Tiene más de 11.700 años y es uno de los esqueletos mejor conservados de la prehistoria. El Hombre de Loizu fue presentado en la entrada a la cueva Errotalde I -en el concejo Aintzioa-Loizu del valle de Erro- como un “hallazgo excepcional” por ser el cuerpo humano más antiguo descubierto hasta el momento en Nafarroa, que data del año 9700 anterior a nuestra era.En efecto, lo califican como uno de los hallazgos más relevantes para la prehistoria en los últimos años en Euskal Herria, tanto por su antigüedad, como por el hecho de que el cuerpo está completo, algo muy difícil de encontrar.

Se trata de un varón de entre 17 y 21 años y de 1,60 metros de estatura, cuyos restos fueron hallados intactos el 20 de noviembre de 2017 por el grupo Sakon Espeolología, cuando realizaba una de sus exploraciones a la cueva situada entre Aintzioa y Loizu. “Vimos los huesos pero no teníamos ninguna pista de si era reciente o de hace 1000 años”, aseguró Andoni Gallardo, uno de los miembros de Sakon.

EQUIPO INTERDISCIPLINAR

Por eso, sin tocar absolutamente nada, los espeleólogos se pusieron en contacto con la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana. Tras dos visitas de inspección, técnicos del servicio de Patrimonio Histórico y especialistas en antropología física confirmaron la importancia y relevancia del hallazgo. Así, junto al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, se creó un equipo multidisciplinar de 26 especialistas que se encargará de su investigación y estudio a lo largo de este año. “Gracias a Sakon por su buena praxis. Gracias a ellos podemos estar haciendo nuestro trabajo, la entrada y el tránsito de la cavidad es complejo y ellos nos han dulcificado mucho la cueva para poder entrar”, apostilló Txus García Gazólaz, arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Nafarroa.

Por su parte, el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria Pablo Arias explicó que es “un privilegio poder enfrentarme al reto de estudiar un resto que es único en España y un caso rarísimo en todo el continente europeo”. “Este hombre de Loizu corresponde al tránsito de la última glaciación a los tiempos geológicos actuales, el Holoceno, del cual hay muy pocos restos en toda Europa y diría que ninguno con un estado de conservación tan excelente”, dijo.

De hecho, el estado de conservación de los restos se puede considerar excepcional. El esqueleto está prácticamente completo, en conexión anatómica, y los huesos están en su mayor parte enteros, con escasos daños. El cráneo presenta un agujero, al parecer debido al impacto de un proyectil.

La posición y los restos encontrados permiten concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre. Los restos se han conservado inalterados hasta el día de hoy.

CAMBIO CLIMÁTICO

La datación en torno a 9700 antes de nuestra era lo sitúa en la transición del Pleistoceno al Holoceno, una época de la que no abundan testimonios antropológicos en la península Ibérica e incluso en toda Europa.

Por todo ello, la trascendencia de este hallazgo va mucho más allá de la circunstancia de ser el individuo más antiguo de Nafarroa. Se trata de un testimonio de “incalculable valor” para estudiar las poblaciones humanas del suroeste europeo en uno de los grandes momentos de cambio del pasado de la humanidad: la transición de la ultima glaciación a los tiempos geológicos modernos, un periodo de acelerado cambio climático y profundas transformaciones ecológicas sobre el cual se puede aprender mucho a partir de este excepcional conjunto antropológico y arqueológico. “Es una buena noticia. Estamos ante una oportunidad excepcional para estudiar cómo vivían y morían nuestros antepasados, el ser humano que vivió al filo de la última glaciación, en uno de los momentos de cambio climático más acusados de la historia”, comentó la presidenta del Gobierno de Nafarroa, María Chivite.

ESTUDIO Y ANÁLISIS

Hasta ahora, la realización de los trabajos de estudio y extracción de los restos ha tenido una gran complejidad. De hecho, buena parte del tránsito hasta el lugar del depósito funerario, previa entrada atravesando el cauce del río, ha de hacerse reptando, sobre galerías en las que justamente pasa una persona, por lo que el desplazamiento de los equipos de registro ha resultado especialmente dificultoso. Todo este proceso está siendo documentado mediante fotografías y vídeos, ya que la extracción de los restos supone la “alteración” de un contexto que lleva intacto más de 11.700 años.

Ahora, los restos serán trasladados al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, donde comenzarán las tareas de laboratorio, que incluirán limpiar los restos, determinar el ADN del esqueleto y analizar los huesos en busca de indicadores como la edad, la causa de la muerte o su actividad.

Con los resultados obtenidos, el hombre de Loizu volverá a Nafarroa para ser expuesto al público bajo la custodia del Gobierno foral. En este sentido, desde las entidades locales de la zona expresaron su intención de ponerlo en valor. “Es una riqueza más para el valle y a futuro habrá que pensar en hacer un museo o algún revulsivo turístico para que se quede aquí”, aseguró Enrique Garralda, alcalde del Ayuntamiento del Valle de Erro.

Esqueleto de joven. Al parecer, se trata de un individuo varón de entre 17 y 21 años, con una estatura de 1,60 metros.

Color rojo. El cuerpo apareció cubierto con sedimento rojizo, muy frecuente en enterramientos, que puede tener un significado simbólico.

Galerías angostas. Tras explorar 1.400 metros de una cueva laberíntica y estrecha, hallaron los restos a 170 metros de la entrada.

Aizpea. ‘El Hombre de Loizu’ desbanca a la hasta ahora mujer más antigua de Nafarroa, fechada en el 4600 antes de nuestra era, cuyo esqueleto completo apareció en la cueva de Aizpea, en Aribe.