primer Congreso de Estudios Vascosse celebró bajo el patrocinio de las diputaciones vascasAdelina fue la única mujer ponente biografía como maestra y educadora

Adelina Méndez de la Torre cursó sus estudios de maestra normal en Madrid, obteniendo su título el 30 de septiembre de 1893. Cuatro años más tarde, en 1897, obtuvo por oposición la plaza de maestra de la escuela elemental del distrito número 7 de Bilbao, sito en la calle General Concha, tomando posesión de la plaza el 13 de abril del mismo año. Desde entonces residió, ejerció su profesión y realizó toda su actividad pedagógica en la villa.

El 23 de diciembre de 1899 contrajo matrimonio con Juan de Goicoechea Vidaurrazaga, natural de Abando, que ejercía como sobrestante de obras municipales del Ayuntamiento de Bilbao y trabajó con el arquitecto municipal Ricardo Bastida. El primer hijo que tuvieron falleció a los pocos meses. La segunda fue una niña bautizada Adelina. Su hija cursó la Secundaria en el Instituto Vizcaíno cuando era difícil para las chicas continuar estudiando una vez concluidos los estudios primarios. Adelina Méndez de la Torre defendió durante toda su vida la importancia de la educación de las mujeres, y así lo demuestra en un artículo publicado en El Nervión el 15 de julio de 1902 en el que afirma que "las niñas salen de la escuela precisamente cuando debieran entrar en ella y por consiguiente no las educamos nosotras, sino el mundo, y todos callamos sin protestar por el abandono en que se las deja". Conocedora de la situación de otros países en los que la enseñanza primaria es igual en intensidad y forma para los niños y las niñas, aboga por la creación de escuelas profesionales en las que las jóvenes puedan formarse a partir de los 14 años, tomando como ejemplo "otras naciones como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Suiza o Alemania que ostentan sobre la nuestra una gran superioridad en todas las manifestaciones de la vida humana, debido principalmente a la inteligente colaboración de la mujer, cuya educación está muy bien atendida". Adelina predicó con el ejemplo, en esta y en otras cuestiones educativas, organizando la escuela dominical para adultas de la escuela de Concha, en donde impartió docencia gratuitamente durante el curso 1898-99. Escribió en El Nervión sobre la pobreza de expectativas de las jóvenes, quienes, siendo alumnas de buenas notas y capacidad intelectual suficiente, no proseguían estudios tras abandonar la enseñanza primaria. Por ello, propuso crear una asociación de maestras y maestros públicos y particulares, con el fin de enseñar gratuitamente a las niñas. Hizo un llamamiento a través de la prensa tras el cual, con una solicitud dirigida al señor alcalde de la villa, se abrió en Bilbao la escuela nocturna de adultas.

Adelina no tenía problemas para defender sus opiniones, aunque fueran contrarias a las de sus colegas o las de otras personalidades doctas en materia de enseñanza. Mañaricua la definió como "mujer de recia personalidad no apta para ser gobernada por los convencionalismos en moda". Escribió en la prensa -El Nervión, Vasconia o La Escuela Moderna-, en la que además de desgranar su pensamiento pedagógico, compartió su acción pedagógica y social. Pensaba que era "de interés público, la acción pedagógica en la prensa diaria".

Adelina Méndez de la Torre amplió sus estudios en centros de Italia, París y Ginebra. En 1903 fue becada por el Ayuntamiento de Bilbao para cursar estudios sobre Trabajos Manuales Educativos en la Escuela de Ripasantrone, en Italia, con el compromiso de formar a sus colegas a la vuelta. La asignatura de Trabajos Manuales, que ya tenía éxito en otros países, era obligatoria en el nuevo currículum propuesto por el Conde de Romanones, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, y aprobado en 1901. Esta experiencia hay que enmarcarla en el interés de la sección de Fomento del Ayuntamiento de la villa en la formación continua del profesorado en su trabajo, ya que en 1903 afirman que "no basta fundar nuevas escuelas, es necesario ir educando al personal que las dirige y enriqueciendo su cultura a fin de que la instrucción sea cada día más completa". Por este motivo dispusieron un sistema análogo al de las becas artísticas que concedió la Diputación Foral de Bizkaia a algunas de las figuras del arte vasco entre las que se encontraban José Arrúe, Aurelio Arteta, Ángel Larroque, Nemesio Mogrobejo o Quintín de Torre.

En 1908 Adelina obtiene una beca de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar Pedagogía Experimental en París, Ginebra y Milán. A su vuelta presentó dos informes internos: uno, Pedagogía experimental en Milán, Ginebra y París, y otro, Pedagogía experimental, que la situaban en relación a la educación especial o pedagogía de niños con deficiencias sensoriales o mentales. Además escribió en 1909 Memoria técnica redactada sobre el tema XXXI por la maestra normal Adelina Méndez de la Torre, entregada a Eduardo Landeta Aburto, ideólogo de la enseñanza bilingüe e impulsor de las Escuelas de Barriada de Bizkaia. Adelina escribe sobre Tipos de degenerados. Procedimientos para su educación, haciéndose patente su conocimiento del tema y de los autores más significativos a nivel europeo: el doctor Giné, catedrático de Barcelona; Griesinger, Delasiauve, Vaney, Morselli, "mi ilustre maestro y amigo el doctor Ugo Pizzoli", Pirroli, Séguin, el doctor Bourneville, Tissié y Binet. En este sentido es destacable el trato personal y profesional que mantuvo con políticos del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación vizcaina vinculados a la gestión de la enseñanza. También tuvo relación con Mañaricua, y gracias a él sabemos que Adelina mantuvo correspondencia epistolar con los señores Mugartegui y Labayru, al que pidió opinión sobre algunos de sus trabajos de Historia.

Cuadernos pedagógicos

En 1907, Adelina Méndez de la Torre inició la elaboración de los llamados Cuadernos pedagógicos representativos de su sistema de enseñanza, en el que es el escolar quien toma el papel activo de su aprendizaje. Es una maestra innovadora que además de utilizar aulas multiusos y las proyecciones luminosas aboga por las lecciones de cosas, los museos formados por los niños y los paseos escolares que cumplen en la escuela el fin de provocar el conocimiento verdadero.

También participó en representación del profesorado de la villa en la organización de la Exposición Nacional Escolar que se celebró en Bilbao. En 1910, fue nombrada vocal de la Sección de Estudios Pedagógicos de la Asociación Nacional del Magisterio Primario.

Ante la falta de materiales propios para el desarrollo del currículum de la Historia del País que fuera veraz, es decir, que estuviera apoyada en un conocimiento basado en las investigaciones y aportaciones científicas de los historiadores de la época, publicó diferentes materiales, entre los que destaca la Historia de las provincias vascongadas, en 1900, y la Historia de Vizcaya, en 1918.

Ella misma señala que, el objeto del libro es fomentar el gusto por el conocimiento de la historia, formar en un espíritu crítico al alumnado y conocer la historia del país desde una visión científica. Tiene, además, una finalidad eminentemente didáctica: intentar despertar aficiones entre el alumnado y dar a la niñez un conocimiento científico y contextualizado en el medio sociocultural.

Trabajó activamente en la organización de las colonias y fue ponente para redactar el Reglamento pedagógico que se aprobó en 1904. Un año después redactó el proyecto de reforma de las colonias escolares y redactó una memoria de las colonias de Bilbao con el fin de que el Ayuntamiento de Bilbao la presentara en un congreso sobre el tema a celebrar en Burdeos. Las colonias escolares fueron una actividad innovadora, siendo Bilbao el primer municipio que las estableció.

El 1 de febrero de 1911 tuvo la iniciativa de abrir la primera cantina escolar de Bilbao en la escuela de Concha. En la memoria de la primera cantina escolar establecida en Bilbao, plantea su propósito teórico apoyándose en la evolución histórica y funcionamiento de las cantinas europeas que tuvo ocasión de conocer in situ. Por este motivo presenta la de Milán como modelo a imitar en Bilbao, por dos razones: una, por ser fruto de la cooperación particular, y, dos, por ser fruto de una bien entendida autonomía municipal. La cantina empezó a funcionar con donativos populares y la aportación fija de ciertas personalidades bilbainas y vizcainas. Durante los catorce años que Adelina la regentó mantuvo su idiosincrasia inicial en cuanto al trato y atención personal a las niñas, y más tarde, a niños y niñas, a los que atendía conjuntamente para integrarlos a todos ellos en hábitos higiénicos y educativos relacionados con la alimentación saludable, buenos modales y convivencia. La cantina es seguramente su proyecto más personal. Fue una iniciativa de gran repercusión tanto social como educativa para la educación primaria de la villa.

La nueva escuela

La conferencia que impartió en 1918, en el primer Congreso de Estudios Vascos, La nueva escuela primaria en el País Vasco, la organizó en dos lecciones y fue publicada en las actas del congreso. Identificó las dos necesidades esenciales de las escuelas del País Vasco: el afianzamiento de su característica y el aumento de su cultura científica. En su discurso hace un recorrido por la historia de la escuela, su desarrollo en diferentes periodos, para afirmar que se necesitan medios adecuados para la educación y progreso, por lo que en el País Vasco es indispensable crear su escuela, "y ha de ser vuestra o no ha de ser". Defendió que la escuela primaria del país tenía que recoger el espíritu y la naturaleza o idiosincrasia de los vascos. Que debía ser una escuela apoyada en la lengua, la historia y la geografía propias, en la que el maestro será euskaldun". Para ella, hay razones históricas y de cultura que imponen la lengua euskera en la escuela, aunque defiende que las dos lenguas deben convivir en las escuelas primarias del País Vasco. Adelina se adelanta claramente a su tiempo, ya que plantea, tal como lo hacen otros pueblos de Europa, una educación bilingüe contextualizada en el medio sociocultural de los escolares. En este sentido, es importante, hacer constar que su planteamiento en relación al currículum escolar y a las materias a desarrollar en él, responden a lo que actualmente llamamos currículum vasco.

A pesar de no haber nacido en Bilbao, Adelina Méndez de la Torre logró identificarse con las necesidades de la villa de Bilbao, en una época, el primer cuarto del siglo XX, en la que empezaron a diseñarse las líneas maestras de la escuela vasca. A juzgar por sus conferencias, cursos impartidos, publicaciones e iniciativas personales en las escuelas que regentó, mantuvo una intensa actividad, en constante afán de superación y disconforme con los viejos moldes y la rutina diaria imperante en la mayoría de las escuelas elementales de la villa.