Playa, sol y arena. Pedro Campo no necesita nada más para ser feliz. Su casa de Castellón tiene todo lo necesario para desconectar. "Soy muy de playa. Descanso psicológicamente", admite. El coronavirus no le ha trastocado los planes con respecto a otros años, excepto el viajar entre pueblos. "He hecho la misma vida que otros veranos, pero con limitaciones", cuenta. Aunque la única variación que hubo fue una semana de retraso en sus vacaciones: "He sido aitite", dice orgulloso. Ahora se despide de su casa hasta el año que viene.