- Para este licenciado en Historia todo es relativo y considera que la pandemia va a ser a una oportunidad para las ciudades, sobre todo si se preparan para aprovechar las millonarias ayudas europeas.

Las ciudades han sufrido antes varias pandemias ¿se pueden comparar con el coronavirus?

—Lo he hablado con colegas historiadores y la reflexión es que, cuando se analice dentro de unos años, pasará como una pandemia más leve que otras de la humanidad.

¿A pesar de cómo se ha propagado?

—Eso significa que somos una sociedad avanzada pero de un fragilidad tremenda, aunque, también nunca se han dado pasos tan rápidos para conseguir un vacuna como ahora.

Entonces, ¿hay que ser positivos?

—Somos capaces de conseguir grandes hitos pero nadie nos quita la sensación de fragilidad. Hoy este bicho, mañana ¡vete a saber lo que vendrá!

¿El coronavirus desaparecerá sin más como anteriores pandemias?

—No. Como sociedad somos capaces y además estamos obligados a intervenir, algo que entonces era mucho más difícil.

¿Cuánto va a cambiar a Ebropolis la hoja de ruta aprobada en enero?

—Afortunadamente, las entidades de planificación estratégica hemos aprendido y ya no hacemos planes como si fuera un tablón rígido. Nos guiamos por marcos de referencia que podemos adaptar, aunque ningún plan estratégico estaba preparado para la llegada del covid.

Entonces ¿los planes sirven?

—Sí, se nos ha utilizado mucho y bien para generar propuestas de políticas comunes que se han establecido en los territorios urbanos. Se ha intentado buscar un acuerdo mayoritario porque han visto que las economías y las situaciones se han descalabrado tal y como estaban previstas.

¿Hay acciones concretas tomadas en su ciudad contra el covid?

—No, pero creo que lo importante ha sido que con la fórmula que hemos creado de participación de la sociedad civil y de los gestores políticos, se han visto obligados a utilizarla para llegar a acuerdos y tomar decisiones en cada ámbito propio.

La planificación a largo plazo no casa con la necesidad actual de actuaciones rápidas y concretas.

—Estos meses no hemos podido hablar de la huella de carbono y el tema medioambiental, ahora toca que la gente no se quede sin comer y pueda tener empleo. No podíamos ponernos exquisitos. La estrategia ha dejado paso a la necesidad.

Durante la crisis sanitaria ¿se han aprovechado las instituciones superiores de las ciudades?

Nos ha tocado ser los ejecutores en muchos casos de las politicas sanitarias que mandan. Pero hay una cuestión que abre un horizonte tremendo para que las urbes tengan un gran rédito, las ayudas europeas.

¿Llegará algo de esos 140.000 millones de euros prometidos?

—Por mucho que el Estado necesite, y que distribuya a las comunidades autónomas, a las ciudades nos va a llegar un dinero muy importante que nos va a permitir lanzar proyectos relacionados con el ámbito verde y digital que tenemos que aprovechar para modificar las estructuras de las ciudades.

¿En que aspectos concretos?

—En el urbanístico, en todo que tenga que ver con la movilidad, el tema de agenda urbana, de objetivos de desarrollo sostenible... nos tiene que dar mucho ánimo a las ciudades que hemos trabajado anteriormente en planificación. La labor realizada se va a ver rentabilizada.

¿Trabajan en proyectos?

Y no serán proyectitos. Deben ser de siete y ocho dígitos porque sino no se va a poder abordar la financiación prevista. Es muy cuantioso el dinero.

¿Y generarán empleo?

—Es el objetivo principal, una gran reactivación económica y de adaptación a nuevos puestos de trabajo de futuro, aunque otros se perderán. Hay que aprender a vivir con la contradicción. Cada avance generará situaciones imprevistas y dificultades.

Por ejemplo, el comercio cercano.

—Pues hay que cuidarlo, es lo que da la vida a las ciudades, decimos que se adapte a la digitalización pero en el momento que entren lo tienen muy difícil de ganar porque hay otros agentes de comercio que les dan mil vueltas. Es muy complejo, con riesgos, pero hay que asumir este futuro con ganas y la misma flexibilidad de los planes estratégicos.

Los foros digitales entre agentes planificadores, habituales estos meses, ¿son productivos?

Todos tenemos ansias de conocer qué hace la ciudad de al lado y del otro lado del charco. Es muy importante, ya que las ciudades no compiten sino que vamos a compartir.

Usted es especialista en movilidad, ¿cómo la intuye a medio plazo?

Ahora la movilidad en plena covid, se piensa con miedo, en cómo moverte sin contagios. Cuando pensemos en movilidad como transformación de la sociedad y las ciudades, será que ya hemos avanzado un poquito.

Dejaremos al covid aparcado.

Nunca mejor dicho, aunque creo que no nos lo van a hacer olvidar, tendremos que convivir con él, con un covid aletargado.

Y todo ello sin dejar a nadie detrás, en un brecha social.

Eso es clave. Las personas son el centro de todos nuestros objetivos.

Encuentros BM30. Hasta noviembre, la sociedad Bilbao Metrópoli 30 organiza una serie de encuentros, con el patrocinio de DEIA, sobre los retos de las ciudades ante la pandemia, en formato 'on line' y gratuitos. Se está contando con la participación de quienes dirigen los planes estratégicos de Donostia, Zaragoza, Bilbao, Barcelona, Málaga, Sevilla y Pamplona. El pasado jueves fue el turno del responsable de Ebropolis, la sociedad que trabaja en el futuro de la capital aragonesa.

"Cuando se analice dentro de unos años, esta pandemia pasará como una más leve que otras de la humanidad"

"Ahora toca que la gente no se quede sin comer y pueda tener empleo. La necesidad ha dejado paso a la estrategia"

"Hay una cuestión que abre un horizonte tremendo para que las urbes tengan un gran rédito, las ayudas europeas"