursos para mantener a tu familia, tiene un gran impacto sobre la ansiedad y la depresión

¿Esos son los principales trastornos que ustedes detectan?

—Con esta aplicación sí, porque está diseñada para población general y entonces está más centrada en problemas como ansiedad, depresión, y estrés. Aunque yo trabajo en un servicio del Hospital de Basurto de Intervención Temprana de Psicosis y veo mucha patología grave que también puede llegar a surgir.

“En la red hospitalaria ya estamos viendo trastornos importantes sobre todo entre los menores de edad”