Dice Pablo Viñas, jefe de Fotografía de DEIA, que los reporteros gráficos son “los grandes incomprendidos” y la pandemia no iba a ser una excepción. “En cosas desagradables nadie quiere que estés y esta ha sido la peor. Trabajar así es muy difícil”, lamenta. Y no solo por lo complicado de desempeñar su labor, sino por las consecuencias que, a su juicio, tiene la ausencia de imágenes crudas. “Está habiendo muchas víctimas, pero como no se reflejan, parece que no ha sido tan grave. De ahí que estemos como estamos”, considera.

Atentados, agresiones, accidentes... “En 30 años de profesión he visto muchas cosas desagradables, pero el silencio de la ciudad durante el estado de alarma me pareció muy sobrecogedor. Me impresionó muchísimo, más que cualquier otra cosa”, confiesa. Tanto que, de tener que elegir una foto para representar la pandemia, optaría por la de cualquier calle vacía. “Es la imagen de la fragilidad que tenemos frente a una situación como esta, es decir, un bichito puede hacer que nuestro mundo se transforme y desaparezca”.