"Cada medida restrictiva que se va articulando es estrechar un poquito más la soga". Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, resume con estas palabras la asfixia económica que sufre el sector y, ante la prórroga de las restricciones hasta el próximo 10 de diciembre, clama por un soplo de aire en forma de ayudas. "Si la parte sanitaria decide que las medidas sean hasta el día 10, las cantidades que se piden desde el sector van subiendo en volumen y en número. A más tiempo cerrado, mayores compensaciones se necesitan", reivindica y se muestra "en contra" de esta nueva gota que está a punto de colmar algunos vasos. "Creemos que la hostelería tiene que poder abrir y que no es el foco del problema. Igual es un tema más de comportamientos", apunta.

Tras estas dos últimas semanas, en las que ha reinado la desolación en los locales y solo han podido dispensar comida o bebidas no alcohólicas para llevar, Sánchez reconoce que "la sensación es muy extraña". "A todos se nos hace raro estar cerrados. El balance no es positivo porque entendíamos que la hostelería se podía haber mantenido abierta como en otros lugares. Ha habido dificultad de interpretación con el tema de los cafés para llevar... No han sido quince días sencillos", confiesa.

"Hay dramas personales y gente que te llama llorando. Se trata de la subsistencia familiar"

Asociación de Hostelería de Bizkaia

"Me esperaba la prórroga, pero que nos mandaran cerrar de un día para otro fue un palo muy duro"

Bar El Tablón de Las Arenas

"Igual libro la barba con comida para llevar; los de bebidas y pinchos están a los pies de los caballos"

Bar Monty de Bilbao

Con ese desánimo en el ambiente, sin haber vencido aún el plazo decretado de un mes de cierre, los hosteleros han tenido que digerir el anuncio de su extensión hasta después del puente de diciembre. "Siempre hemos respetado, como no puede ser de otra manera, las decisiones que se adoptan desde un punto de vista sanitario, pero si eso afecta al sector, y hay que recordar que es el único que está cerrado, tiene que haber compensaciones superiores a las que ya están articuladas hasta ahora", reclama.

AYUDAS A LA HOSTELERÍA

Consciente de que "los fondos públicos no son ilimitados y hay muchos sectores que lo están pasando mal", recalca que "la hostelería necesita ayuda para sobrevivir". En este sentido, recuerda que las asociaciones de hostelería de Euskadi "cifraron en su día las ayudas que se necesitaban para compensar las limitaciones de la actividad en 187 millones de euros. De esos, el Gobierno vasco ha dado 45. Hay esta diferencia y eso era antes del último cierre, que va a ser de más de un mes, con lo cual estamos lejos".

Las perspectivas, con la vista puesta en la campaña navideña, no son como para brindar. "La Navidad va a ser complicada. Primero, no va a ser una Navidad como siempre, y en segundo lugar, va a haber medidas de limitaciones, eso está clarísimo, con lo cual a ver cuál es la posibilidad que se da a las actividades de funcionar y en qué condiciones", comenta.

El sector del alojamiento tampoco se frotará las manos el próximo puente. "Aunque no hay una orden como tal, está casi obligado a cerrar porque con la movilidad limitada a municipios colindantes es muy difícil rentabilizar estos negocios", señala.

Hasta que no se restablezca "una cierta normalidad de verdad", no se podrá hacer recuento, dice Sánchez, de cuántos negocios se han quedado en el camino, aunque se estima que "uno de cada tres están en serio riesgo de no continuar". "Los trabajadores llevan muchos meses cobrando salarios recortados y los autónomos y empresarios, qué te voy a contar. Con unos ceses de actividades que apenas llegan a 472 euros en un mes es muy difícil soportar los negocios. Hay dramas personales y gente que te llama llorando. Estamos hablando de la subsistencia familiar".

Evitar el "desmadre" del puente

Con el local cerrado desde hace dos semanas, a Miguel Ángel Gamero, copropietario del bar El Tablón, en Las Arenas, la ampliación de las restricciones hasta diciembre no le ha pillado de improviso. "La prórroga me la esperaba y me parece correcta, pero que nos mandaran cerrar de un día para otro fue un palo muy duro. Podían habernos dado un margen de dos días para eliminar género y prepararnos económica y psicológicamente", opina este autónomo, convencido de que es mejor evitar "el desmadre del puente" y "esperar quince días a que nos vuelvan a cerrar a la semana". Lo dice tras echar cuentas y estimar que los gastos de basura, luz, comunidad, fútbol, Internet... rondan los "mil y pico euros" al mes. "Eso, si nos pagan los empleados en ERTE y me devuelven la cuota de autónomos. Tienes que tirar de los ahorrillos de los que tirabas antes, pero que ahora ya no tienes".

Dice Eneko Uceta, propietario del bar Monty, en Bilbaoque le pedían "un millón de cosas" para poder rescatar a dos empleados del ERTE, así que trabaja solo. "Todo lo complican. Al que tiene ilusión de abrir se la quitan", lamenta. Entre tanta restricción, da "este trimestre, que tendría que ser muy positivo, por perdido". "Va a ir mucha gente a la calle y, con nosotros, transportistas, repartidores...", aventura, sin entender por qué no les dejan abrir las terrazas. "Todos al parque al mismo asiento y rodeados de plásticos. Me parece más antihigiénico", censura y se queja de que "están criminalizando a la hostelería". Con la Navidad no cuenta porque "trabajas con aglomeraciones y es inviable", aunque confía en "librar la barba ofertando comida para llevar". Ahora, dice, "el que se dedica a bebidas y pinchos está a los pies de los caballos. No tiene cómo llegar a fin de mes".